Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

QATAR 2022 | COSTA RICA

Luis Fernando Suárez: “Luis Enrique es coherencia y eso genera credibilidad”

El técnico de Costa Rica analiza en AS las expectativas de su equipo en esta Copa del Mundo, empezando por su duelo contra España.

Doha (Qatar)
Luis Fernando Suárez.
Luis Fernando Suárez.Alex Caparros - FIFAGetty

Sufrió, pero Costa Rica vuelve a estar en el Mundial.

La manera en la que se consiguió lo hizo mucho más valorable. Hubo un momento en donde no se daba una peseta por la clasificación, de ninguna manera se pensaba que Costa Rica podía clasificarse por los inicios que tuvo en la eliminatoria. Después el grupo se fue metiendo, no buscando únicamente el objetivo por conseguirlo, sino de qué manera se podía conseguir la unión. Y al final fue como una novela con un final feliz. Es mi tercera vez, puede parecer algo cotidiano, pero esta es muy especial.

Demostraron dureza mental hasta esa repesca.

Era en una situación bastante especial, porque aun siendo el repechaje se jugaba a un partido y en un lugar neutral. Lo valoramos mucho.

¿Cómo llega a Costa Rica a esta Copa del Mundo?

Para mí una palabra que hoy me agrada y que lo he visto en el grupo es que está muy enfocado en los objetivos y ahí es donde está la clave. Obviamente, sabemos las calificaciones que tienen los equipos a los que nos vamos a enfrentar. Pero tenemos una buena cantidad de jugadores que ya vivieron esto mismo en el 2014 y con mayor dureza. Han estado enfocados cuando la cosa no funcionaba y cuando la cosa funcionó, también. A veces los latinos nos infravaloramos pensando que se consigue el objetivo si el rival es débil y no se consigue si es muy grande. Lo que se veía aquí en Latinoamérica es que Nueva Zelanda era el último rival mundial débil, pero el equipo siguió enfocado en que iba a ser muy difícil, como lo fue. Esto se hace con compromiso, esto se hace con experiencia, esto se hace con alegría.

Habla de que tiene un conglomerado de experiencia y también jugadores jóvenes. ¿Este paso que dieron contra Nueva Zelanda cree que también puede ser una ventaja competitiva en cuanto a la mentalidad con la que van a llegar sus futbolistas?

Todo ha sido experiencia no solo la repesta, sino también el empezar tan mal como se empezó en las eliminatorias. De siete partidos en la primera vuelta, hicimos seis puntos, pero en los siguientes siete partidos hicimos 19 puntos de 21 posibles. El haber vivido una cosa tan adversa, el haber y vivido después algo tan bueno como se dio, nos demostró que sí éramos capaces de todo.

Despreciar a Costa Rica es un error que ya se ha cometido otras veces…

Es que es muy especial jugar un Mundial y eso pone el listón mucho más alto. A mí también, porque no es solamente lo del 2014, pues lógicamente es llegar a cuartos de final después de un grupo durísimo y solamente perder por penaltis, sino también en 1990, el de la primera participación, donde el equipo fue también protagonista. Aquí solamente me piden seguir siendo protagonista. Lógicamente, también debemos ser claros y reconocer la capacidad de los rivales, estamos pensando bajo ese respeto que tenemos por ellos.

Ese grupito de futbolistas veteranos que llegan curtidos de Mundiales, ¿qué le transmiten?

Seguridad, es lo más importante. La experiencia vivida por ellos y que contagiarán a los que no lo han vivido para que los demás puedan pensar que se puede lograr. Para mí como entrenador es una ventaja el que tenga seis o siete jugadores que hayan ya ha vivido esa situación de enfrentarse a un grupo tan fuerte como el que ya tuvieron en 2014.

Es imposible hablar de Costa Rica y no mencionar a Bryan Ruiz, una leyenda que se retira en esta Copa del Mundo. Es su líder.

Lo mejor de Bryan es que es una persona demasiado inteligente y sabe, sabe cuáles son los roles que debe tener siempre con la selección. Usted menciona lo de liderazgo, es alguien que genera eso. Es un modelo a seguir. Él sabe que es desde que entra en la concentración, hay situaciones en las cuales puede ayudar a mejorar a otro. Me parece que cumple un rol demasiado importante en la selección, que no necesariamente se da solamente cuando el balón está rodando. Su rol es mucho más importante.

