Santa Clara, una sensación con mensaje para el fútbol español
El modesto club de Las Azores es la revelación portuguesa con un magnate brasileño al mando, que vive el día a día y no se pierde ningún partido, en casa o fuera. Contrasta con varios propietarios extranjeros de LaLiga.
Por si faltaba alguna prueba de ello, el Santa Clara culminó una gesta el pasado fin de semana en Portugal para coronarse definitivamente como la revelación del campeonato luso. Un recién ascendido. Tomó, ni más ni menos, que el José Alvalade, un reducto infranqueable para casi todos los equipos portugueses en los últimos tiempos. El Santa Clara dio la campanada, venciendo por 0-1 y asentándose como el cuarto en la clasificación de la Primeira Liga. El Sporting llevaba 53 partidos seguidos marcando y 32 sin perder en el campeonato. Todo saltó hecho pedazos a manos de este modesto recién ascendido que ya viene dando que hablar en Portugal. A falta de cinco jornadas para completar la primera vuelta, ya dibuja el mejor arranque de su historia en primera y solo tiene por detrás de Sporting, Oporto y Benfica.
AS ya explicaba el curioso caso, el fenómeno de la familia Vicintin que sorprendía en Portugal. Padre e hijo, Ricardo y Bruno, empresarios brasileños, capitanean cada uno los pujantes proyectos del Alverca y el Santa Clara. Ambos ascendieron la temporada pasada y el Santa Clara está siendo la sensación en la Primera División portuguesa. Viene de ganar por primera vez en su historia en el Alvalade al Sporting de Portugal, un club que acaba de ascender y que está tutelado por Bruno Vicintin. El magnate brasileño, vicepresidente del Grupo Rima, líder en la producción de aleaciones de silicio y magnesio, se hizo con la mayoría accionarial en 2022. El club del archipiélago de las Azores ha venido creciendo desde entonces con un modelo claro que contrasta con lo que, por ejemplo, sucede en España con muchos propietarios extranjeros que aterrizan en la Liga.
Bruno Vicintin tomó rápidamente las riendas del día a día del club, con Klauss Camara como presidente de la SAD, pero involucrado en todo. Un modelo de gestión basado en la proximidad, en la presencia. Vicintin se afanó por conocer cada entresijo del club y hablar con todo el mundo. En España, clubes como el Valencia, el Espanyol o el Valladolid echan de menos la presencia de sus propietarios, que toman decisiones a cientos de kilómetros de distancia. A menudo se toman decisiones a kilómetros de distancia. A veces un técnico viaja para reportar al mandamás en persona y se vuelve sin conocer el parecer final del dueño y se tiene que enterar por otros. O lo que es peor, se reporta a sus intermediarios sobre el terreno, que luego rinden visita a ese dueño, sin la seguridad de que el mensaje haya llegado.
Vicintin tenía claro que el club no se iba a dirigir por Zoom y en Las Azores se lo han sabido reconocer. La afición está encantada. El equipo hizo una temporada pasada histórica en Segunda, consiguiendo el récord de puntos en una liga profesional, para subir y su intención de continuar creciendo tiene al club, ahora mismo, cuarto en su liga. Viene de tumbar al campeón de la liga y quieren más. El magnate brasileño se involucró pronto. Se recorrió junto a su equipo todos los estadios de la Segunda portuguesa, viajando con ellos y ahora hace lo mismo en Primera. Da igual viajar a Lisboa a estadios como el Alvalade o Da Luz que al recinto del Casa Pia. En España, incluso en clubes de Segunda algunas veces cuesta ver a los máximos dirigentes acompañar al equipo. La temporada es larga y aguantar arriba para un modesto no es fácil, pero el proyecto Vicintin en Las Azores tiene unas directrices claras y en Portugal agradecen que un inversor extranjero.
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