“Jugaba y estaba dos días en la cama... El fútbol era un castigo”

Javier Pastore marcó una época en el fútbol argentino y en el fútbol europeo hasta que decidió dejar su profesión a un lado para comenzar una nueva vida en familia. Esta decisión fue, en parte, por las graves dolencias por las que tuvo que pasar el centrocampista durante toda su carrera, especialmente en la última fase. Además de narrar esa parte dura del fútbol, Pastore hizo balance, en una entrevista en La Nación, de su exitosa carrera junto a estrellas de talla mundial como Messi, Mbappé o Neymar.

Lesiones

“Cuando eres jugador te crees que te las sabes todas, que no te toca nada, que puedes hacer lo que se te pasa por la cabeza… Y si te quedás con la cabeza del jugador, el día después es muy difícil. Porque te van a llegar oportunidades, pero vas a ir pensando que puedes hacer lo que quieras porque jugaste en la selección o en los mejores clubes, y no. Eso no sirve. Lo que hace falta uno no lo aprendió todavía. Uno solo sabe jugar al fútbol en una cancha, y ante el nuevo desafío, si no estás preparado, en cuanto te equivoques una o dos veces, lo más fácil será echarte. Dirán: ‘Fue un buen jugador, pero no sirve para nada para esto’. Y eso no quiero que me pase. Soy joven, apenas tengo 34 años y debo aprender”, admite Pastore, ahora que se forma en temas relacionados con el deporte rey,

El exjugador, narra, que hace un mes tuvo que pasar por el quirófano para operarse de nuevo la cadera. “No soportaba más. Me levantaba con dolor y los primeros pasos ya eran un calvario. Sentarme, agacharme, subirme al auto, me dolía todo el tiempo. Era un sufrimiento diario. La cabeza me decía ‘basta, por favor…’ No quería sufrir más. Por seguir jugando al fútbol la fui estirando, fui probando muchas cosas, terapias innovadoras, y al final fui conejito de indias para muchos tratamientos que iban apareciendo… Pero nada, ninguno con el resultado deseado. Sí, me mejoraban para poder entrenar y jugar, pero nunca mejoraba realmente mi calidad de vida. Jugaba un partido y después tenía que estar dos días en la cama por el dolor que sentía”.

“Jugar al fútbol había dejado de ser un placer. Era un castigo. Sufría en la cancha y sufría después: ni podía jugar con mis hijos. Ahora me coloqué prótesis de cadera completa del lado izquierdo. Fémur y acetábulo de cerámica. Todo encapsulado a presión, sin tornillos ni pegamento, y eso acelera los tiempos de recuperación. Me operé un martes y el miércoles estaba caminando. Y sin dolor. Después de la rehabilitación, que estoy haciendo todas las mañanas… vida normal. Increíble, poder decir vida normal… me cambió la cabeza. Estoy feliz”, admitió. Eso sí, admite que le gustaría tener otro final. “Mi cabeza hoy no piensa en volver a jugar al fútbol, solo quiero recuperarme y estar muy bien. Y si llego a sentirme bien al correr, tal vez me vuelva a dar ganas. Y solo ahí me lo plantearía. Porque, es cierto, no me gustaría terminar mi carrera de esta manera...”.

Beckham

Uno de los que más le sorprendió fue Beckham. “La persona más humilde que conocí en el fútbol. Me sorprendió, todo. La profesionalidad en el día a día, sabiendo que en París ya era su última etapa como futbolista. No jugaba mucho, no era siempre titular, e igual lo daba todo. Siempre con buena cara. Hasta el día de hoy, cuando tengo la suerte de cruzarlo con cierta frecuencia en eventos y en las canchas, me trata de igual a igual… Bueno, sería lo normal, ¿no? Pero te juro que no es tan normal entre futbolistas o personajes públicos tan trascendentes. Recuerdo que nosotros íbamos vestidos común, digamos, a las prácticas, y él las primeras semanas se aparecía de traje, corbata, elegante… y se dio cuenta de que no era necesario. Y se adaptó, cambió, se puso a la par nuestra. Son detalles pequeños, pero lo describen como persona. Aunque con él siempre será imposible, buscaba no llamar la atención”. También tiene un gran recuerdo tanto de Cavani como de Ibrahimovic, quién le “hizo creer”.

Neymar

“Neymar es un fenómeno, muy buena gente. Vive su vida como él quiere, nadie le va a manejar la vida. Quitando a Messi, yo no vi nunca a otro jugador tan talentoso como Ney. Si él hubiese querido, le peleaba el Balón de Oro a Messi, a Cristiano y a quien fuera, pero él vive su vida de una forma distinta, no vive para el fútbol al 100%. Lo quiero mucho, le he escrito bastante ahora, durante su lesión. Yo al principio me esperaba a alguien arrogante y me equivoqué”, reconoció.

Mbappé

Igual le pasa con Mbappé: “Hablé durante el Mundial. Lo vi un par de meses después de la final en Qatar, cuando PSG fue a entrenar y a hacer un partido. Y estuve en el vestuario, con él, con Messi, con Ney. Lo felicité por el Mundial que había hecho y me dijo: ‘Noooo, si el hijo de puta este de Messi nos ganó el Mundial…’ Como un chiste, como diciendo que Leo lo había ganado solo. Hablé mucho con Kylian, es un chico muy centrado: perdió una final y al día siguiente ya estaba pensando en lo próximo que iba a ganar. Tiene una mentalidad increíble”.

Messi

Pastore analizó el final entre Messi y el PSG. “Esa situación incómoda estuvo propiciada más por el aficionado francés que por el club. Viéndolo de afuera, el club se trató de proteger a sí mismo porque el club sigue ahí y seguirá ahí. Y la gente va a seguir yendo a la cancha a ver a su club. Un club nunca se va a poner del lado del jugador, nunca, porque tienen por detrás muchísimas más cosas que un solo jugador, aunque hablemos del mejor del mundo. Pero el francés estaba muy dolido por el Mundial, y por un montón de cosas, y no le perdonaban ni un pase errado. Sentían despecho. Y lo silbaron, como increíblemente silbaron a Neymar. El francés es difícil, y es difícil ganárselo. Yo he tenido suerte”. Tiene una gran relación con su compatriota.

Ancelotti

Sin duda, del entrenador que mejor recuerdo tiene Pastore es de Ancelotti. “Fue un gran entrenador, me dio muchas herramientas. Como gestor de equipo, de vestuario, de estrellas, es el que más me marcó, el que mejor se relacionó con un plantel. Conseguía que estuviesen todos contentos, los que jugaban y los que no. Muy humano, muy querible. Es muy difícil encontrar planteles donde todos sientan lo mismo por un entrenador, y Carlo lo lograba”.

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