Payet resucita en Brasil: “Sin ellos habría muerto lentamente”

Dimitri Payet se ha reencontrado a sí mismo en Brasil y parece dispuesto a terminar su carrera disfrutando sobre la cancha con la camiseta de Vasco da Gama, club que le ha permitido jugar de nuevo con regularidad y con la soltura que le permite mostrar su mejor versión, esa que es capaz de dejar boquiabierto a cualquiera con gestos técnicos determinantes en los metros finales del ataque. El francés de 36 años -cumplirá 37 a final de mes- sufrió cuando dejó Marsella pero su nueva afición lo acogió con los brazos abiertos desde el prime momento y ese cariño ha resultado crucial.

En una entrevista concedida a L’Equipe, Payet habla de las dificultades vividas en los últimos meses: “Siempre he elegido mis clubes basándome en sus estadios. Deben estar llenos y debe haber una atmósfera. Eso es lo más importante. Necesitaba esa pasión. Si no la tuviera, habría muerto lentamente. Me encanta cuando los aficionados son exigentes. La relación que tenía con la afición del Marsella es la misma que tengo en el Vasco”.

Cuando Payet dejó Marsella, ya con 36, no veía futuro en su carrera y así lo revela con sus palabras al medio francés: “Para ser honesto, a herida nunca va a cicatrizar (con el Marsella). La ruptura fue brutal y muy difícil para mí. Después de eso, tienes que vivir con ello. Cuando llegué a Brasil, estaba en el suelo. Fue difícil. En la conferencia de prensa (anunciando mi salida del OM), todo estaba acabado. En mi mente, no podía ver dónde podría recuperarme. Gracias a Vasco y a los aficionados que me ayudaron a levantarme. Fue su amor lo que me salvó”.

Payet llegó a Río de Janeiro cuando Vasco atravesaba una situación crítica en el Brasileirao. En la segunda vuelta el momento deportivo cambió por completo y lograron la salvación en las fechas finales. En este 2024 su actuación en el estadual carioca, donde disputarán las semifinales, invita al optimismo: “Eso me motivó aún más. Lo tomé como un desafío adicional. Estoy feliz con mi elección, amo este campeonato. Es emocionante, con una afición increíble. ¡Es una verdadera emoción vivir toda esta locura en el país del fútbol!”

En este sentido el experimentado mediapunta narra cómo vivió sus primeros días en el vestuario y la situación que tanta sorpresa le causó: “Cuando llegué, todos estaban en el gimnasio, con música brasileña sonando, cantando, bailando, muy relajados. Era como si no se dieran cuenta de la urgencia de la situación. Me di cuenta de que así es como son. Luego, cuando se acerca el juego, cambian, se convierten en guerreros y van a la batalla. En Francia, si tienes 9 puntos en la primera vuelta, nadie baila o canta. Aquí, son alegres y felices de estar vivos”