La ‘cara B’ del caso Trilli
Una lesión evitará el reencuentro entre el Depor y el canterano, que salió por la puerta de atrás el pasado verano y firmó por el Barça Atlètic tras una relación que se desgastó hasta el extremo.
El Deportivo visita este domingo al Barça Atlètic en lo que debería haber sido el reencuentro con Trilli. El lateral, uno de los mayores talentos salidos de la cantera en Abegondo en los últimos años, sufrió una nueva lesión muscular la semana pasada y vuelve a estar en el dique seco. Tendrá que esperar así el enfrentamiento del joven y el club en el césped, después de que la relación entre ambas partes se deteriorase hasta el extremo de terminar rompiendo el pasado verano. El relato dejó a Óscar Cano como el perfecto villano de una historia que tiene muchas más aristas.
Trilli fue uno de los integrantes de la brillante generación blanquiazul que se proclamó campeona de España juvenil en 2021 tras derrotar a Real Madrid y Barcelona en la Final Four. Mientras algunos como Guille Bueno decidían irse a Dortmund y otros como Noel rechazaron ampliar su contrato, el lateral fue de los que aceptó la renovación con el Deportivo hasta 2024. Eso sí, estipulando dejar una puerta abierta para poder liberarse por 200.000 euros si el crecimiento del club no iba acorde con su proyección. Es decir, si el Depor seguía fuera del fútbol profesional antes de que se terminase su vinculación como deportivista.
La primera oportunidad que vio su entorno para maximizar ese as en la manga fue a raíz de la operación de tobillo a la que se sometió en junio de 2022. Trilli tuvo que frenar por una lesión que no le impedía jugar, pero que lo limitaba y le provocaba mucho dolor. Tras disputar varios partidos infiltrado - algo que sus allegados se encargaron de dejar claro que no había gustado - y un tratamiento conservador, pasó por el quirófano y saltaron las primeras chispas con el club.
Manel Fernández, exjugador de Celta y Racing de Ferrol y amigo de la familia, apuntó entonces en la SER que “tuvo que ponerse varias infiltraciones para poder jugar, porque al final los críos quieren jugar. Estaba ante la ilusión de su vida, ascender con el Depor. Y quizá forzó demasiado por las ganas e ilusión que tienes con 18 años. Bajo nuestro punto de vista fueron demasiadas infiltraciones para un niño de esa edad”. El siguiente paso fue afearle al Depor que no pagara la operación: “No diría que hubo discrepancias, más bien decepciones. Se han seguido todas las pautas que el club estimó convenientes. Y ahora cuando se decide ir a operarse a Barcelona, el club no se hizo cargo de la operación. Son deportivistas desde pequeños y están un poco decepcionados en ese sentido”.
El Deportivo le había costeado consultas en Porto y Barcelona para que el joven buscase segundas y terceras opiniones que coincidieron con la de los servicios médicos propios. En el momento en el que decidió ser intervenido, también puso a su disposición una clínica para ser operado de forma gratuita, como cualquier otro miembro de la plantilla. Pero Trilli y su familia decidieron confiar en el doctor Jordi Vega, al que habían conocido por el club, asumiendo los costes.
Borrón… sin cuenta nueva
Ambas partes quisieron pasar página en verano y reconducir la relación. El Deportivo respaldó su apuesta con hechos en la confección de la plantilla. Renovó a Antoñito, que había dado buen rendimiento llegando como jugador en paro, pero no firmó ningún otro lateral - renunciando a posibles regresos como el de Víctor García - pese a la incógnita de una recuperación de Trilli que lo llevó no poder realizar apenas pretemporada. La respuesta del futbolista fue pedir salir ese mismo verano a un club de Segunda División al contar con una presunta propuesta que nunca llegó a las mesas de la Plaza de Pontevedra. Una oferta que sí tuvo por parte blanquiazul y que se iba a una renovación de más de tres años garantizados. No hubo acuerdo.
Las aguas se calmaron cuando el balón echó a rodar. Borja Jiménez, que siempre mostró confianza ciega en él, fue introduciéndolo en el equipo poco a poco y el nivel fue notable. No daba la impresión de haber estado parado meses y mucho menos haber pasado por el quirófano. Hasta que volvió a caer. Tras juntar dos titularidades consecutivas ante Celta B y Talavera - completando dos grandes actuaciones - se rompió el psoas, la misma lesión que lo había dejado KO un año antes.
Cabeza de turco
Con este nuevo contratiempo, el problema de Trilli dejó de ser únicamente físico. Lo que no había conseguido una operación, lo había logrado un nuevo problema muscular: minar la confianza del chico. Tras un mes fuera volvió a estar disponible y, ya con Óscar Cano en el banquillo, fue titular en Copa ante el Guijuelo. Las sensaciones no fueron buenas y quedaron confirmadas en las semanas siguientes con sus apariciones ante la Cultural y, sobre todo, contra el Badajoz.
De las malas sensaciones los domingos se pasó a las dudas en el día a día. No era el mismo en los entrenamientos, algo que percibían tanto técnicos como compañeros, a lo que hay que sumar sesiones que se perdió al encontrarse indispuesto.
Entonces llegó la lesión de Antoñito y Cano optó por reubicar a Villares antes que optar por Trilli porque no lo veía preparado para jugar. El experimento no funcionó y el cóctel de malos resultados y lo que se entendía como desprecio a un joven de la casa le puso una diana en la espalda al técnico. La búsqueda de culpables fue recurrente, como en la escena que narran los presentes en Riazor durante el playoff de 2022, cuando un familiar del canterano criticó a varios compañeros mientras compartía la zona acotada con el resto de invitados de la plantilla.
Con sus más cercanos obsesionados con el ahora y con forzar minutos para un chico que necesitaba un respiro, el Deportivo volvió a insistir en el medio plazo. Trabajó con Trilli para mejorar a nivel anímico, incluso costeando la ayuda de profesionales externos que en ese momento no había en la estructura del club. También en enero se le recordó que la oferta de renovación seguía vigente, sólo para descubrir que la familia no estaba al tanto de la misma por falta de comunicación con sus representantes.
La oportunidad del Barça Atlètic
El epílogo de Trilli en el Deportivo fueron dos partidos de temporada regular. Oportunidad que le concedió Rubén de la Barrera nada más sentarse en el banquillo. El técnico coruñés le retiró el cheque cuando el equipo empezó a jugársela en el playoff.
Fernando Soriano trató de convencerlo a su llegada, pero la salida estaba cantada. Eso sí, con bastante más empeño en dejar el equipo coruñés que clubs que estuvieran dispuestos a pagar su cláusula. Entre supuestas ofertas de la Real Sociedad - negadas desde el club donostiarra - y ofrecimientos al Leganés, que entendió que 200.000 euros eran una apuesta demasiado arriesgada, apareció la opción del Barça Atlètic, que venía siguiendo su evolución y lo firmó después de que Álvaro Núñez decidiera no renovar a última hora para irse al Amorebieta.
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