Hasta Neymar se burló de Dembélé
El jugador del PSG ha pasado por todo tipo de penurias físicas y anímicas en su carrera. Coincidir con Luis Enrique le cambió la vida.


No hace demasiado tiempo que Ousmane Dembélé era un jugador denostado por su particular carácter reservado y por los constantes problemas físicos y de toma de decisiones que le perseguían en su carrera. En el Camp Nou acabaron hartos de él. Se fue al PSG hace dos veranos por 35 millones y dejando una sensación de alivio, más que otra cosa.
🚨 Neymar like un tweet dénigrant Ousmane Dembélé sur Instagram.
— Instant Foot ⚽️ (@lnstantFoot) February 28, 2024
« Buts sous le maillot du PSG cette saison :
Neymar : ⚽️⚽️
Dembélé : ⚽️ »
Réponse de Neymar : « 😂 » pic.twitter.com/LuQ8Ui2sc5
Nada que ver con el Dembélé que, apenas unos meses después, es el mejor jugador del mundo, el Balón de Oro que tanto desearon otros y nunca han podido conseguir. Por ejemplo, Neymar. El brasileño, su predecesor en el Barcelona y también luego en el PSG, llegó a tomarse a guasa el rendimiento de Ousmane en París una vez el brasileño ya se había marchado de allí.
En abril de 2024 le dio me gusta y contestó con un emoticono sonriente a un tweet en el que se recordaba que Dembélé llevaba menos goles que Neymar cuando éste había abandonado el club a final del mercado de verano.
Por supuesto, la afición parisina ha rescatado ahora la publicación y se la está echando en cara a Neymar, quien milita en el Santos brasileño sin más pena ni gloria mientras Dembélé es Balón de Oro.
Nada de esto hubiera sido posible sin Luis Enrique. El técnico asturiano dio las herramientas futbolísticas necesarias para hacer del internacional galo el mejor jugador del mundo. Le reconvirtió a delantero centro y le permitió brillar en la presión defensiva, además de en la faceta goleadora. Todo un hito para un jugador que en Barcelona llegó a ser incluso objeto de mofa.
“No tengo ningún problema con Luis Enrique. Es como un padre para mí”, zanjó Dembélé, que hace un año, antes de viajar a Londres para un compromiso europeo contra el Arsenal, fue descartado por el asturiano por motivos disciplinarios. Pero esa decisión, lejos de ser un castigo, era una invitación a motivarle, ya que Lucho, que siempre le definió como “el mejor extremo del mundo”, cuando casi nadie creía, era consciente de que algún día podía convertirse en el mejor futbolista del mundo.
En su primer partido como profesional, en 2015, Ousmane Dembélé fue comparado en Rennes con Cristiano Ronaldo. Meses después, ya era la mayor promesa del fútbol europeo hasta que apareció Kylian Mbappé, también debutante en 2015, y que irrumpió en el Mónaco con una fuerza que apenas tres años después ya era campeón del mundo junto al actual Balón de Oro. Los focos se centraron en actual delantero del Real Madrid, uno de sus mejores amigos, defensor de su potencial en los momentos más críticos de su carrera.
“Así es el fútbol. Pasé momentos críticos, pero la vida de un futbolista es levantarse”, confió Dembélé en el Teatro del Châtelet, abrazado al Balón de Oro, ese que parecía imposible hace apenas un año, cuando parecía que la relación con Luis Enrique estaba rota. Acusado de poco trabajado en el Barcelona, de indisciplinado, su fichaje por el PSG se convirtió en un alivio para el francés, a pesar de comenzar como escudero de Mbappé.
Los focos iban para el crack de Bondy, pero su salida permitió que Luis Enrique le reubicara como delantero centro, posición en la que estaba más cerca de la portería y no necesitaba realizar ímprobos esfuerzos desde la banda hasta plantarse cara a cara con el portero. El niño prodigio de Rennes, que se hizo hombre en París, contribuyó en 51 goles durante la temporada pasada para acercar al PSG hacia una Champions que parecía imposible tras interminables descalabros con proyectos fallidos.
No le pesó a Dembélé coger el ‘10′ que precisamente Neymar, que en su día en las redes sociales había tirado de ironía con un Me Gusta que suscitó polémica. Muchos escépticos con su potencial consideraron que el francés no podía asumir el nivel del brasileño, que nunca llegó ni siquiera a acercarse al Balón de Oro como jugador del Paris Saint-Germain, aunque en 2020 se quedó con la miel en los labios en la final de la Champions que perdió ante el Bayern de Múnich.
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Dembélé no se conforma con un Balón de Oro. Nada más finalizar la ceremonia, en la que se congregaron centenares de ultras del PSG, como si no hubiera existido el Clásico perdido en Marsella, vitorearon con bengalas hacia el nuevo rey de la capital francesa. El delantero, ahora, quiere conseguir otra Champions y mejorar sus cifras de la temporada pasada, las más prolíficas de su carrera, para demostrarle al mundo que no fue casualidad, que no fue un momento puntual el haberse erigido como el mejor jugador del mundo.
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