MIGRANTES DEL BALÓN | MUNDIAL DE CLUBES
Gerard Garriga: de huir del fútbol a enfrentarse a Benzema en el Mundial de Clubes
El centrocampista español disputará esta semana su segundo Mundial de Clubes con el Auckland City, con el que acumula dos Champions de Oceanía.
Pocos futbolistas españoles pueden presumir de haber ganado dos Champions League. Y, por desconocido que sea su nombre, Gerard Garriga (El Morell, Tarragona, 1993) es uno de ellos. El centrocampista catalán cuenta con una historia de lo más peculiar: en 2017 jugaba en el modesto Atlétic Alpicat, pero decidió viajar a Nueva Zelanda para aprender inglés y su vida dio un giro de 180º. “Fui con la idea de desconectar del fútbol, pero al cabo de unos meses empecé a echarlo de menos. Una cosa me llevó a la otra y aquí estoy, jugando en Auckland City”, reconoció él mismo hace poco más de un año en diario AS. Visto así, puede parecer fácil hacer la maleta, viajar al otro lado del mundo y convertirse en un jugador de renombre. Pero la biografía de Garriga está repleta de ‘noes’ y es por eso por lo que tiene tanto mérito que esté a las puertas de disputar su segundo Mundial de Clubes, en cuyos octavos de final se enfrentará al Al Ittihad de Karim Benzena, N’Golo Kanté o Fabinho.
De querer desconectar del fútbol a buscar equipo “como un loco”
Gerard Garriga buscaba “vivir una experiencia” en Nueva Zelanda, pero lo que no esperaba es que su aventura en las antípodas estuviera tan ligada al fútbol. “En España, mi día a día era fútbol, fútbol y más fútbol. Por eso quería desconectar y hacer otro tipo de planes los fines de semana. Pero pasados unos meses empecé a echarlo de menos y me puse a buscar equipo como un loco. Tenía contactos e hice pruebas en todos los equipos de Primera, pero nadie me dio una oportunidad. Todos me dijeron que no era lo suficientemente bueno, pero seguí trabajando para cambiar su opinión”, recuerda Gerard Garriga. Escuchar que no eres lo suficientemente bueno habría sido suficiente para que otros muchos desistieran, pero Garriga siguió intentándolo: “En uno de los equipos en los que estuve a prueba nos sacaron los guantes de boxeo e hicimos una sesión de boxeo. Llegué tan contento con mis botas y me volví a casa sin tocar un balón. Porque no es que ni lo tocáramos, ¡es que ni los llevaron! Pensaba: ‘¿Qué se me ha perdido a mí en este país?’”.
Llegados a este punto, cabe recordar que Garriga no viajó a Nueva Zelanda para convertirse en futbolista profesional. Mientras buscaba equipo, el catalán trabajó en una empresa de limpieza y posteriormente hizo de camarero, pero en aquel momento su inglés no era bueno y le invitaron a marcharse porque “la liaba cada dos por tres”. Garriga, licenciado en INEF, solo podía pensar en fútbol durante sus ratos libres, y fue en uno de esos respiros en los que el Western Springs se cruzó en su camino. El español firmó por el club neozelandés en octubre de 2019, pero no fue hasta 2022 cuando alcanzó la élite del fútbol kiwi fichando por el Auckland City, con el que demostró su valía ganando Liga y Champions en su primera temporada. “Cuando llegué aquí todo el mundo me decía que no era bueno, que no servía, y eso hace que te replantees muchas cosas. Pensaba que igual era verdad y no se me daba bien jugar al fútbol. Pero seguí trabajando con el objetivo de llegar a la liga nacional, de jugar la Champions… Un tiempo después no solo la he jugado, es que la he ganado. Me salió un buen torneo y la sensación es una mezcla entre alegría, satisfacción y liberación. He hecho muchos sacrificios estos años. No he visto a mi familia, me he llegado a sentir solo, he perdido a personas en España y no he podido despedirme… Es muy duro, pero sientes que, al menos un poco, ha merecido la pena. La sensación de realización es increíble”, descubrió Garriga tras su primer gran título internacional.
Gerard Garriga ganó la Champions League de Oceanía en 2022, y lo hizo como solo saben hacerlo los elegidos: marcando y asistiendo en una final en la que fue elegido MVP. El premio de Auckland City fue disputar el Mundial de Clubes de la FIFA en febrero de 2023. El club neozelandés, con Garriga en el XI y otro ‘mochilero’ español como Albert Riera en el banquillo, cayó 3-0 frente al Al Ahly egipcio, pero menos de un año después, y con prácticamente los mismos protagonistas, el club kiwi podrá tomarse la revancha frente al opulento Al Ittihad, que cuenta con Marcelo Gallardo en el banquillo y el pasado verano gastó más de 120 millones de euros en los fichajes de Fabinho, Jota, Luiz Felipe, Karim Benzema o N’Golo Kanté. El Auckland City volverá a estar en el foco del fútbol mundial, y lo hará después de haber conquistado la Liga de Campeones de Oceanía por 11ª vez en su historia. Aunque pasar de ronda es una quimera, los ‘Navy Blues’ contarán con el orgullo de compartir torneo con el Fluminense de Marcelo, campeón de la Libertadores; el Manchester City de Pep Guardiola, Rodri o Haaland, ganador de la Champions League; y otros gigantes del fútbol mundial como Club León, Urawa Red Diamonds, Al Ahly o el mencionado Al Ittihad.
Garriga, un osasunista en las antípodas
El próximo mes de enero, Osasuna viajará a Arabia Saudí (Riad) para disputar la Supercopa de España. Pero allí, aunque en Yeda, ya hay un osasunista dispuesto a hacer historia. “De pequeño era del Barça, pero a los 10 u 11 años me hice de Osasuna. Cuando era pequeño me enfrenté a ellos en algún torneo y me quedé impactado con su afición. Me gustó mucho todo lo que transmitían. No soy muy fan de los equipos grandes, soy más de los ‘underdog’ y Osasuna me representa, como futbolista y como persona. La pasión que transmiten y todo. Soy muy fan de Osasuna, la verdad”, descubre Garriga, que está “donde soñaba estar cuando llegué a Nueva Zelanda”: “De vez en cuando mi madre me dice que ya va siendo hora de volver, pero es ahora cuando todo el trabajo está dando sus frutos. Estoy en el mejor momento de esta experiencia y teniendo éxitos”. Tras ganar dos OFC Champions League con Auckland City, Gerard Garriga se enfrentará a su gran reto como futbolista: frenar a un centro del campo formado por Fabinho y Kanté. Casi nada.