Fútbol

Resurge la Ferro de Peiró

El cuarto equipo de fútbol más antiguo de Madrid está en proceso de transformarse a SAD de la mano de Míchel González, entre otros.

Resurge la Ferro de Peiró
PacoKarlus
Ander Ortega
Nacido en Bilbao y graduado en Periodismo en la Universidad del País Vasco. Desde niño pegado a un balón y a unas botas de fútbol. A medida que ha crecido, se ha vuelto un apasionado por todos los deportes. Ahora cubre al Atlético de Madrid cumpliendo su sueño: ser periodista deportivo.
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En los años 40 un equipo peleaba de tú a tú con el Real Madrid y el Atlético de Madrid, la Agrupación Deportiva Ferroviaria, más conocida como la Ferro. Incluso llegó a ganarles dos campeonatos regionales a lo que hoy son dos gigantes del fútbol mundial. Y en sus filas brilló un histórico Joaquín Peiró, que terminaría jugando en grandes equipos como el Atlético o el Inter de Milán. Fundado en 1918, es el cuarto equipo de fútbol más antiguo de la capital. Tras una desaparición (2008) y una refundación (2018), ahora van a entrar en una nueva dimensión. Desde la segunda categoría más baja del fútbol madrileño (Segunda Aficionados) se encuentran en proceso de convertirse en Sociedad Anónima Deportiva, un nuevo impulso que les permita recuperar sus orígenes y volver al barrio. AS se adentra en la nueva historia de la Ferro, de la mano de personas implicadas en el club.

Míchel González, su hijo Adrián, y Martín Giménez (inversor argentino y propietario de la tienda Púgil) son las caras visibles de esta nueva estrategia del club. Además de Vicente del Bosque, padrino y socio de honor. Todos son de familia ferroviaria, de ahí su vinculación con el proyecto. “Fue el primer club en el que jugó mi padre, de ahí me ha venido la inspiración de ayudarles. Es una cuestión romántica de los recuerdos de cómo empezó mi padre en el fútbol y lo que ha significado eso en mi vida”, explica Míchel. El exfutbolista del Real Madrid y ahora entrenador de Al Qadsiah está muy comprometido en las gestiones del equipo.

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Míchel posa con la camiseta de la AD Ferroviaria.

Fue el tercer equipo más importante de Madrid, jugando tres temporadas en Segunda División entre 1939 y 1947, en los años de la posguerra. “En su época eran Madrid, Atleti y la Ferroviaria. Era el campo más importante de la zona sur de Madrid, entraban 8.000 personas y lo llenaban habitualmente. Tenían alrededor de 4.000 socios”, asegura Juan Carlos Casas, miembro del club y escritor de un libro que plasma la historia del equipo. En 1947, Renfe los desahució de su campo para construir un bloque de viviendas para los trabajadores ferroviarios. Ahí empezó el declive del equipo.

Su última temporada en categorías nacionales fue la 47/48 en 3ª División. Solo el posterior paso por el mítico campo del Gas, en la primera década de los años 50, revitalizó tanto al equipo como a su afición, hasta llegar a los 4.500 socios. Metían mucho público en el campo, sobre todo cuando en las alineaciones aparecía un juvenil llamado Joaquín Peiró, que deslumbraba por su velocidad y habilidad con el balón.

‘El Galgo de Cuatro Caminos’, como se le apodaba, fue reclutado en 1955 por el Atlético de Madrid. Llevaba el ‘10′ en la espalda y ganó con los rojiblancos dos Copas consecutivas (ambas al Real Madrid) y la Recopa de Europa de 1962 a la Fiorentina. Marcó 124 goles en 219 partidos. Tras ocho temporadas en el club, puso rumbo a Italia, donde jugaría el resto de su carrera. Torino, Inter de Milán y Roma, en ese orden. En el equipo interista jugó con Luis Suárez, el primer Balón de Oro español, y ganó dos Copas de Europa. También fue 12 veces internacional con España y jugó el Mundial de Chile de 1962. Se retiró con 36 años.

Resurge la Ferro de Peiró
La AD Ferroviaria, campeona de España de Aficionados.

Peiró fue el jugador más destacado en vestir la camiseta de la Ferro. Falleció el 18 de marzo de 2020 a sus 84 años. En el club ferroviario coincidió con Miguel González, el padre de Míchel, más conocido como el Manzana. Mi padre jugó con Peiró en sus comienzos, eran muy amigos. Me enteré que el equipo estaba jugando fuera de la ubicación actual y tenemos que intentar que vuelvan al barrio”, explica Míchel.

Volver al barrio. Ese es el principal objetivo. “Hay unos terrenos que pertenecen a ADIF detrás del Museo del Ferrocarril, al lado de donde tuvimos nuestro primer campo. Contactamos con ellos a través de Renfe (patrocinador del equipo) y hemos ido avanzando a través de la junta municipal del distrito de Arganzuela”, confirma Javier Puig, presidente de la AD Ferroviaria.

Los vecinos de la zona quieren un ambulatorio, un instituto y aún quedaría sitio para el campo de fútbol. La junta está interesada en construir una instalación deportiva. Por ese lado hay positivismo. Pero la negociación con ADIF es lenta y se está retrasando porque han cambiado a los directivos y al presidente, y le tienen que presentar el proyecto continuamente a las personas que van adquiriendo las responsabilidades.

A la par que negocian por el campo, están en el proceso de transformarse en Sociedad Anónima Deportiva. Pero será largo y lento. Está en manos de los abogados del club y prevén que pueda tardar hasta un año y medio en producirse. Mientras tanto, quisieron saber el interés que había a través de la reserva de acciones: “Durante estos años mucha gente y muchas empresas estaban interesadas en el club sin haber detrás más que un equipo y una historia. Creamos la plataforma para las reservas y está siendo un éxito. Ya hay más de 500, de las 3.900 que están a la venta”, explica el presidente.

Una vez se consigan los objetivos fijados a corto plazo, llegarán nuevos retos. Desde el club creen que un movimiento lógico para crecer es a través de la cantera: “Ahora, ningún chico quiere venir a jugar con nosotros por la categoría en la que estamos. A futuro queremos nutrirnos de nuestro fútbol base, que los niños vayan creciendo en el club”, sostiene Puig. “En la zona en la que están los terrenos no hay ningún equipo cercano y hay muchas familias jóvenes con hijos. Podríamos hacer una campaña en los colegios de alrededor y empezar a crear poco a poco ese vínculo”, explica Casas.

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Es una tarea difícil y un camino largo, pero hay un equipo histórico que persigue un sueño. Y eso es al final de lo que trata todo. Volver a disfrutar del fútbol, recuperar la identidad y generar, poco a poco, un sentido de pertenencia en aquellos que se aficionen y se sumen al proyecto. La Ferro quiere volver a ser grande.

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