Harper y Alvarito acuestan al Hércules como líder
El equipo de Ángel Rodríguez caza su segunda victoria consecutiva ante el Espanyol B y el Rico Pérez se divierte.
Es pronto, demasiado. Pero el Hércules transmite buenas sensaciones. Los varapalos en los últimos años impiden la euforia, aunque Ángel Rodríguez no sepa de qué va esa película. Su Hércules, remozado de pies a cabeza, es capaz de divertir, de entusiasmar. Y encima, gana. El triunfo ante el Espanyol B acostó al Hércules como líder. Son sólo cuatro jornadas, pero las primeras piedras para construir algo sólido ya se han puesto.
Harper y Alvarito le dieron al conjunto blanquiazul la primera victoria del curso en el Rico Pérez, la segunda consecutiva. El Hércules mandó y gobernó el partido porque tiene alegría en su juego y oficio en su medular. El equipo tiene aire fresco por Eimil, Alvarito y compañía tienen hambre. Además, Maxi, Míchel y el resto de la vieja guardia son capaces de pausar y no conceder, de robar y dar golpes de autoridad.
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El Hércules se pone serio y logra su primera victoria
El Hércules abrió la cuenta muy pronto. En el minuto 5, Harper remató de cabeza un gran centro de Villacañas. El delantero le puso un cubo de arena a los debates sobre los delanteros, ya que todavía no se habían estrenado. La primera que tuvo la metió en la jaula, con oficio, con instinto. Harper tiene cosas de gran delantero, al margen de remate. Al ariete se le resistió el segundo después de una gran jugada de Eimil por la banda derecha. Ahí estuvo la tranquilidad del Hércules.
Al poco de iniciarse el segundo acto, Dacosta igualó el choque. Pero el Hércules, impulsado por esas hormonas nuevas se conectó pronto otra vez al partido. Alvarito redondeó su faena con el gol de la victoria antes de que entrasen los nervios. El 2-1 le volvió a dar tranquilidad al Hércules. En ese momento, el equipo se sintió fuerte y empezó a morder. De hecho, apenas sufrió. Carlos tuvo que aparecer en una oportunidad para calmar los ánimos del Espanyol B. El Hércules hasta manejó bien los siete minutos de añadido que terminaron con fiesta en el Rico Pérez porque el equipo contagia y tiene un sello, el de Ángel Rodríguez.
