Klopp, el Liverpool, Xabi Alonso, la Superliga…
De repente se mueven los cimientos del fútbol europeo como hacía tiempo que no ocurría. En dos días se han anunciado las salidas de Boban como director de fútbol de la UEFA y de Klopp como técnico del Liverpool. ¿Coincidencias? Es posible. Pero también no.
La sentencia favorable a la Superliga el 21 de diciembre supone un giro en Europa, se quiera ver o no. El Liverpool, de propiedad norteamericana, fue el último club de la Premier en sacar un comunicado ese día apoyando el ecosistema actual. Todos dan por hecho que de los ingleses es el más predispuesto a aceptar una nueva competición, un nuevo estatus.
Klopp, sin pelos en la lengua, salió ante la prensa y dijo que la sentencia le parecía interesante. Un palo en toda regla a la UEFA y un mensaje de hastío hacia todo y hacia todos. Klopp ha sido, es y será un defensor a ultranza del fútbol tradicional, el que se respira en Anfield, ese que él ha logrado conquistar desde lo más bajo de los banquillos porque es muy bueno. Sus reivindicaciones sociales y contrarias a la modernización y a la mercantilización abusiva del fútbol chocan frontalmente con la cultura empresarial de las nuevas propiedades que ya lo integran.
En este panorama gris y nublado, el Liverpool tiene tiempo hasta junio para encontrar un técnico adaptado a los nuevos tiempos, con relaciones en Europa y en sus organismos, con calado en el club red, en la Premier y en el nuevo escenario que pueda venir. Quizá haya uno por encima del resto: Xabi Alonso. Klopp es legendario; Xabi va camino de serlo. El cambio pasa por él.