Eritrea se retira de la clasificación del Mundial por miedo a que los jugadores deserten
La selección nacional no participará en las eliminatorias para entrar a la Copa del Mundo de 2026: todos los partidos programados se han cancelado de forma repentina. El régimen teme que los futbolistas aprovechen los desplazamientos al extranjero para pedir asilo político.
Con la imagen de Leo Messi alzando al cielo de Qatar el trofeo de 2022 aún fresca en la memoria, el universo fútbol no para y ya tenemos en marcha el torneo de 2026. Del cual sabemos que tendrá un formato distinto al habitual, con 48 países participantes en lugar de los 32 acostumbrados, y además conocemos a tres que tienen plaza garantizada: Canadá, Estados Unidos y México, en condición de co-organizadores. Lo sorprendente es que, a estas alturas, con tanta antelación, también hay constancia de un equipo eliminado: Eritrea.
La selección africana, además, estará ausente por voluntad propia. La FIFA y la Confederación Africana de Fútbol (CAF) han anunciado que todos los partidos en los que iba a participar Eritrea han quedado suspendidos. Este mismo jueves les tocaba debutar contra Marruecos en el estadio de Agadir, en la costa suroeste magrebí; los semifinalistas del año pasado gozarán en su lugar de una jornada de descanso.
La Federación Nacional Eritrea de Fútbol no se ha pronunciado al respecto todavía ni ha dado una explicación sobre los motivos de su salida. Una agencia de noticias local indica que ha sido decisión unilateral de Zemede Tekle, comisionado de Cultura y Deportes del gobierno. Entre las razones que podrían haber llevado a los mandatarios a una medida tan drástica está la imposición de la CAF de jugar todos los partidos fuera del país debido a la falta de un estadio que reúna las condiciones mínimas exigidas; de hecho, el encuentro de la segunda jornada, en el que les tocaba ser locales contra el Congo, también se iba a celebrar en Agadir.
Sin embargo, medios como The Guardian recogen el testimonio de fuentes que apuntan a otra posible causa. El régimen dictatorial que controla el país teme que los integrantes de la selección aprovechen los viajes para desertar y solicitar asilo político. Y hay razones para creerlo: se estima que, desde 2009, más de 60 jugadores tanto de la absoluta masculina como de la femenina e incluso de categorías inferiores han utilizado este método para escapar del país. El último caso conocido, en noviembre de 2021: cinco integrantes del equipo femenino sub-20 desaparecieron sin dejar rastro horas antes de enfrentarse a Uganda en un torneo regional.
Eritrea, antigua colonia italiana, se sitúa en el este del continente, justo al norte de Etiopía, de quien se independizó en 1993 tras tres décadas de guerra, y con acceso estratégico a la costa del mar Rojo. Está considerado uno de los regímenes más autoritarios del mundo, con el presidente Isaias Afwerki en el poder desde antes incluso de que el país alcanzara la libertad.
El ejecutivo de Asmara, altamente militarizado tanto por la represión interna como por la participación (por motivos étnicos) en el conflicto de Tigray, ha impuesto el servicio en el Ejército obligatorio para toda la población masculina entre los 17 y los 50 años, en teoría de 18 meses de duración, en la práctica prorrogable indefinidamente a criterio de los oficiales. Amnistía Internacional indica que hay al menos 10.000 presos políticos, muchos de ellos sin cargos, para una población de algo más de seis millones de habitantes; se registran asimismo violaciones sistemáticas a los derechos humanos, persecución religiosa y nula libertad de prensa. Por estos motivos no solo los deportistas de élite, sino muchos ciudadanos comunes intentan huir, a riesgo de acabar en la cárcel si son capturados.
En lo meramente deportivo, hay que reconocer que la ausencia de Eritrea no se notará mucho, más allá del descuadre que genera en el grupo E. Sus rivales habrían sido Marruecos, Congo, Tanzania, Níger y Zambia, con lo que sus opciones de clasificación siendo primera o accediendo al playoff de segundos clasificados habrían sido prácticamente nulas. No te podemos dar una referencia del nivel real de la selección porque no aparecen en el ranking FIFA, debido a que llevan más de 48 meses sin disputar partidos oficiales; los últimos registros disponibles (enero de 2020) indican que, en toda su más bien breve historia, acumulan 14 victorias, 19 empates y 51 derrotas, con una diferencia de goles de -82.
Ni siquiera hay grandes futbolistas eritreos de los que podamos hablarte, porque precisamente el régimen pone muchísimas trabas para que que salgan a jugar en el extranjero. El único nombre que podrías conocer es el del delantero ya retirado Henok Goitom, que pasó en España por Murcia, Almería, Getafe y Valladolid y, pese a haber nacido en Suecia y haber vestido de amarillo hasta la sub-21, al hacerse mayor optó por defender la tierra de sus padres. Sin demasiado éxito: cuatro encuentros disputados, un solo gol. No desentonó mucho con sus compañeros.
Es justo reconocer que Eritrea no es ni la primera ni la única eliminada para Norteamérica 2026. Obviando el caso de países que están excluidos porque son miembros de sus confederaciones continentales pero no de la FIFA (fundamentalmente algunas islas caribeñas y oceánicas), hay que recordar que el proceso de clasificación de Asia es larguísimo. Para aligerarlo, en octubre se jugó una primera ronda previa en la que se enfrentaron, en eliminatoria a doble partido, los 20 equipos con peor coeficiente del continente. Para desgracia de sus seguidores, Mongolia, Guam, Brunéi, Maldivas, Sri Lanka, Macao, Camboya, Timor Oriental, Bután y Laos perdieron y ya están fuera.