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DEPORTIVO - ALBACETE

Depor y Albacete, un ascenso a Segunda con ambientazo de Primera

El Deportivo, arropado por un Riazor lleno hasta la bandera, se juega el ser o no ser con el Albacete de Rubén de la Barrera, el anterior entrenador blanquiazul.

Borja Jiménez, dando la charla a sus jugadores en el último entrenamiento en Riazor.
Jesus Sancho (Sanchofoto)Diario as

Cuidado con la fiesta que nos la quitan de los fouciños”. Esa fue la mítica frase que pronunció de Arsenio Iglesias días antes de que el Deportivo viese como volaba LaLiga en Riazor ante el Valencia en 1994. Antes de que Djukic fallase el penalti más famoso del fútbol español. Una reflexión que está grabada a sangre y fuego en la afición blanquiazul, que sabe mejor que nadie que la única fiesta que pueda haber hoy tendrá que comenzar cuando el árbitro pite el final del partido, ni un segundo antes. A eso, y a muchas otras cosas, ha dedicado la semana Borja Jiménez. Confianza cero porque enfrente espera un Albacete que viene de Segunda, con oficio, talento y que cuenta con el mejor de los ojeadores posibles para esta final: Rubén de la Barrera. El coruñés era hasta este verano el entrenador del Depor y conoce mejor que nadie lo que es Riazor, los miedos y fortalezas de un equipo que hasta hace unos meses estaba bajo su mando. Morbo servido, caiga para donde caiga el codiciado premio.

Será un choque entre dos proyectos diseñados para ascender. Entre dos clubes con historia y respaldo, y eso se notará en un Riazor lleno hasta la bandera que tendrá colorido con los 3.000 manchegos que han viajado para arropar a su equipo. Factor chancha para los coruñeses, lo que ha levantado ríos de polémica inexistentes en otras ocasiones cercanas o lejanas, como el propio Centenariazo que protagonizó el Depor a principios de siglo. También tendrán los herculinos la ventaja de subir con un simple empate por mejor clasificación. Todo un reto para un Alba que busca, precisamente en estas adversidades, una fuente de inspiración extra para regresar al fútbol profesional después del bajón de las últimas jornadas en las que el ascenso voló por la regularidad del Andorra y errores propios. Un golpe del que se ha recuperado y sueña con culminar hoy.

Borja Jiménez cuenta con toda su tropa lista para el combate una vez que Juergen, cerebro y jefe del balón parado blanquiazul, ha superado una gastroenteritis que le impidió entrenarse hasta el jueves. El técnico blanquiazul tiene claro su equipo, que será el mismo que goleó al Linares en la semifinal (4-0) con una única duda en el extremo izquierdo. El gran partido desde el banquillo de Mario Soriano, con gol y asistencia incluidos, puede llevar a la suplencia a William de Camargo, habitual factor de desequilibrio por su velocidad y descaro. Mackay será el encargado de poner el candado a la portería, mientras que Miku y el pichichi Quiles serán las puntas de lanza hacia el gol. Victor y Trilli, ambos lesionados de larga duración, son las únicas bajas.

El Albacete, que viajó ayer a A Coruña en vuelo chárter dada la importancia del partido, afronta la final pleno de convicción. Rubén de la Barrera tiene las bajas de los lesionados Johannesson, Maestre y Kawaya, aunque recupera a un Rafa Gálvez que ante el Rayo Majadahonda cumplió su partido de sanción. La gran duda del extécnico deportivista es decidir el jugador que ocupará el lateral derecho, una posición que se disputan Eric Montes y Emmanuel. Por lo demás, todo hace indicar que será la misma alineación que en Vigo consiguió el billete para disputar la final ante el Rayo Majadahonda. Ideas claras en ambos técnicos, que además cuentan con recursos en el banquillo para afrontar esta final sin retorno.