Y no sólo Bryan Ruiz. Joel Campbell también le aporta mucho en eso.

Es un veterano de 30 años solamente, lo que pasa es que lleva muchísimo tiempo jugando al mayor nivel de fútbol internacional. Pero lo que más me gusta de este Joel Campbell es que, cuando lo conocí se le admiraba sólo por las cosas increíbles que hacía en el Arsenal. Pero hoy, a sus 30 años, es un hombre sumamente maduro, que sabe para dónde va, qué es lo que quiere. Habla muy bien, ya que no es única y exclusivamente el juego bonito, lucido. Entiende que tiene ciertas condiciones. Está, como decimos los entrenadores, en esa parte de su carrera, en la cima. Hay que saberlo aprovechar. Tiene unas ganas inmensas de jugar este mundial.

Como Keylor, después de no haber podido jugar en el PSG. ¿Le preocupa?

Lo de Keylor es demasiado especial. Es el mejor ejemplo a mostrar en determinado momento de las situaciones adversas y como él de esas situaciones adversas es capaz de salir adelante, porque ésta no es la primera vez que le toca hacerlo. También cuando estuvo en el Real Madrid ya le pasó, le tocó pelear y pelear duro. Así es él. Es un guerrero, en descanso en este momento, pero un guerrero que no se distrae. Lo venimos hablando con él, esa obsesión, como también era la mía, de clasificarnos para el Mundial. Y lo logró. Y él cuando se propone metas a conseguir, las consigue. Aún sabiendo lo difícil que son. Este Mundial lo está viendo como un objetivo claro, tiene que mostrar nuevamente lo valioso que es como como arquero.

En ese afán de Keylor de continua revancha está encuadrada esa famosa charla que le dio al grupo antes del partido contra Estados Unidos. Se lo jugaban todo y él generó una comunión inmensa.

Lo más bonito de todo es que fue una situación que no estaba orquestada ni prevista ni manipulada. Es algo que sale del corazón. Lo que tenía que decir y, sobre todo, a quién le tenía que decir las cosas. A los jugadores más jóvenes, a los chicos. Había un chico que todavía no había cumplido 18 años y estaba siendo titular ese día. Había jugadores que por primera vez iban a jugar una eliminatoria y lo que él les dijo, les dio una fortaleza tremenda. Yo había terminado la charla técnica, pero podía dejar de lado todo lo que había hablado de táctica. Sí dejo solamente esa charla de Keylor Navas ya hubiera valido. Esa es la verdadera charla técnica. Esa clase de situaciones en las que alguien hace las cosas como le salen desde el alma y desde el corazón.

Por encima del rendimiento, España tiene una forma de jugar, un sello. ¿Cómo analiza al equipo de Luis Enrique?

Se habla mucho de jugadores claves, pero lo importante es lo que usted dice. Que el equipo funcione bien, aunque un jugador se cambie por otro. Que el equipo siga teniendo su identidad. Y España la tiene. Se tiene que afrontar con mucha seriedad. Defensivamente es muy sólido y eso no lo podemos olvidar. Debemos mejorar un poquito más en ataque. Creo que eso nos falta. Buscamos eso, no solamente para España, sino también en todos los demás partidos.

España tiene a jugadores jovencísimos que están rindiendo al máximo nivel ya como Pedri o Gavi.

Es el caso de jugadores que se vienen saltando etapas. No solamente el caso de estos dos que se menciona, por ejemplo, también el caso del de Alcaraz en el tenis, y en el caso mío específico, por ejemplo, yo tengo a Jewison Bennette. A los 17 años jugó su primer partido sin haber pasado aún por la primera categoría en Costa Rica. Hoy se están presentando jugadores que se saltan ya la barda y eso es bueno y necesario para el futbol. Y al mismo tiempo, hay longevidad. Tengo el caso de Bryan Ruiz, que tiene 38 años y sigue siendo una persona importante para el equipo.

¿Dónde observa los puntos débiles que puede tener España?

