“Sé diferenciar cuando Recoba es mi padre y cuando mi entrenador”
Jeremías Recoba, hijo de “El Chino”, que es también su entrenador en el Nacional de Montevideo, atiende a AS.
Jeremías Recoba (Como, 2003) no solo tiene el apellido de una leyenda del fútbol de Uruguay sino que también lo tiene de entrenador. Recoba, el padre, para todos conocido como “El Chino”, es el entrenador del Club Nacional de Montevideo, a cuyas inferiores llegó hace unos años Jeremías. Éste, el hijo, que es volante diestro, de buena zancada y manejo del balón, está a sus órdenes de su progenitor desde diciembre, cuando firmó su primer contrato profesional y se hizo un lugar en los planes del primer equipo.
Jeremías atiende a AS por teléfono desde la casa familiar en Montevideo, en la que vive con sus padres. Con él hablamos de la relación entre ambos y también de sus inquietudes como futbolista. La frontera entre lo personal y lo profesional la tienen muy delimitada y con el tiempo, porque en inferiores del Club Nacional ya se repitió la historia de padre/entrenador e hijo/jugador, “he aprendido a diferenciar cuándo soy su jugador y cuándo soy su hijo”.
Recoba, que es el nombre que le gusta llevar en la camiseta, firmó con Club Nacional hasta diciembre de 2024. Algún día, como hiciera su padre, sueña con poder jugar en alguna liga europea. Ahora, de momento, sabe que a sus 21 años su lugar está en Uruguay, donde tiene que ganarse la confianza del cuerpo técnico que dirige “El Chino”.
¿Cómo lleva que su padre sea su entrenador?
Creo que lo llevamos muy bien, porque sabemos diferenciar cuando soy su jugador y cuando soy su hijo. Sé que él es mi entrenador y, cuando estamos en la cancha entrenando, solo es mi entrenador. Cuando estamos en casa es un poquito más complicado sacar temas de charlas, porque en mi familia todo gira alrededor del fútbol… pero lo venimos sacando bien.
¿Viven juntos?
Sí, sí, yo estoy mirando para mudarme, pero todavía estoy esperando unos meses. Así que durante unos meses seguiremos juntos en casa.
Pues tener al jefe todo el día contigo no tiene que ser fácil.
(Ríe) No, no es fácil, no es fácil, pero bueno. Yo creo que la llevamos muy bien.
¿Qué consejo le ha dado como padre?
Como padre, que vaya siempre para adelante, porque si cuando te salen cosas mal, agachas la cabeza, todo el trabajo que vienes haciendo se esfuma, se va a la basura. Yo eso lo he entendido muy claro, sobre todo en estos últimos años. Así que le hago caso y cuando las cosas no me salen como quisiera, miro hacia adelante.
Y como entrenador, ¿cómo es?
Como entrenador lo tuve ya en el segundo equipo y ahora le tengo en el primero. Me siento muy cómodo con él, con el cuerpo técnico, con Nelson (Abeijón), con el Profe (Juan Alzamendi)… es un cuerpo técnico muy bueno, que te hace sacar lo mejor de uno en cada entrenamiento, en cada partido, y eso es muy destacable.
Dice que ya lo tuvo en el segundo equipo, preséntese, ¿cuál es su trayectoria?
Bueno, primero tuve lo que acá se llama Baby Fútbol, en el Siete Estrellas, que es un cuadro de Piedras Blancas, un club humilde, muy humilde, de gente muy trabajadora, muy buena. Después me fui después a séptima división a Danubio, que allá en España sería Sub-14. Pero allí no se me dieron las cosas como se esperaban y llegué, hace dos años, al segundo equipo Nacional. Aquí todo ha sido una mejora en mi carrera…
Llegó al primer equipo en diciembre, ¿no?
Bueno, antes ya tuve contacto con el equipo de Primera División. En septiembre firmé mi primer contrato profesional (hasta diciembre de 2024). Y desde diciembre estoy ya fijo en el primer equipo.
¿Y qué tal lleva ser profesional? ¿En qué ha notado el cambio?
Pues muy contento, claro. Conociendo un mundo nuevo, porque es un mundo aparte la Primera División. Son nuevos hábitos profesionales que vas tomando y esto se va notando en el día a día. Rutinas de alimentación, de entrenamiento… Estos factores son los más importantes que necesita un futbolista.
