BALÓN DE ORO | RODRI
Rodrigo, del Opel Corsa al oro
El jugador del Manchester City ha llegado a la cima desde la más absoluta normalidad. Paso a paso, dio el salto total cuando llegó a la Premier. Con Guardiola se ha convertido en irremplazable.
El nombre de Rodrigo Hernández Cascante (22 de junio de 1996, Madrid) ya es historia del fútbol español junto al del añorado Luis Suárez Miramontes. Ese niño que creció en Villafranca del Castillo, urbanización del municipio madrileño de Villanueva de la Cañada, es el mejor jugador del mundo tras recibir el Balón de Oro 2024. Sin egos.
Rodrigo, un Balón de Oro, que se ha forjado a base de trabajo, mucho trabajo; talento y una capacidad de adaptabilidad muy grande. Era de los mejores en el Villarreal, en el Atlético, en el Manchester City y por supuesto, con la Selección española. Nadie le ha regalado nunca nada. Ni este premio, que le convierte en letras de oro como uno de los mejores jugadores españoles de la historia.
Atrás quedan esos paseos en bicicleta hasta el tranvía para ir a entrenar con el Rayo Mahajadonda cuando el sueño de ser futbolista era eso, un sueño que se mascaba en el jardín de casa. Luego vendría el salto a la cantera del Atlético de Madrid con apenas 11 años y ya con mimbres de futbolista talentoso. Seis temporadas como rojiblanco que marcaron la personalidad de Rodrigo. En 2013, primer contratiempo para un Rodrigo que siempre ha sabido reponerse de los golpes bajos. Ya en etapa juvenil, los rojiblancos deciden prescindir de él por su condición física. ¡Por bajito! Ahora alcanza el 1,90 de estatura. Con la idea de ser futbolista profesional, Rodrigo se marchó a Vila-real. En el conjunto amarillo, fue tirando puertas hasta debutar con el primer equipo. Siempre como pivote. Lo hizo en una eliminatoria de Copa del Rey ante el Huesca (17 de diciembre de 2015). Marcelino fue su valedor en el Villarreal. Tuvo que esperar un poquito más para debutar en Primera. En abril de 2016 en Vallecas. Para entonces Rodrigo deslumbra en la Selección Sub-19 que entrenaba Luis de la Fuente. Ya era el futuro de La Roja.
Esos años en el Villarreal, fueron los años del Opel Corsa. “Me saqué el carnet y tenía 3.000 euros para comprarme un coche. Mi madre me buscó uno de una anciana que tenía una computadora dentro. El ordenador medía unos 8 centímetros...”. Así se movía Rodrigo al entrenamiento sin importarle un ápice las risas de sus compañeros. Él hablaba sobre el campo. Por eso el Atlético llamó de nuevo a su puerta. Cinco temporadas después de su salida por la puerta de atrás, el conjunto rojiblanco lo fichó. Por aquel entonces, el Balón de Oro 2024 ya había debutado en marzo de 2018 en la absoluta de España de la mano de Julen Lopetegui en un amistoso ante Alemania. Todos le veían como el heredero natural de Sergio Busquets. Y pocos auguraban entonces que Rodrigo superaría en relevancia al del Barça.
La vuelta a su casa rojiblanca duró apenas un año. Un año de enseñanzas como el propio Rodrigo se ha hartado de decir en infinidad de veces. “En el Villarreal aprendí a ser un profesional, aunque cuando llegué al Atlético era un poco blando, con Simeone aprendí a ser malo, a ser un cabrón en el campo...”. Una evolución que ha sido una constante para Rodrigo. En el Atlético multiplicó por tres su valor. De 20M€ que pagaron los colchoneros a los 70M€ que desembolsó el City de Pep Guardiola, enamorado de Rodrigo.
Sin duda la Premier marca hay un antes y un después en su carrera. Desde el primer día fue pieza clave en el centro del campo citizen. Alternaba con Fernandinho mientras aprendía de De Bruyne, Gündogan o David Silva. Hasta que la marcha del brasileño le sirvió para hacer clic. Suplente, sin jugar ningún minuto, en la final de Champions 2021, se estuvo preparando en silencio para ser el jugador que es hoy. Mucho más trabajo físico (no hay nada más que ver el Rodrigo que llegó a Mánchester en 2019 al de ahora) y absorción de los principios de Guardiola. Un cambio, una evolución a mejor que hasta se trasladó a su faceta goleadora. Suyo fue el tanto que le dio al City en 2023 su única Champions. Los elogios a su persona eran ya unánimes. MVP de la Champions; de la Nations League con España y un quinto puesto en la edición del Balón de Oro 2023 que supo a poco. Un Rodrigo siempre dispuesto, como cuando Luis Enrique consideró una injusticia dejarle fuera del once de España en el Mundial de Qatar y le colocó de central. Cumplió. Tras ganar la pasada Eurocopa y alcanzar uno de sus sueños, una grave lesión de rodilla le devolvió a la realidad. Regresará más fuerte.
Rodrigo nunca quiso ser futbolista para tener un Ferrari, pero ahora tiene un Balón de Oro. Ese niño que perseguía el sentimiento de ser futbolista mientras jugaba en el jardín, que no hablaba porque perdía... Es hoy, el Balón de Oro de la normalidad.
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