SUPERCOPA DE EUROPA | REAL MADRID - EINTRACHT
Sextete, primera estación
El Madrid busca su quinta Supercopa europea ante un Eintracht reforzado y herido. Ancelotti pone a sus campeones por delante de los fichajes
En cierto modo, el partido es el último milagro de un año milagroso, porque el cartel de esta Supercopa que se decide hoy en el Olímpico de Helsinki no estaba en ningún pronóstico. No cabe volver sobre la capacidad de supervivencia del Madrid, pero sí sobre el renacimiento del Eintracht, que cuando accedió a los deiciseisavos de la Europa League no figuraba entre los diez favoritos para conseguir el título: ni tenía futbolistas especialmente relevantes, ni estaba firmando una buena temporada en la Bundesliga (acabó undécimo, sin una sola victoria en los últimos ocho partidos), ni su historia invitaba al optimismo (se les conoce como los Moody Divas, por su capacidad para crecerse ante los grandes y fracasar ante los chicos).
Sin embargo, su hinchada fue una tremenda fuerza de asalto. Pese a que jamás ganó la Bundesliga (aún no se había creado cuando en 1959 conquistó su único campeonato alemán), que solo tiene un título europeo (la Copa de la UEFA de 1980) y que ha descendido cuatro veces en los últimos 25 años, cuenta con 750 peñas que agrupan a 50.000 aficionados por todo el país y la ocupación de su estadio, el Deutsche Bank Park (antiguo Waldstadion), ronda el 90%. Fue histórica su toma del Camp Nou en cuartos, donde casi 30.000 alemanes fueron viento de cola para que el equipo eliminara a un Barça todavía avergonzado por aquella invasión consentida. También en Helsinki quintuplicarán a la afición blanca.
A ese torrente de ilusión se enfrenta hoy un Madrid inmerso en una renovación silenciosa (sigue el partido en directo en AS.com). Rüdiger le mete acero a su defensa y con Tchouameni completa el trío alternativo al largo reinado de Casemiro, Kroos y Modric. Detrás de la maña llega la fuerza. Por ahí van los tiros en el fútbol de hoy. Sin embargo, Ancelotti aún le ve recorrido al equipo campeón. En el último ensayo, ante la Juventus, repitió la alineación que le ganó la Champions al Liverpool. Los que ganan están por encima de los que llegan. Hoy, en el inicio de un nuevo curso, Ancelotti anunció que repetirá con los mismos héroes.
Los fichajes
El Madrid se encontrará a un Eintracht presuntamente superior al que acabó la temporada pasada. La clasificación para la Champions ha impulsado una mejora notable de la plantilla, con diez fichajes, dos de ellos moderadamente mediáticos: Alario y Götze. El primero, delantero argentino, ha jugado cinco temporadas en el Leverkusen con una trayectoria descendente, pero mantiene parte de ese buen cartel que trajo de River Plate. Y el segundo, Götze, es un histórico del fútbol alemán, autor del gol que le dio el Mundial a su selección en 2014. Parecía perdido para la causa cuando salió del Borussia Dortmund, pero dos años en el PSV holandés le han rehabilitado.
Götze llegó a la Bundesliga con solo 17 años. Era la estrella de la selección alemana sub-17 campeona de Europa y se convirtió de inmediato en la bandera de un equipo que dirigía Jürgen Klopp. En su primera temporada le quitó la Bundesliga al Bayern, que lo fichó, por petición de Guardiola, cuatro años después. En 2015 Klopp le quiso para su Liverpool, pero el jugador no dio el paso (“Fue una decisión equivocada”) y en 2017 le fue diagnosticada una enfermedad de carácter metabólico que le paró varios meses. Cuando regresó ya no era el mismo. Ahora vuelve a la Bundesliga en un equipo extremadamente coral. “Nuestra principal fortaleza es la unidad, tenemos un gran espíritu de equipo”, asegura Oliver Glasner, el técnico austriaco que llegó al club hace un año, procedente del Wolfsburgo, y que obró el milagro europeo.
Glasner, de 47 años, fue un futbolista longevo que nunca salió de Austria. Le retiró una hemorragia intracraneal que se produjo en un partido de la UEFA frente al Brondby. Discípulo de Rangnick y de Roger Schmidt, se identifica con el juego de Klopp: “Él practica con mucho éxito la contrapresión”. Algo de eso, en tono menor, se encontrará hoy el Madrid: “Sabemos jugar un fútbol físico y de gran intensidad. Somos muy organizados”, advierte Glasner, que ha tenido que recomponer la defensa del equipo tras la retirada prematura de uno de sus pilares, su compatriota Hinteregger, con solo 29 años: “Las victorias no me motivaban tanto y las derrotas me dolían el doble. La Europa League me animó a marcharme”. El croata Smolcic y el camerunés Onguene deberán llenar ese vacío.
El trauma Kostic
Al partido llega con una herida profunda, la paliza ante el Bayern en su propio estadio (1-6, con cinco goles encajados en 35 minutos), impensable tras una pretemporada sin derrotas y un buen triunfo en la Copa de Alemania ante el modesto Magdeburgo (0-4), y la conmoción por la salida de Kostic, que hoy ya no estará, pretendido a principios de verano por el Lazio y que fichará por la Juventus.
Eintracht y Real Madrid solo se han visto una vez en Europa. Fue en la final de la Copa de Europa del año 1960, en Glasgow, en aquel festival de Puskas y Di Stéfano que acabó en un espectacular 7-3. Egan Loy, portero del Eintracht aquella tarde, recordó aquel festival esta misma semana: “Paco Gento era rápido como un rayo y Di Stéfano corría como un conejo. Estaba en todas partes. Eran tan buenos que realmente no necesitaban un entrenador”.
Si los alemanes nunca disputaron una Supercopa, para el Madrid será la octava. De las siete anteriores ganó cuatro y perdió tres. Aquí no es tan infalible como en la Champions, pero ahora está en el principio del gran desafío: el Sextete.