Guardiola dijo que Rodri no estaba para más de 30 minutos, pero, si del propio ‘16’ dependiera, el Balón de Oro español llevaría varias semanas jugando de inicio cada tres días. Su vuelta a los terrenos de juego se produjo en la penúltima jornada de Premier y, un mes después, ya en el Mundial de Clubes, disputó su primera media hora de juego completa. Rodri progresaba adecuadamente, como en el anuncio. Pero ante la Juventus, quien volvió fue Rodrigo.

Nueve meses después de aquella fatídica tarde de septiembre en la que el lado skyblue de Mánchester, España entera y parte de Europa se llevaron las manos a la cabeza, el ‘16’ partía de inicio. La primera titularidad en 277 días. Y cómo cambió el City. Con Rodri, el City sí puede jugar y vivir en campo rival. Con Rodri, el balón es propiedad del City y todos los balones pasan por él. Con Rodri, el City vuelve a ser un equipo dominador y divertido.

El Balón de Oro español aún está falto de ritmo, menos atrevido para armar su potente disparo desde la frontal y con menos fuelle para correr hacia atrás en la transición defensiva. Aún así, el ‘16’ sigue siendo ese pie seguro que todos los futbolistas citizens buscan para iniciar jugadas y plantarse en las inmediaciones del área rival. Algo tendrá que ver que la mejor actuación en meses de los pupilos de Guardiola se haya producido tras 65 minutos de puro Rodrigo Hernández.

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