Los cachorros de Lezama y el VAR condenan al Castilla

Todo terminó como comenzó, con el Athletic celebrando y el Castilla lamentando. Del gol de Ibai Sanz tras un saque de esquina a los 2’ a la desesperación. Por la primera derrota de la temporada y por el cómo. Por ser superados por unos leones que perdonaron cuando pudieron rematar. Pero, sobre todo, porque cuando la tropa de Arbeloa trataba de desperezarse tras el zarpazo inicial se encontró con un rugido mayor. Y llegó desde el VAR. O el FVS, mejor dicho. En el 39’ acabó todo.

Por una expulsión a Cestero que dará que hablar, mucho. Si el Madrid está preparando un dossier, podrán dedicar un capítulo a lo ocurrido en Lezama. “¡Esto es increíble!”, clamó Xabi. Arbeloa debió verbalizar algo parecido. Fue un balón dividido al que el centrocampista llegó antes que Ibai Sanz y, tras tocar esférico, encogió las piernas antes de arrastrar al goleador. Cestero, con una amarilla, se lanzó a por el rival y el rival cayó. Pero antes, el centrocampista tocó balón y recogió las piernas. David López sacó la segunda cartulina y, por ende, la expulsión. Arbeloa protestó y pidió revisión.

El famoso FVS, el VAR light que estrena Primera RFEF. Dos consultas por partido por equipo, sin avisos desde sala alguna. El colegiado visitó el monitor, pero nada cambió. El Castilla, con diez. Arbeloa, sin creérselo. El partido, liquidado.

Intención y perdón

Tras el descanso, cuatro cambios. Entre ellos Thiago Pitarch, en su estreno oficial con el filial tras su ascenso temporal con los mayores. Aportó dinamismo, entrega, como todo el Castilla en el segundo tiempo, pero faltó colmillo. Sin gol no hay paraíso y sin disparar (dos en total, ninguno a puerta), menos. Sí lo hizo el Athletic, que perdonó, y mucho, pero no lamentó tanto perdón.

Si en la primera parte se habían topado con la madera en dos ocasiones, tras el refrigerio esperaron agazapados para morder al contragolpe. No dieron la dentellada final, pero faltó poco. En ocasiones un Fran González bien colocado, en otras un Lamini que se multiplicó todo lo que pudo y la mayoría por falta de tino de los Ibon, Ibai, Elijah y cía. Así fue manteniendo un hilo de vida un Castilla que solo pudo hacer eso, aferrarse a una esperanza que no cristalizó.

¿Y ahora?

Así llegó la primera derrota del curso para los de Arbeloa. Entre rugidos y el silencio del FVS y del colegiado. No fueron los lobos de Wolverhampton, sí los leones de Lezama. Los unos, invictos y en la cima grupal. Los otros, mirando al miércoles para recuperar el aplazado contra el Ferrol. Será el segundo de los tres partidos en siete días. Tres exámenes en 164 horas. El primero, cruz.

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