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REAL MADRID - BARCELONA

Ancelotti tiene un plan anti-Flick

El entrenador del Madrid señala a Vinicius y Mbappé como claves para castigar la defensa adelantada del Barça de Flick. La final de la Supercopa de España 2024, el mejor ejemplo.

Ancelotti tiene un plan anti-Flick

El Real Madrid llega a este Clásico con sensaciones encontradas. De hecho, se encontraron, unas y otras, dentro de un mismo partido, contra el Dortmund. Si el equipo blanco es el de la primera parte ante este Barcelona casi infalible en Liga (nueve victorias en diez partidos de Liga) y que además viene de arrollar al Bayern, mal asunto; si es el de la segunda mitad, en la que endosó un parcial de 5-0 al Dortmund, ya es otro cantar. Jugar en casa otorga cierto favoritismo en estos casos y la historia reciente también: el Madrid se ha impuesto en los cuatro últimos Clásicos.

Tres de ellos sucedieron la pasada campaña, con facturas bien diferentes. En Montjuïc, Bellingham le dio la vuelta a un partido que pintaba culé con un doblete; en el Bernabéu hubo un intercambio de golpes en el que el Madrid pegó más fuerte gracias a un Lucas Vázquez inspiradísimo; y luego estuvo el de Riad, en la final de la Supercopa, el más contundente y del que le conviene a Ancelotti extraer más lecciones de cara al duelo de mañana, con un 4-1 que habla por sí mismo.

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A los diez minutos mandaba el Madrid en el marcador por 2-0 gracias a dos tantos con un denominador común: la velocidad de Vinicius castigó la arriesgada propuesta del equipo entonces entrenado por Xavi, sobre todo en lo relativo a la defensa adelantada. En el 1-0, Bellingham conectó con Vini cuando la zaga se encontraba a 41 metros de la portería; en el 2-0, un pase profundo para Rodrygo con la defensa a 52 metros de Ter Stegen fue la antesala del remate a placer del 7 del Madrid. Ese fue el plan de Ancelotti ese día y mañana apunta a ser la base de su propuesta, de su plan anti-Flick con el que recortar los tres puntos de ventaja que el Barça el lleva a los blancos, con Mbappé y Vinicius como cooperadores necesarios.

El equipo culé se distingue desde la llegada del alemán por su presión alta y por lo mucho que adelanta la línea defensiva, comprimiendo a sus diez jugadores de campo en unos pocos metros, casi siempre en territorio contrario. Eso produce beneficios, aunque también tiene contraindicaciones. Los dos últimos goles que ha encajado el Barça así lo demuestran: ante el Bayern, un cambio de orientación del central Kim con la zaga a 52 metros de su portería fue el germen del tanto anotado por Kane; y frente al Sevilla un pase desde la frontal del área de los andaluces fue suficiente para dejar solo ante Ter Stegen a Idumbo, que pilló a la defensa prácticamente sobre la divisoria, algo que minutos antes ya había hecho Lukebakio, cuyo gol fue anulado por fuera de juego.

Del “no cambiaremos” al “nos podemos adaptar”

Ahí está la clave del plan de Carletto: utilizar la velocidad y clarividencia de cara a la portería contraria de Mbappé y Vinicius (ocho goles cada uno entre todas las competiciones) para castigar la ambición de un Flick que, antes de enfrentarse con el Bayern, se mostró confiado: “No cambiaremos nuestra forma de jugar”. Es normal la confianza del alemán, pues su equipo aplica a la perfección la táctica: es de largo el equipo que deja más en fuera de juego a sus rivales en las cinco grandes ligas (65 veces, casi el doble que el segundo, el Brighton, con 34; el Madrid, apenas 14) y en la Champions (16, por sólo 6 de los blancos). Aunque tras el 5-1 al Sevilla de la última jornada de Liga, no negó posibles cambios en función del duelo: “Tenemos nuestra filosofía pero cada partido es diferente y nos podemos adaptar”.

Es muy probable que este partido ante el Madrid sea uno en el que Flick deba adaptar la propuesta para evitar que los delanteros blancos hagan estragos como en la segunda parte ante el Dortmund. Aunque no todo depende de ellos. Necesitan también que los balones lleguen, de ahí que Modric parta con grandes posibilidades de repetir en el once junto a Bellingham y Valverde, quedando una plaza del centro del campo a repartirse entre Camavinga y Tchouameni. La presencia en la media del primero daría a Ancelotti una variante diferente en defensa: Tchouameni podría ser central y, con ello, Militao pasar al lateral para centrarse en Raphinha, en estado de gracia tras sus tres goles al Bayern. Pero es, en cualquier caso, una opción remota. Lucas tiene crédito.

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