¿Cómo se definiría como futbolista? En algún vídeo que he visto suyo, se le ve una arrancada potente…
Bueno, me gusta estar con la pelota en los pies y sí, tengo ese arranque del que habla, que lo estoy tratando de mejorar. Creo que todavía tengo mucho margen de mejora y eso es lo más importante. Estoy agradecido a toda la gente de Nacional, que me ayuda cada día.
¿El apellido Recoba pesa o ayuda?
Creo que me ayuda, porque me genera ambición y exigencia. Antes tenía cierta presión, pero lo que pienso ahora es qué lindo sería hacer mi carrera con el mismo apellido que mi padre, porque eso no lo pueden hacer todos. Tengo la suerte de tener un padre que hizo una carrera brillante y tengo la oportunidad de hacer también mi carrera con su apellido. Ojalá sea así, ojalá tenga una carrera digna.
¿Tiene algún parecido futbolístico con su padre?
Es complicado, ¿no crees?
¿Por qué?
Porque él fue un monstruo jugando. Pero, a ver, algo de genética tengo que haber ligado, como se dice acá, haber tenido suerte, viste. Pero él era un jugador muy distinto a mí, muy rápido, con una pegada extraordinaria. A mí me gusta también ver arco, no te voy a decir que no, y la portería no se me hace pequeña. Pero él tenía una zurda mágica, distinta a la de cualquier otro futbolista uruguayo.
Hablando de futbolistas uruguayos, ¿qué tiene Uruguay que siendo un país pequeño saca tanto jugador de élite?
Sabes, nosotros también nos lo preguntamos. Yo creo que es porque nosotros respiramos fútbol, lo tenemos en la sangre. Cuando acá es tu cumpleaños, lo primero que pides es una pelota para ir a jugar con tus amigos a un patio, en el recreo, antes o después comer, de las clases. Nuestra mente siempre es fútbol, como también en Argentina. Nosotros respiramos fútbol las 24 horas. Y luego está también el carácter uruguayo, que es combativo, ambicioso, ganador… Cavani, Luis Suárez, mi padre… De chicos todos ellos respiraron fútbol y por eso llegaron donde llegaron.
¿Sigue habiendo fútbol callejero en Uruguay o las Academias se imponen?
Lo hay y mucho. Eso es admirable en Uruguay, porque vayas dónde vayas verás a un niño con una pelota debajo del brazo, jugando con un amigo, jugando con diez personas, solo dándole a una pared… Eso nunca cambió, por suerte, porque el fútbol callejero te da muchas cosas. Acá se respira fútbol.
¿Cuál es su primer recuerdo con un balón?
Yo nací en Italia, en Como, porque mi padre aún estaba en Europa. Así que mi primer recuerdo es jugar a lo que acá se conoce como el Richard, de arco a arco, uno contra uno contra él. Ese es mi primer recuerdo que tengo del fútbol y también cuando jugaba con mi madre: ella me pasaba la pelota y yo le pegaba al arco. Luego ya con amigos acá en Uruguay.
Nació en Italia, así que tiene doble nacionalidad.
Así es tengo el pasaporte italiano.
Toda una ventaja pensando en su carrera.
Lo sé.
Porque usted, ¿qué expectativas tiene?
Pues el sueño de todo niño, ¿no? Primero, consolidarme acá, tener una carrera en Nacional, que es el cuadro del que soy hincha. Y luego, que pase lo que tenga que pasar. De chico siempre soñé jugar en Europa, en los grandes. Pero después se verá, para eso hay tiempo. Obviamente, la selección uruguaya es también un sueño mío, el sueño de chico que siempre lo soñé.
Dentro de Europa, ¿tienes alguna preferencia de país?
No, yo soy mucho de mirar fútbol europeo y me encanta, me encanta en general, me gusta muchísimo. Dios quiera en un futuro poder hacer el salto e ir a una Liga europea. A mí me gusta mucho el fútbol europeo, sé que es les ayuda a tu carrera y a uno mismo a madurar en el día a día, porque allá se juega a un nivel altísimo.
Cuando llegue a Europa, le llamaré para volver a entrevistarle.
Te tomo la palabra, porque es lo que deseo que suceda.