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PARAGUAY

La eterna juventud de Óscar Cardozo

El mítico delantero paraguayo cumple 40 años en apenas un mes. Ha marcado 8 goles en sus últimos 3 partidos como titular.

La eterna juventud de Óscar Cardozo

El fútbol paraguayo vive una remodelación total desde hace años, en un proceso en el que empiezan a aparecer grandes talentos como Miguel Almirón o Julio Enciso, dos nombres de moda en las últimas semanas de Premier League. Este último dio sus primeros pasos en Libertad de Paraguay, club en el que hoy milita una absoluta estrella del fútbol guaraní y líder de la anterior generación dorada de la Albirroja.

Óscar ‘Tacuara’ Cardozo era la gran figura ofensiva de aquella Selección paraguaya que plantó cara a la España campeona del mundo en los cuartos de final de 2010. Hoy, a apenas un mes de cumplir 40 años (20 de mayo), Cardozo sigue poniendo en pie las tribunas del fútbol paraguayo una jornada tras otra.

El dorsal 7 del Gumarelo anotó el pasado lunes un doblete ante Resistencia, lo que suma una cifra un total de 8 goles en sus últimos 3 partidos como titular, incluido un póker a uno de los grandes rivales de Libertad como es Cerro Porteño. En las últimas 4 fechas, el promedio goleador de Cardozo es de 1 gol cada 28 minutos, cifra absolutamente exagerada.

Óscar Cardozo sigue ampliando sus cifras goleadoras. El ariete guaraní lleva más de dos decadas perforando arcos de todo el mundo, ostentando además el prestigioso récord de ser el jugador paraguayo con más goles en la historia del fútbol profesional, un hito que a cada día que pasa tiene más alto el listón a causa de un olfato goleador que parece nunca acabarse.

Un gol para no olvidar

En su último encuentro, Óscar Cardozo dejó una firma única en uno de los dos tantos que anotó. El atacante del Gumarelo siempre ha sido un especialista en los tiros libres, pero en este choque, ‘Tacuara’ dejó un tanto muy diferente a lo que se acostumbra a ver desde el balón parado.

Cardozo aprovechó la falta de concentración tras el pitido del árbitro para disparar sin tomar carrera con un golpeo propio de un jugador de golf. El balón acabó entrando por la escuadra ante la atónita mirada de toda la barrera, que no comprendía muy bien lo que acababa de pasar.