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OSASUNA

Aimar, el debut soñado de todo futbolista

Ya había debutado con el primer equipo, pero el viernes lo hizo como titular, en Primera, en El Sadar y marcando.

Aimar Oroz, feliz, celebra su gol junto a Chimy Ávila.
Oskar Montero

Jagoba Arrasate tenía los ojos puestos en Aimar Oroz hacía tiempo. De hecho, este verano no ha sido el primero que el navarro ha hecho la pretemporada con el primer equipo. Debutó con el primer equipo rojillo en 2019, con sólo 17 años. Fue en un Córdoba-Osasuna, cuando los rojillos estaban todavía en Segunda.

El centrocampista fue una pieza clave la pasada campaña en el filial rojillo y sus actuaciones con el primer equipo esta pretemporada han sido destacadas. El club tiene hace tiempo claro el potencial del chaval y en junio renovó hasta 2026, ampliándose su cláusula hasta los 28 millones de euros.

El viernes, ante el Sevilla, fue la sorpresa del once de Arrasate y no lo pudo hacer mejor. Cumplió su sueño de debutar en Primera y en casa con Osasuna y estaba cuajando un buen partido, con pases precisos, pero lo mejor estaba por venir. En el minuto 72, el colegiado del encuentro pitó penalti. En principio iba a ser Chimy Ávila el encargado de lanzarlo pero el joven, se sólo 20 años, le pidió al argentino que le dajara lanzarlo y este accedió. Aimar marcó. Su primer gol como profesional, en Primera, con la camiseta de Osasuna, en casa, ante un estadio que enloquecía coreando su nombre.

Aimar, que admitía que apenas pudo contener las lágrimas tras marcar, comentaba tras el partido: “La verdad es que no podía haber salido mejor. Primera titularidad, primera vez con El Sadar lleno, gol, victoria contra el Sevilla. Ha sido el debut soñado”. Al canterano le costaba explicar qué sintió: “Ha sido un cúmulo de emociones increíble. Llevaba toda la vida soñando con esto. Ha llegado y ahora hay que seguir”. En cuanto al lanzamiento del penalti, decía: “La ha cogido Moi y he ido a pedírselo. Se lo ha dado a Chimy y directamente me ha dado el balón. Se lo agradezco. Éramos yo, el balón y la portería. Sabía que iba para dentro. Probablemente sea el día más feliz de mi vida”.