FRANCIA
Mbappé-Al Khelaïfi: relación rota
El delantero le evitó el lunes en la previa del partido ante el Dortmund y al presidente no le gustó que no renovara tras hacer lo imposible porque siguiera.
En mayo de 2022, con un Parque de los Príncipes abarrotado, Nasser Al Khelaïfi salía al centro del campo, en la previa del partido ante el Metz, para anunciar, con solemnidad, la renovación de Kylian Mbappé. Después de una carrera de fondo interminable, con dos estados, Qatar y Francia, inmiscuidos en las negociaciones, el presidente posaba con el jugador junto a una camiseta de “Mbappé 2025″. Un detalle pasó desapercibido, porque el qatarí le había rogado que así fuera, pues la ampliación de contrato fueron dos años y uno opcional, unilateral para el delantero, y no tres como en primera instancia se anunció.
Los dos años venideros fueron el fin de la relación entre Mbappé y Al Khelaïfi. Las promesas que el presidente le hizo en las fases decisivas de las negociaciones por su renovación fueron en vano. El capitán de ‘Les Bleus’ pidió a Tchouaméni, Lewandowski, Skriniar o Zidane para el banquillo; ninguno de ellos aterrizó, por lo que dos meses después, en julio, el crack de Bondy envió una carta al club para informarles que no iba a renovar hasta 2025.
Incluso se llegó a barruntar, en aquel entonces, que el PSG pidió 300 millones para vender a Mbappé. Después llegaron episodios convulsos: el penalti-gate con Neymar, el #PivotGang, término peyorativo para explicar en redes que no quería jugar de delantero o el estallido de la noticia de que quería marcharse en enero de 2023, justo antes de un partido de Champions ante el Benfica, terminaron por romper la relación entre club y jugador.
Mbappé confirmó este viernes lo que era un secreto a voces, que no seguirá en el Paris Saint-Germian a partir de la próxima temporada. Faltaba formalmente que una de las partes, el futbolista, lo confirmara, aunque el conjunto parisino no se pronunció en sus redes sociales después del comunicado del máximo goleador de su historia, denotando que Al Khelaïfi no mantiene una buena relación, desde hace tiempo además, con el campeón del mundo en 2018.
El lunes, en la previa del encuentro contra el Dortmund, Mbappé ‘evitó' a Al Khelaïfi y Luis Campos. No se acercó a ambos, sino que les bordeó como si fueran un obstáculo para entrar al césped de Poissy. Aquellos gestos, extraños, ya evidenciaron que algo pasaba entre las dos partes. El presidente del PSG intentó apremiarle cuando este le dijo en febrero, en una reunión privada, que no ampliaría su vinculación al club. Luis Enrique lo cumplió a medias, solo en la Ligue 1, reduciéndole drásticamente los minutos.
Al Khelaïfi siempre había conseguido todo lo que se había propuesto a través del dinero ilimitado de Qatar. Renovaciones multimillonarias, irrechazables, sirviéndose del Estado y de Macron con Mbappé para persuadirle de que renovara. Tras conocer que no renovaría, su furia entró en ebullición. En verano, prueba de su enfado, se atrevió a descartarle de la gira por Japón para dejarle claro que no iba en vano su promesa de no dejarle jugar, pero una reunión entre ambas partes en agosto, tras la primera jornada de la Ligue 1, apaciguó la tensión.
Mbappé se marcha del Paris Saint Germain como el máximo goleador histórico del club, pero con una sensación agridulce, con una espina clavada, el no haber ganado la Champions League, la primera de la historia del equipo de su ciudad, de su país, “el más grande de Francia”, según describió en el comunicado de cuatro minutos que anunció su marcha. Pero la historia le recordará como un jugador legendario, en Francia al menos, antes de dar el paso que quiso dar hace ya tres años, marcharse al Real Madrid.
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