La niebla y un esperpento arbitral protagonizan el inicio de año de Samu

Ni Samu ni Gyökeres, el primer protagonista del año en el fútbol portugués fue el árbitro Tiago Martins, que dio incomprensiblemente luz verde a que se jugara el partido entre Nacional y Oporto a pesar de que una monumental niebla que invadía Madeira hacía imposible que el partido se disputara con normalidad.

La situación provocó conflictos desde el principio, claro. Apenas se podían vislumbrar las camisetas naranjas del Oporto a más de dos metros de distancia, pero aun así, el árbitro portugués decidió que el partido debía iniciarse a la hora programada. Los jugadores y técnicos de ambos equipos se quedaron atónitos ante la decisión.

Se jugó durante poco tiempo, pero a Martins le dio tiempo a meterse en una polémica a los cinco minutos, cuando le mostró la amarilla a Mora por una criminal entrada a Soumaré en el minuto 5′. El centrocampista del Oporto pisó en el gemelo a su rival y el VAR le avisó para que revisara la jugada en el monitor en una visión mucho más clara que la que pudo tener el colegiado entre tanta niebla. Aun así, Martins no se bajó del burro y mantuvo su decisión de mostrar solo la amarilla.

Con el esperpento haciéndose cada vez más grande, Martins interrumpió dos veces el partido durante varios minutos y lo volvió a reanudar sin que el tiempo hubiera mejorado lo más mínimo. No fue hasta el minuto 15 cuando el árbitro por fin entró en razón y decidió suspender definitivamente el juego.

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