El Annecy, de Ligue 2, asalta al Marsella
El conjunto de la Savoie, décimo clasificado en su liga, eliminó al verdugo del PSG en los cuartos de la Copa de Francia.
El fútbol no tiene palabras, verbos, expresiones o ni siquiera imágenes para explicar lo vivido en Marsella este miércoles. El verdugo del PSG en los octavos de final rozó la épica, pero no pudo en una tanda de penaltis agónica contra el Annecy, el décimo clasificado de la Ligue 2 que asaltó un Vélodrome lleno a rebosar y se clasificó, de forma heroica, a las semifinales de la Copa de Farncia. Fue un partido que tuvo de todo, que en el minuto 96 estaba decidido, que se fue a los penaltis por un gol de un canterano del Marsella que apenas cuenta para Tudor y que se decidió como en los finales felices de las películas, con el pequeño, el Annecy, asaltando al grande, el Marsella.
Los equipos que juegan la Copa de Francia son conscientes de que la oportunidad es única para ganarla. Sin el PSG, el gigante al que nadie puede mirar a la cara, las opciones del resto de clubes es basar toda la temporada al torneo más antiguo del fútbol francés. El Marsella, huérfano de títulos durante 11 años, registró el récord de afluencia en los cuartos de la competición, ya que más de 65.000 feligreses inundaron las gradas del Vélodrome.
El partido era trampa, pues el Annecy, en segunda división francesa, salió con un sistema de cinco defensas y con un ímpetu desmesurado, consciente de que no iba a estar tan cerca de la Copa en mucho tiempo. Su repliegue fue un telón de acero durante bastantes minutos, impidiendo que el Marsella, que si algo sabe hacer es correr, gozara de espacios para transitar.
Sin embargo, la ingente diferencia de calidad de ambos conjuntos acabó siendo decisiva. Jonathan Clauss aprovechó un desajuste rival y asistió a Veretout, que marcó en el día de su cumpleaños. El primer tiempo fue lento, impreciso y con dos equipos radicalmente opuestos, propiciado por la diferencia de categoría, jugándose prácticamente toda la primera mitad en el campo del Annecy.
El fútbol es un deporte impredecible, indescifrable y, sobre todo, emocionante. La Copa de Francia, la más bonita del mundo, la única que se disputa en cuatro continentes, suele introducir historias irrepetibles, de esas que, en otras condiciones, jamás se producirían. El Annecy no había pisado el área de Pau López hasta el minuto 51. Una buena conducción de Sahi, que se zafó de Balerdi, puso las tablas en el marcador. El equipo de la Savoie, décimo en la Ligue 2, se veía con la autoridad de plantar cara, encima en su estadio ante 65.000 espectadores, a un Marsella que venía de eliminar al PSG.
El partido entró en un escenario que ni el mejor dramaturgo francés pudo haberlo diseñado mejor. Tres minutos después del empate, Mouanga remató un centro en un córner que, de forma sorprendente, silenciando incluso a todo el Vélodrome, catapultaba al Annecy hacia la victoria. Los de Guyot, en un ejercicio total de pundonor y fe, aguantaron todas las acometidas del Marsella, hasta que un infortunio le alejaba del sueño.
En un duelo sin aparente peligro en el área del modesto equipo de la Ligue 2, Kevin Testud tocó el esférico con la mano. Aunque la acción fue totalmente fortuita, el árbitro fue al VAR a revisar la acción y pitó penalti. Lo que no esperaba el Marsella es que estaba enfrente Callens, “mister penaltis” para los periodistas franceses, portero suplente del Annecy en la Ligue 2 y titular en Copa. El guardameta, que hace un año jugaba en el filial del Lorient, le adivinó la pena máxima a Alexis Sánchez, un delantero con una experiencia espectacular en Europa y que no pudo con un cancerbero que no es titular en la segunda división francesa.
El fútbol no tuvo sentido en el Vélodrome. En el minuto 96, con aficionados yéndose a casa porque madrugaban para trabajar, un chaval de 18 años, Muhe, intentó centrar, pero su intento fue tan malo que el balón acabó en la escuadra. El Marsella resucitaba, pero todavía faltaba una tanda de penaltis de infarto. En la muerte súbita, con un Vélodrome temblando de miedo, Balerdi falló su pena máxima y el Annecy, décimo clasificado de la Ligue 2, se clasificaba a las semifinales de la Copa de Francia. Un guion muy cruel para el Marsella, que tiró por la borda su gran partido ante el PSG.