El Schalke se plantea vender su mayor tesoro

El 13 de agosto de 2001 se inauguró en Gelsenkichen el que, por entonces, se consideró el mejor estadio del mundo, el Veltins Arena. Era un estadio innovador para la época, siendo uno de los primeros con techo retráctil, un enorme marcador móvil y varias plantas de terreno de juego movible que ayudaban a mantener siempre el césped en buen estado o albergar eventos no deportivos con frecuencia. Fue sede de la final de la Champions 2003-04 en la que el Oporto ganó su segunda Copa de Europa y en él se disputaron partidos de la fase final del Mundial 2006 de Alemania. Su club anfitrión, el Schalke tenía en sus manos uno de los mayores tesoros futbolísticos del planeta, catalogado por la FIFA como un estadio 5 estrellas.

Aunque la catalogada época dorada del Schalke tuvo lugar en los años 30, bajo la mirada del nazismo y en los que se proclamó campeón de seis títulos de liga entre 1933 y 1942, la inauguración del Veltins Arena varias décadas después coincidió con la segunda mejor etapa del club de la orilla del Ruhr, que en la década de los 2.000 ganó tres Copas de Alemania, fue tres veces subcampeón de la Bundesliga y que, en 2011 y con Raúl en sus filas, alcanzó sus únicas semifinales de Champions . Tiempos de bonanza que apenas trece años después son un solo un lejano recuerdo ya que el Schalke vive ahora uno de los peores momentos de toda su historia. El descenso a la Bundesliga 2 hace tres temporadas hundió al club económicamente, que aunque solo tardó un año en regresar a Primera, volvió a descender el curso pasado, lo que ha agravado su crisis financiera hasta el punto de que sus dirigentes se plantean vender la que, ahora mismo, es sin duda su joya de mayor valor: el Veltins Arena.

Según relata Bild, la situación económica es tan dramática para el Schalke, que en estos momentos se encuentra a dos puntos de la zona de descenso a la Bundesliga 3, que solo la venta de su principal activo podría evitar la desaparición de la institución, que este año cumple su 120º aniversario. Las deudas del club rondan los 165 millones de euros, por lo que los directivos no se plantean una venta de su mayor activo por una cantidad menor a 200 millones, suficiente para sanear sus cuentas y tener margen para darle valor al proyecto deportivo en los próximo años.

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