Rusia aleja a Promes de la cárcel: “Aquí no abandonamos a los nuestros”
Leyendas del Spartak cierran filas en torno al extremo, condenado a seis años por traficar con 1.600 kilos de cocaína. Ha anotado cinco goles en una semana.
Quincy Promes lleva cinco goles con el Spartak desde que hace unos días se conociera la sentencia que le condena en Países Bajos a seis años de prisión por traficar con 1.600 kilos de cocaína. Dos tantos le hizo al Kairat el pasado 14 de febrero y un hat-trick este miércoles, para apuntalar el 4-0 con el que el Spartak de Moscú goleó al Astaná de Kazakistán durante un amistoso disputado en Emiratos Árabes Unidos, donde el equipo que dirige el sevillano Guillermo Abascal pasa parte de su parón invernal. Después de anotar su tercer tanto, Quincy se puso a bailar.
En lo personal y lo futbolístico, al extremo de Amsterdam no parece haberle afectado mucho la condena. Todo lo contrario. En realidad, a día de hoy Promes no se siente cerca de la cárcel porque la actual ausencia de relaciones entre Rusia y los estados de la Unión Europea han bloqueado las extradiciones sine die. Y también porque muchas voces se ponen de parte del jugador.
El fútbol ruso no sólo no se plantea mayoritariamente mandar a Promes de vuelta a su país. Para muchos, habría incluso que ampliar su contrato, que a día de hoy termina en junio de 2024. Eso evitaría que, si no obtiene otro trabajo allí, el jugador no tuviera más remedio que marcharse a otro sitio dentro de pocos meses. “Promes es el mejor del Spartak y habría que firmarle otro contrato nuevo. Mientras más largo, mejor. Está en muy buena forma, sabe jugar y tiene muchas ganas. Lo judicial no le ha afectado”, dice tajantemente el exfutbolista Valery Gladilin, que además fue diputado en la Duma, el Parlamento de Rusia.
“Quincy quiere demostrarnos a todos que el fútbol ruso y el Spartak lo necesitan. Tiene dos opciones: rendirse y llorar o mostrarnos que hará todo lo posible para permanecer en el Spartak el mayor tiempo posible”, afirma a Futbol-ru el ex seleccionador Boris Ignatiev.
Yegor Titov, leyenda del Spartak y de la selección rusa, fue un poco más allá al considerar a Promes como “uno de los suyos”: “Los rusos no abandonamos a los nuestros cuando están en problemas. Estoy seguro de que nadie lo extraditará. Ahora no tenemos competición europea y no creo que eso vaya a cambiar. Por lo tanto, en mi opinión, Promes puede seguir jugando en el Spartak mucho tiempo”.
Tras emigrar desde las categorías inferiores del Ajax de Amsterdam a las del Twente, el Spartak pagó 11 millones de euros por Promes en 2014 para convertirle en una de las estrellas de su equipo. La actuación estelar durante un 5-1 en Moscú, en la Champions 2017-18, provocaron que el Sevilla pagara por él casi 20 millones al verano siguiente, pero en Nervión duró bastante poco: en parte por su brillo guadinesco y, sobre todo, porque su carácter díscolo fuera del césped amagaba con buscarle un problemón como el que luego se ha encontrado.
En la capital andaluza se le recuerdan a Quincy más de uno y dos altercados en alguna famosa discoteca y también gestos excéntricos, aunque altruistas, como el de regalar Iphones a los aficionados. Monchi consiguió colocarle en el Ajax en 2019 sin perderle demasiado dinero y el club neerlandés acabó devolviéndole a Rusia en el invierno de 2021 después de comprobar que no tenía remedio: en 2020, antes de esta sentencia por contrabando de estupefacientes, Promes ya fue condenado a 18 meses de prisión por apuñalar a un familiar durante una fiesta.