Sin Dybala no hay paraíso
La Roma se clasificó a cuartos de Copa batiendo al Genoa (que milita en la Serie B) gracias a un golazo del argentino. La Joya había empezado en el banquillo.
José Mourinho lo ha dejado claro en muchas ocasiones: sin Dybala, es otra Roma. El argentino, como ya había ocurrido varias veces en este curso, ante el Genoa empezó en el banquillo para gestionar sus energías, pero el técnico se vio obligado a utilizarle en la segunda parte y su llegada fue decisiva. La Joya eliminó a los rossoblú, terceros en la Serie B, con un auténtico golazo en el 64′, que clasificó a los suyos para los cuartos de Copa, donde esperan al ganador del Nápoles-Cremonese.
El equipo de Gilardino demostró su buena organización y aguantó bien, sufriendo, ante una Roma que tuvo las riendas del choque desde su principio, pero con poca puntería y menos suerte. Pellegrini, tras un centro raso de Matic, rozó el 1-0 con un potente disparo desde la frontal que se estampó en el poste.
Ante los 60.000 del Olímpico (que pitaron a Zaniolo), los de Mourinho siguieron empujando, pero necesitaron la clase de Dybala, que sustituyó a un Pellegrini tocado, para derribar el muro del Genoa. El argentino recibió el balón fuera del área, se deshizo de tres rivales con una facilidad absurda y batió a Martínez con un preciso disparo en el 64′. Un gol digno de un campeón del mundo.
Los romanisti gestionaron bien la ventaja mínima hasta el 88′, cuando el Genoa desperdició su mejor oportunidad con Aramu, que chutó fuera desde una buenísima posición el posible balón del empate. Tras el susto, la Roma selló el pase.