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REAL VALLADOLID

Paulo Pezzolano ‘El Uruguayo’

La fuerza imparable del técnico y la afición, objeto inamovible, se han mantenido en colisión hasta el ascenso del del Real Valladolid.

Actualizado a
26/05/24  PARTIDO SEGUNDA DIVISION 
VALLADOLID - VILLARREALB VILLARREAL B FILIAL 
ALEGRIA CELEBRACION ASCENSO A PRIMERA
PRG PHOTOGENICDiarioAS

El ascenso a Primera División del Real Valladolid puede definirse, que no explicarse, con la paradoja de Batman y el Joker; con el choque entre una fuerza imparable y un objeto inamovible. El protagonista fue el vestuario comandado por Paulo Pezzolano. Su antagonista fue una afición inquebrantable en su ánimo de despedir al entrenador, que bramó en su contra casi en cada partido disputado en casa. Incluso, en algunos momentos previos a la remontada que desencadenó la fiesta.

Descafeinada esta, al carecer de presentaciones y discursos, transcurría en el césped sin la comunión de otros ascensos. Con las familias en el campo, Pezzolano sonrió, al fin, con la suya; jugando con sus tres hijos, correteando con ellos con algún niño más, mientras su mujer, a la que agradeció públicamente el apoyo con un nudo en la garganta, grababa con una sonrisa el momento. Después de tanta presión, de tanta tensión y de días complicados, muchos, en los que sufrió de puertas para adentro y en privado, con su gente más próxima, se concedió, al fin, el respiro del guerrero.

Lo hizo después de decir lo que pensaba. Porque no se le pueden negar al técnico dos rasgos: es genuino y franco, aunque duela o aunque pueda parecerle a otros que el instante escogido no es el más adecuado. De las entrañas le salió explayarse en la rueda de prensa posterior sobre lo que había sentido. “No fue un año bueno. Yo nunca vi que se vaya a otro lugar a hacer lo que se hizo este año. Había mucha manipulación por detrás; esto no fue normal, de ustedes ni de la gente”, dijo. El reproche, que lo fue, provenía de lo más profundo de la persona que tan mal lo pasó durante el curso.

Orgullo charrúa, orgullo de familia

El entrenador uruguayo comenzó su alocución mostrando el sentimiento de pertenencia a su país, que impregna sus poros y le ebulle por dentro en forma de carácter irredento y pasional. “Los uruguayos tenemos cosas que en otra parte del mundo no hay: rebeldía y, como dicen ustedes, cojones. Somos tres millones y eso lo llevamos en la sangre. Estoy muy orgulloso de eso”, aseveró. Encerraban sus palabras un grito de desahogo resiliente, de quien se blindó y tiró de orgullo para seguir adelante con el objetivo de devolver al Real Valladolid a Primera División.

En sus discurso tuvo también palabras hacia Ronaldo Nazário, hacia Paulo André, hacia Bruno Mazziotti... “Gente que sabe de fútbol”, deslizó. Con todo, el mensaje más clarificador, sin embargo, fue cuando habló de sus padres y de sus hijos menores. “Me decían siempre ‘papá, quiero ir al estadio’, y yo no quería que escucharan eso”; esos gritos en su contra que, quizás, después de esas carreras sobre el césped y esos juegos, se hayan borrado de sus mentes y no necesitasen ser explicados como sí habría sido necesario en un escenario diferente al del ansiado ascenso.

En la misma celebración, el director general del club, Matthieu Fenaert, tuvo palabras para él: “Hay que tener las espaldas muy anchas para poder aguantar lo que ha aguantado. A pesar de las adversidades, ha tenido las ideas muy claras y no ha cambiado su línea de trabajo. Cuando había mucha presión para cambiar al entrenador, nosotros sabíamos que íbamos a subir con él. Le agradezco muchísimo su labor, porque no ha sido fácil, aunque los resultados están ahí. Yo le quiero mucho”.

Gritos y “equivocaciones”

En una línea parecida, con un tono mesurado, se manifestó Ronaldo el lunes en el Ayuntamiento, defendiendo que, “con el ascenso, ha probado que es uno de los mejores entrenadores y que la apuesta fue buena” por el uruguayo. “Tenemos que tener todos la humildad de entender que podemos equivocarnos. La afición ha estado con nosotros siempre y lo que tiene que hacer es disfrutar y no pensar en el futuro”, dijo el presidente, que debe tomar decisiones en las próximas semanas.

No en vano, la misma continuidad de Pezzolano, aunque ha renovado su contrato automáticamente después de subir, supone tomar una decisión respecto al futuro del club y a una figura controvertida, que lo fue desde su llegada, más aún con el descenso y, más si cabe, cuando los resultados y el juego no eran los mejores. Tan poco tardó la grada en expresar esas dudas que empezó a hacerlo a finales de agosto, cuando el equipo cayó en Alcorcón. Quizás por la falta de fichajes, el foco de las protestas fue Ronaldo... pero pronto empezó la muletilla del “Pezzolano, dimisión”.

Este mantra, que él mismo repitió en el balcón de la Plaza Mayor, de manera grácil o irónica, le ha acompañado independientemente de los resultados, ya fuera ganando 3-0 al Real Oviedo o se estuviera jugando la vida contra el Villarreal B. Cargó con ese peso en las espaldas, reprochando alguna vez a la hinchada su forma de actuar, mientras dentro del vestuario ganaba más y más fuerza. Consiguió, así, crear una falange militar que, entretuviera mucho, poco o nada, ha acabado en Primera.

Ofertas y futuro

Aunque el logro conseguido en el campo haya supuesto la ampliación de su vínculo, y aun cuando advirtió de esto último durante la celebración, el futuro del uruguayo es una incógnita en tanto en cuanto el pasado ha sido convulso. En su entorno llevan meses explicando que la temporada, como él mismo dijo en público, fue muy difícil, y que lo ha pasado mal. Tanto que, hace unas semanas, ya con el equipo inmerso en la racha que ha desencadenado el ascenso, había quien afirmaba que lo roto era irreparable... y que él, de hecho, tenía esa sensación.

Dentro de los momentos duros que ha vivido, especialmente le afectaron, entre otros, los cánticos “contra los brasileños” del pasado mes de octubre. A pesar de ellos, se siguió refugiando en los suyos, construyendo un búnker alrededor del vestuario y desoyendo a quienes le pedían que se fuera, tanto porque no le querían en Valladolid, donde alguna vez realizó alguna declaración que avivó la polémica -algo que él mismo ha reconocido- como porque le valoraban más en otro lugar.

Con el cambio de temporada en Brasil, el pasado mes de enero, recibió una propuesta muy fuerte por parte de un gigante dormido como es São Paulo para ocupar un rol prácticamente de ‘manager general’, desempeñado por momentos en Zorrilla solo de facto. Aunque en las oficinas no llegó a cundir el pánico, tal era el interés del club paulista que quería abonar su cláusula de rescisión. La oferta parecía irrechazable... pero decidió rechazarla a cambio de un compromiso, a la postre, extenuante, por cuantas cosas pasaron en los meses siguientes. Logrado el ascenso, queda por ver si, como el pan aquel, volver a Primera lo aguanta todo.

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