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LIGA NACIONES CONCACAF | HAITÍ

El hispanoargentino Gabriel Calderón quiere hacer soñar a Haití

La selección centroamericana, dirigida por el hijo de Gabi Calderón y que vive la inestabilidad social y político económica del país desde 2021, sueña con la Copa América.

El hispanoargentino Gabriel Calderón quiere hacer soñar a Haití

Las catástrofes naturales y ser el país más pobre de América no han impedido a Haití que se haya levantado de cada problema. En un lugar donde cada cierto tiempo las desgracias se apoderan de la población, llevándose más de una vida de por medio, el fútbol ha sido un salvoconducto para tener algo con lo que alejar la mirada de lo negativo. No obstante, el deporte tampoco se ha visto exento de los problemas locales, y la inestabilidad política y social también sacudió al fútbol hace tiempo para alejarlo de sus ciudadanos.

Creciéndose ante la adversidad, los futbolistas y las futbolistas del país no cesan en su objetivo por alcanzar los mayores logros posibles y hacer crecer sus sueños. El último gran hito de Haití se materializó a través de su selección femenina, que disputó el Mundial de Australia/Nueva Zelanda este mismo año. El equipo masculino, por su parte, sueña con la Copa América de 2024 que se jugará en Estados Unidos. Una selección con futbolistas repartidos por el mundo, desde algunos que se encuentran cerca jugando en la MLS hasta otros que tratarán de levantar la Copa Sudamericana como el central Ricardo Ade.

Entrenados por el hispanoargentino Gabriel Calderón desde mayo de 2023 (pero formando parte de la Federación Haitiana desde 2022), hijo del exinternacional por la selección de Argentina y exjugador, entre otros clubes del Betis, Gabriel Humberto Calderón -que disputó dos Mundiales en 1982 y 1990-, la situación de Haití se ha ido complicando también en lo futbolístico. Sin pisar sus campos desde 2021 debido a los problemas de inseguridad y la crisis sociopolítica, Calderón, nacido en Sevilla pero de padres argentinos, nunca ha pisado el país para dirigir un enfrentamiento. “No permiten jugar. No hay ninguna actividad futbolística: también la liga local se detuvo hace ya bastante tiempo”, explicó recientemente en una entrevista a El País América.

Con una captación y seguimiento de los futbolistas locales a través de bases de datos y análisis, en tiempo el trabajo de Calderón todavía es escaso. En cinco partidos oficiales como seleccionador (dos de la Copa Oro y tres de la Liga de Naciones CONCACAF) los resultados han tenido de todo. Desde el sabor de la victoria hasta el conocimiento de la derrota y los empates. No obstante, este hispanoargentino de 36 -casi 37- años que ya tuvo un papel en la clasificación femenina a la Copa del Mundo, quiere que sus jugadores sueñen con la Copa América.

No obstante, los logros del país no los está pudiendo vivir su gente, aquella que ama el fútbol y que le sirve como vía de escape para la realidad que viven. “Significa mucho, suponen una alegría y una vía de escape para los problemas cotidianos de la gente. Cada vez que juega el equipo, el masculino y el femenino, se detiene el país. Valoran a las dos por igual, las siguen mucho”, explicaba Calderón a El País. Haití, que se nutre de jugadores que nacieron en otros países debido a la emigración de sus padres, cada vez está más lejos de su gente.

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Fédération Haïtienne de Football

Si dejar de jugar en su país, arropado por su público, suponía un problema, ahora Haití se tiene que enfrentar a otro. Los centroamericanos, que se desplazaron a República Dominicana para jugar como local desde 2021, han tenido que buscar un nuevo ‘hogar’ en el que recibir a sus rivales. Tras varios partidos repartidos entre el Estadio Olímpico Félix Sánchez y el Estadio Panamericano, los problemas políticos entre Haití y República Dominicana han hecho que Les Granadiers se desplacen a Trinidad y Tobago para tener un estadio en el que acoger sus enfrentamientos. “El Gobierno haitiano nos pidió, por favor, que busquemos otro país porque hubo problemas políticos internos que no conozco bien, un pequeño conflicto diplomático, entre República Dominicana y Haití, y se cerró la frontera que comparten en la misma isla (La Española)”, explicaba Gabriel Calderón en El País.

Viviendo cerca el éxito femenino, Gabriel Calderón también quiere hacer crecer la semilla que haga soñar a la selección masculina aunque sea lejos de casa. En un fútbol, el haitiano, que nace y crece en sus calles, los objetivos del hispanoargentino son claros aunque es consciente de las limitaciones. “La Liga de las Naciones nos permitiría clasificar a la Copa América. Tenemos que pasar nuestro grupo y en noviembre habrá un playoff inicial y en marzo otro, el último: hay seis plazas para Concacaf. Es un objetivo que nos hemos puesto pero entendemos que no somos favoritos. El Mundial es un sueño muy difícil pero nada es imposible. Para clasificar a un Mundial hacen falta estabilidad y muchas cosas, más allá de jugadores buenos”.

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