RAYO VALLECANO | ÁLVARO GARCÍA
Álvaro: “Éramos los pesados de la Liga, ojalá lo seamos aún más”
El extremo está en racha. Todos los goles de la pretemporada rayista llevan su firma. Los franjirrojos confían en que nadie se lo lleve en lo que resta de mercado. Ni la Premier, ni Iraola.
No diga gol, diga Álvaro García. El extremo zurdo (Utrera, Sevilla, 1992) no para y sale a diana por amistoso. Ha visto portería contra Panathinaikos, Charleroi y Oporto y se frota las manos pensando en su próxima víctima, el Valladolid. Está de dulce y sus compañeros lo saben. La afición, también. Todos temen que de aquí al cierre del mercado —el próximo viernes 1 de septiembre a las 23:59 horas— puedan expoliarles a uno de sus mayores activos. Se habló de la Premier y de Iraola, ese técnico que le dio la confianza para sacudirse el sambenito de fichaje más caro y convertirlo en uno de los buques insignia del Rayo. Un Rayo ahora en construcción. Los tiempos han cambiado. Quizá no tanto la idea. Álvaro está feliz y se le nota, con sus risas, sus bromas... con su inseparable Salvi y sus tatuajes futboleros. El brazo izquierdo le recuerda su debut en Primera con el Granada y ahí se asoma también un dibujo de su hijo Álvaro celebrando uno de sus goles, con las manos pellizcándose los mofletes, el mismo gesto que el utrerano repite una y otra vez. Se está hinchando y promete seguir el festín en Liga, con la Franja, de la que está siendo capitán en este período estival. El futuro es una incógnita, pero el presente está para disfrutar. Para celebrarlo. Para seguir marcando y sonriendo...
—¿Qué tal la pretemporada?
—¡Intensa! Son momentos de correr, meter carga... El equipo ha ido de menos a más. Al principio cuesta. La idea del míster es muy parecida a la que teníamos. Las bases están, pero mete sus pequeñas cosas y es cuestión de asimilarlas.
—Hábleme de Francisco...
—Quiere verticalidad, que nos asociemos por dentro, no volvernos locos en la salida de balón… Ahora está metiendo un poco más de estrategia. Sabe nuestras características y las intenta explotar.
—¿Cómo está viendo a los nuevos? A Flo ya lo conocen...
—¡Sí, del año pasado! Coincidí dos temporadas con Aridane en Cádiz y al Pacha lo conocía de oídas por Salvi. Hay muy buen grupo y eso ayuda a la adaptación. Nos van a aportar mucho.
—¿Qué sabe de su otra mitad de los García? ¿Cómo le va a Fran en el Madrid?
—Hablamos justo antes de que se fuera de gira americana. Se lo merece. Además de ser buen jugador, es un tío espectacular. Seguro que, cuando se suelte de ese nerviosismo y esa vergüenza del principio, arrasará. Tendrá muchos minutos y los va a aprovechar. A pesado no lo gana nadie (risas).
—Ahora habrá que buscar otro nombre con el Pacha…
—¡Ojo! Su segundo apellido es García también (risas). Nos va a dar bastante experiencia y seguridad atrás porque conoce bien LaLiga y Vallecas.
—La afición, sus compañeros… No quieren que se hable mucho de usted no sea que venga la Premier y se lo lleve.
—De momento, tengo contrato. No sé si vendrá algo o no. Queda un mes y no sé decirte, sólo que llevo mucho aquí y que estoy feliz y mi familia, también.
“¡Ojo! Ese es el segundo apellido del Pacha. Nos va a dar mucho”
—¿Le consta que hay interés de Inglaterra? Se habló incluso de que lo quería Iraola…
—Eso lo lleva mi repre. Hasta que no llegue nada claro intento estar al margen porque si no te vuelves loco. Te creas muchos pajaritos y es mejor estar centrado en lo tuyo. Olvidarte.
—Ha lucido el brazalete de capitán en varios amistosos. ¿Qué sintió?
—¡Orgullo! Jamás pensé que iba a estar seis temporadas aquí. Cuando llegué las cosas empezaron difíciles, no encontraba mi sitio y con Iraola me resultó todo más fácil… Todo salió mejor.
—¡Hasta el punto de que siempre suena para la Selección!
—Sabemos que ir es complicado. Estamos en el Rayo, no en otro equipo con más visibilidad. No sé si es por eso o por qué, pero si sonamos para la Selección significa que lo estamos haciendo bien... Ese es un sueño por cumplir, representar a tu país debe ser único.
—¿Hemos visto ya su mejor versión?
—Bueno, cada vez voy siendo más mayor (risas). Intento cuidarme al máximo y ojalá sigan saliendo las cosas como en los últimos tiempos. Me divierto cuando juego.
—¿Cuál es el objetivo?
—Mantenernos, sin duda. Encadenar otra permanencia sería muy bueno. Y en lo personal, tratar de ayudar al equipo con goles y asistencias.
—¿Es la nostalgia la peor enemiga del Rayo?
—Puede ser. Debemos ser conscientes de que es una temporada con muchos cambios y quizá las cosas no vayan tan rodadas como en otras atrás. Es lógico. Los cambios, cuando son tan drásticos, cuestan. Hay que adaptarse. El trabajo de pretemporada está siendo bueno y se van viendo cositas...
“Tengo contrato; no sé si vendrá algo, sólo sé que aquí estoy feliz”
—A Gündogan sus compañeros le han avisado de que Vallecas no es un campo fácil…
—Si le han dicho que somos jodíos es bueno. El año pasado yo lo repetía mucho, que éramos los pesados de la Liga y éste espero que lo seamos aún más.
—¿Qué momento le ha marcado más en el Rayo?
—El ascenso. Me quité un peso de encima por eso de ser el fichaje más caro, que si no rendía… Esa temporada lo hice y metí gol en Montilivi encima. Me faltaba confianza porque no jugaba cinco o seis partidos seguidos. Andoni y mis compañeros me ayudaron. Y el momento que más me marcó en mi vida fue la paternidad. Mi hijo nació en 2020, durante la pandemia. Eso lo cambia todo.
—¿Su hijo Álvaro va para futbolista?
—Ahora le está dando por el fútbol un poco más. Se quiere poner todos los días la camiseta del Rayo (risas), se lo pide a la madre. Le encanta la roja. Quiere ser futbolista.
—¡Le ha salido rayista!
—Nació en Sevilla y allí son o del Sevilla o del Betis. A él le preguntan por la calle y es del Rayo. La gente flipa.
—¿Recuerda sus orígenes en Utrera?
—Yo de pequeño jugaba mucho en la calle, que es algo que se está perdiendo y es lo que más forma futbolistas. Recuerdo cuando venía Reyes, con su coche, en la época del Arsenal. Era un ídolo para todos los utreranos. Luego han salido más, como Ceballos...
—¿Qué pensaron cuando se dijo que Osasuna no iba a la Conference?
—Osasuna se lo merecía. No hubiera entendido que lo dejaran fuera. A nosotros se nos escapó el día del Espanyol… Ahí estuvo.
—¡Qué poco ha faltado para lograr cosas muy grandes!
—¡Literal! Ha sido muy bonito para quienes estamos acostumbrados a sufrir siempre... Y ver el final de Liga tranquilo no tiene precio. Ojalá este año sea igual.