Hay que aprovecharlo bien y en su momento, con la mayor velocidad, no física sino mental, hay que aprovechar esos momentos. Hemos venido trabajando con el grupo desde la última fecha FIFA en ello. Las situaciones que pueda tener cada equipo y sus debilidades. Hicimos un taller, les presentamos a cada uno los equipos e incluso les grabamos en una memoria pendrive a cada uno lo que tenían que estudiar. Sabemos en lo que es fuerte España y cómo tenemos que responderle, pero también España algunas situaciones que tenemos que saber aprovechar. Espero y confío en que cada uno de los jugadores haya el momento libre para coger esa memoria, ponerla y recordar lo que ya les mostramos en persona.

Además, está Alemania en el grupo. ¿Cómo analiza esta nueva etapa con Flick en el banquillo?

Muy fuerte. No solamente por esa situación que es muy parecida a la de España, de tener la pelota, de tenencia de balón. También de mucha agresividad en la recuperación, de tener mucha densidad de ataque, de tener mucha movilidad, sobre todo en el juego interior de esos extremos que al final juegan por el centro. Es un equipo que tiene un montón de cosas, muchas variantes y eso lo hace muy fuerte.

¿Le da la sensación de que de que le tocó el peor grupo posible?

Es que está Japón también. Un equipo ágil, un equipo tácticamente aplicado, como todos los japoneses. Inteligentes, aplicados... En el caso específico de países como Costa Rica, uno no puede decir nunca que va a jugar con la más fácil. Siempre va a haber un equipo europeo o un equipo suramericano en el grupo, que siempre va a tener esa situación de tener que estar peleando con la más fea. Es normal. Cambiará el día que Costa Rica llegue, por ejemplo, a ser una potencia mundial y que ya lo vean de una manera distinta.

¿Cuál es el sello de Costa Rica?

Unidad. Creo que es lo que más nos ha llenado. Y no solamente unidad en el juego, porque es un equipo compacto, sino también en la forma de pensar. Me parece que en ese sentido mis jugadores están muy metidos, enfocados en cuál es el compromiso que tienen. Cada vez que yo hablo con ellos, me hablan de querer estar y de querer estar bien.

A veces utiliza tres centrales y otras, línea de cuatro. ¿Con qué se siente más cómodo?

Como entrenador, casi siempre busco jugar con cuatro, pero soy consciente de que en determinado momento y por las circunstancias, nos sentimos cómodos jugando con línea de cinco. Va a haber variantes, alternaremos.

El Mundial tiene la singularidad de jugarse en mitad de temporada, cuando el jugador europeo llega a uno de sus picos de forma.

Estoy totalmente de acuerdo con ustedes respecto a eso. Va a ser un Mundial totalmente diferente, porque al final de la temporada hay jugadores cansados, a veces lesionados y casi que el jugador a veces ni quería estar o estaba por compromiso. Se pensaba era en cómo manejar esa carga de todo un año. Hoy es realmente diferente, hoy es un jugador empezando la temporada, donde seguramente va a estar mucho, mucho más ágil y fresco eso es bueno. Además, en los anteriores mundiales eran vuelos de tres y cuatro horas. En Brasil había vuelos casi casi de duración internacional. En Rusia, igual. Aquí es todo en la misma ciudad. Entonces tiene un montón de situaciones distintas, diferentes, que lo hacen atractivo, especial.

¿Qué piensa de Luis Enrique?

Un grandísimo entrenador que ya, aun siendo una persona que lleva relativamente poco tiempo dirigiendo, me parece que ha hecho las cosas bien. Lo que más me gusta es que tal cual jugó, él lo refleja cuando dirige, es coherencia. Eso es bueno. Un entrenador que tiene coherencia genera credibilidad. Se trata de llegar a puntos máximos, da igual el nivel del equipo, es cuestión de buscar ser protagonistas. Yo cuento una anécdota después del Mundial 2006, cuando a los entrenadores que habíamos dirigido allí nos invitaron al informe técnico. Recuerdo que Domenech nos habló y nos confesó que les decía antes de cada partido a sus jugadores que iban a jugar la final, pero se reprochaba que lo que nunca les dijo que iban a ser campeones y que por eso Italia ganó. A mí se me quedó esa frase marcada. Siempre pienso que en determinado momento uno no puede coartar libertades, no puede cortar alas, no siempre se necesita un permiso conseguir las cosas más altas. Lógicamente, hay que remar y remar, pero nunca quitarse esa sensación de querer ser protagonista.