Las razones del despido (premeditado) de Tuchel
Los medios ingleses aseguran que la última derrota no fue la causa única. Había fricciones entre el alemán y la nueva propiedad, que no le veía para un proyecto a largo plazo.
Después de 100 partidos con el Chelsea, Thomas Tuchel ha dejado de ser su entrenador. Una aniversario que coincide cruelmente con el de los nuevos propietarios del club, que cumplían 100 días al cargo y que han decidido dar un golpe de timón, con Todd Boehly como capitán de la nave. Ahora el conjunto de Stamford Bridge inicia la búsqueda frenética de un nuevo entrenador, aunque el problema viene de lejos, de acuerdo con diferentes medios ingleses.
La derrota en Champions League ante el Dinamo de Zagreb, a la que por cierto asistieron Boehly y Bejdad Eghbali (los propietarios controladores del Chelsea), solo fue una manera de subrayar la decisión que ya se había tomado en el club, con independencia de los resultados. Así pues, tal y como explica The Telegraph, fue durante la revisión de los dueños de sus primeros 100 días al cargo cuando se dieron cuenta que Tuchel había hecho poco para demostrar que quería formar parte de una nueva cultura en el Chelsea.
Su vida privada
Y aunque públicamente el técnico alemán sí se había preocupado en insistir en que pensaba en el largo plazo (”han sido 100 partidos, y luego vendrán otros 100″, llegó a comentar), la realidad es que en privado se comportaba de forma muy distinta. De hecho, su actitud y su comportamento suscitaron muchas dudas en la directiva y esa terminó siendo su perdición, siempre según The Telegraph, que también tiene en cuenta las tres derrotas consecutivas en casa o una serie de actuaciones un tanto turbias de Tuchel (como sería el encontronazo con Antonio Conte). Es más, Miguel Delaney, en el Independent, llega a decir que la relación del técnico con una novia mucho más joven, y posterior a su matrimonio, no era la mejor imagen de cara a la opinión pública.
La llegada de Aubameyang, además, fue una pista falsa en el destino de Tuchel, que pese a tener un papel activo en la dirección deportiva (el que más después de José Mourinho) y a gastarse más de 280 millones de euros en transferencias en este mercado de verano, ha tenido una salida más rápida de lo esperado. Se ha llegado a comentar que el nombre de Cristiano Ronaldo fracturó también las relaciones entre propiedad y entrenador. Los primeros lo querían a toda costa porque era una oportunidad de mercado comercial y deportiva; el técnico, por su parte, se negó en rotundo.
Por eso, precisamente, la nueva propiedad del Chelsea es consciente de que será sometida al escrutinio público, en una decisión que podría provocar una crisis de relaciones públicas mayor que cuando se despidió al presidente, Bruce Buck, a la directora, Marina Granovskaia, o cuando Petr Cech pidió salir de la dirección deportiva.
Ahora está por ver la acogida de la decisión en el vestuario del Chelsea, con muchas caras nuevas, aunque en el club parecen seguros que no habrá revuelta y tienen como principal candidato para ser el reemplazo a Graham Potter. Un entrenador con buena fama en la Premier League pero que todavía dirige al Brighton, que ya demostró lo correoso que es en las negociaciones por Marc Cucurella.