Venezuela FC: fútbol fuera de casa
El equipo es un pequeño rincón de Venezuela en Madrid y un refugio para quienes han emigrado a la capital de España.
José Astudillo y su familia se preparaban en 2018 -en plena crisis política en Venezuela- para pasar unas vacaciones en Madrid, pero sus vidas cambiaron de repente; un día, cuando estaba llegando a casa, a su esposa le apuntaron con un arma en la cabeza para bajarla de su coche. Ese hecho los llevó a tomar la decisión de irse de su país: “Los pasajes que eran para venir de vacaciones se convirtieron en los pasajes para cambiar nuestra vida”. Para ese entonces, José trabajaba de la mano de César Farías -histórico entrenador venezolano- en Ciudad Vinotinto, una academia para formar jóvenes talentos, y tenía una dilatada trayectoria dentro del fútbol tricolor, pero todo eso quedó atrás al hacer las maletas: “Cuando llegué a España me tocó como todos, trabajar en distintas cosas que nada tenían que ver con fútbol”.
Tras varios meses en Madrid, en una cena familiar nació Venezuela FC: “Mi cuñado me dijo ‘hace tiempo que no juego al fútbol’ y yo tampoco jugaba desde hace mucho, entonces contactamos a algunos amigos para armar un partido. En las noches siguientes, yo le daba vueltas a la idea en casa; yo he hecho muchas cosas relacionadas con el fútbol, tengo el conocimiento y la experiencia, por lo que me decidí a hacer un equipo de venezolanos”. La iniciativa conectó con muchos que, lejos de su tierra, querían distraerse por medio del deporte y al mismo tiempo hacerlo junto a sus compatriotas. Lo que en principio era un equipo de amigos, creció rápidamente gracias al boca a boca y en cuestión de dos meses ya tenía dos equipos inscritos en fútbol 7. Hoy en día cuentan con dos equipos de fútbol 11, uno de ellos federado, y otro de fútbol 7.
El propósito del club tiene como referencia a la masiva migración europea que recibió Venezuela a lo largo del siglo XX. Esas colonias que se establecieron en el norte de Sudamérica fundaron equipos que se incrustaron en la historia del balompié venezolano; José recuerda específicamente al “Deportivo Italia, Deportivo Galicia o Marítimo de Portugal” y afirma que “pensamos en emularlos ahora que nos tocó a nosotros como sociedad irnos a otro país”. Es por ello que el Venezuela FC busca ser una sucursal madrileña en la mayor medida posible: su escudo tiene la misma silueta que el de la selección, su color es el vinotinto y empezaron usando indumentaria de Givova, la marca que para ese entonces vestía al combinado venezolano.
El Venezuela FC se ha convertido en el refugio de muchos venezolanos, que han formado una pequeña comunidad; algunos llegaron siendo amigos y otros se han conocido jugando hasta formar un lazo. Uno de esos tantos casos es el de Johan y Édgar; Édgar es barbero y Johan su cliente, y a partir de ahí se hicieron cercanos y se unieron juntos al equipo. “¿Por qué elegimos jugar aquí? Hablo por los dos cuando digo que es porque somos venezolanos, nos entendemos. Es como un núcleo, una familia”, dice Johan. Muchos llegaron invitados por antiguos amigos a quienes conocieron en Venezuela, como pasó con Julio César y Rafael. Además, Julio -que lleva ya tres años en España- ha unido recientemente a su hermano, que lleva año y medio en la capital española. “Este equipo es algo nostálgico, es algo de nuestra tierra, nos sentimos como en casa”, dice Julio; el sentimiento lo comparte Rafael, quien rescata al Venezuela FC como “un pequeño rincón de nuestro país, donde se encuentran muchas similitudes de lo que era nuestro fútbol, de lo que era nuestra gente, esa alegría de compartir momentos cercanos juntos”.
Eso sí, lejos de cerrarse, en el equipo le abren las puertas a todo el que quiera formar parte, sea de donde sea. “Hemos tenido colombianos, ecuatorianos, peruanos, rusos, mexicanos… al final lo que buscamos es unión”, dice José. De hecho, en la segunda temporada llegó Javier, un canario a quien su compañero de trabajo, venezolano, le propuso probarse: “Yo también soy de afuera y siempre me hicieron sentir como en casa, como parte de ellos. Aquí se han formado amistades, ha salido de todo: comidas, cenas, vacaciones y hasta niños”. El isleño admira el compromiso de sus compañeros con su país: “Al final todos juegan por Venezuela, siempre los gritos de ánimo giran en torno a eso”.
Venezuela FC no solo ayuda a los migrantes a mantenerse cerca de su país, sino también a los más jóvenes a reforzar un vínculo con sus raíces. Andrés, el hijo de José, se fue de Venezuela con apenas cinco años y no guarda muchos recuerdos, por lo que aprecia al equipo como “una forma de conectar con mi país. Todos son de Venezuela y estar con ellos me devuelve un rato”. Otro de los adolescentes del plantel es Eduardo, hijo de venezolanos nacido en España: “Hemos formado una familia entre todos, nos llevamos muy bien, todo son risas en los entrenamientos”.
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El padre de Eduardo es Jerson, el portero. Su hijo jugaba con Andrés y ahí conoció a José, que lo invitó a sumarse al equipo. Gerson emigró hace más de veinte años y aquí conoció a su esposa y formó su familia, pero su odisea lo llevó a desconectarse del fútbol: “Al final vienes a hacer dinero, a trabajar, a buscarte un futuro, y tus hobbies los dejas”. Con el Venezuela FC volvió a jugar, pero además encontró una familia: “Cuando nos juntamos somos todos venezolanos, hablamos nuestra jerga, nuestro idioma, nos reímos. Lo que más disfrutamos es el tercer tiempo, donde nos quedamos, reímos, bailamos, lloramos, sufrimos y recordamos esa Venezuela que nos hizo venir hasta acá”. Además, Gerson destaca un mantra que se repiten entre ellos: “No representamos al Venezuela FC, representamos a Venezuela”.
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