El mercado mirará a Xavi Simons durante la Nations League
Después de nueve años en la cantera del Barça, no aceptó un contrato de 200.000 euros anuales a los 16 años. Después de temporadas irregulares en el PSG, ha explotado en el PSV. Ha cambiado de representante. Rompió con los herederos de Raiola (Rafaela Pimienta) y está con Darren Dein.
En 2003, cuando Xavi todavía no había alcanzado la condición de leyenda que luego fue, Regillio y Peggy Simons, especialmente la madre, decidieron llamar a su segundo hijo como al ahora entrenador del Barça. Los guiños del destino llevaron a Simons a España cuando tenía tres años. La familia política de Regillio, exfutbolista profesional que jugó en Países Bajos, Japón y Turquía, se había mudado a Rojales (Alicante), donde solían veranear hasta que decidieron afincarse allí. Xavi y su hermano mayor, Faustino, empezaron a jugar en el Thader, un club local. En 2010, Guillermo Amor avisó al Barça. Había un tesoro. Xavi le había impactado, así que el club azulgrana llamó al chico, que acompañado por su madre estuvo un par de días haciendo pruebas y ya se quedó de azulgrana.
Como suele decirse, Simons fue futbolista antes de tiempo. Su fútbol impresionaba en los torneos más famosos de chavales y llamó la atención del superagente Mino Raiola. Firmó, además, un contrato con Nike y se convirtió en influencer (más de un millón de seguidores) cuando apenas era un crío. El Barça lo perdió en 2019. Con 16 años, le ofreció un contrato ascendente fuera de los umbrales habituales. El primer año, Simons ganaría 200.000 euros. Pese a que en el Barça había hecho buenos amigos (con Balde sigue manteniendo una buena relación). Demasiado poco para competir con el Paris Saint Germain, con el que además el Barça estaba en plena guerra después del intento frustrado del fichaje de Verratti y la fuga de Neymar.
Simons, jugador que añadió a su talento y su carisma habitual todos los automatismos del fútbol de posición del Barça, debutó en abril de 2021 con el PSG ante el Estrasburgo pero por un momento su carrera pareció pararse. La colección de estrellas y los egos desatados en el PSG parecieron amenazar su progresión. Simons demostró entonces que era algo más que un influencer y una imagen de joven triunfador vestido por Nike. Dio un volantazo a su carrera y regresó a casa. El PSV le llamó y en la Eredivisie ha roto como profesional: 22 goles y 12 asistencias en 48 partidos esta temporada. Van Gaal no lo dudó y lo llevó al Mundial. Allí debutó en los octavos de final ante Estados Unidos. Con Koeman, ha sido titular en los dos primeros partidos con el héroe azulgrana de Wembley al frente de la Oranje. Su nuevo seleccionador le ha aconsejado que siga un año más en la Oranje.
Simons le ha dado un vuelco más a su carrera. Recientemente, ha dejado a su antigua agencia de representación (a Mino Raiola lo sustituyó al frente de la misma Rafaela Pimienta) y se ha unido a Darren Dein. Seguramente, por eso su futuro se vincule al Arsenal (Dein aún es el representante, por ejemplo, de Cesc Fábregas). Simons tiene contrato hasta 2017 con el PSV. El PSG mantiene una opción de compra sobre el centrocampista, aunque nadie ha especificado la cifra (se especula entre los doce y los quince millones de euros). Pero los parisinos tendrían que ejecutarla este primer año y Simons no parece convencido de regresar. Koeman le ha recomendado seguir un año en Eindhoven, pero lo que está claro es que uno de los grandes reclamos del mercado en esta Nations League es Simons, el talento que lleva su nombre en señal de admiración al entrenador del Barça.