Al Espanyol le conviene el Girona
El ascenso de los rojiblancos, de antiguo aliado a rival con morbo, añade motivación al equipo, entradas a despachar y resta kilómetros a los desplazamientos en LaLiga 2022-23.
Viral se hizo en el entorno perico el vídeo en que unos pocos aficionados del Girona aprovechaban la celebración del ascenso, la noche del pasado domingo, para acordarse del Espanyol. Una anécdota que añadir a unos últimos tiempos en que la buena relación de antaño –basada en la cesión de jugadores blanquiazules a Montilivi, que aún ha continuado decisivamente esta campaña pasada con Pol Lozano– se ha tornado rivalidad.
Al Espanyol le conviene el Girona, piensan desde muchos estamentos del club, movidos por argumentos meramente objetivos, que escapan al debate sobre la cuota mediática que le corresponderá a unos y otros, o al favor desde las instituciones. Ese mismo morbo que se desprende de los enfrentamientos del último lustro, desde que el Girona subió por primera vez a la elite en 2017 y hasta el paso de los pericos en Segunda, hace que salten chispas y que la motivación y la alerta de los jugadores esté bien despierta durante toda la semana. Más que si hubiera subido el Tenerife, la otra posibilidad. Una suerte de ‘miniderbi’.
Y esa cercanía con Montilivi añade una doble ventaja respecto a los tinerfeños. Por un lado, se asegurará el Espanyol (y viceversa) una taquilla mucho más generosa con la visita del Girona, cuyos aficionados tendrán el RCDE Stadium a tiro de piedra. No en vano, su director deportivo, Quique Cárcel, ha sido un asiduo en las últimas temporadas. Por otro, esos mismos 110 kilómetros que separan un estadio de otro suponen un ahorro de energías para los futbolistas y económico para los clubes.
En el balance entre los descendidos (Alavés, Levante y Granada) y los recién ascendidos (Almería y Valladolid, además del propio Girona), el Espanyol seguirá teniendo dos viajes en avión y uno por carretera, pero se ahorrará 164 kilómetros: de 1.778 a 1.614. Y los seguidores cambiarán un Ciutat de València que quedaba a unas tres horas en coche por Montilivi, a apenas una hora de Barcelona.