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FRANCIA | AZZEDINE OUNAHI

De verdugo de España a estrellado

Azzedine Ounahi, que catapultó a Marruecos en el último Mundial y fue decisivo contra España, deja el Marsella y se marcha cedido al Panathinaikos.

París (Francia)
De verdugo de España a estrellado
NICOLAS TUCATAFP

Hace dos años, en el Mundial de Qatar, hubo un jugador, Azzedine Ounahi, 24 años, que se erigió como una de las grandes revelaciones del torneo. Este centrocampista liviano, espigado y con una pierna derecha diferencial, catapultó a los de Regragui, gracias a su desmesurado talento, a las semifinales. Fue tal su rendimiento que, después de eliminar a España, en los octavos, Luis Enrique se rindió ante él y le dedicó una retahíla de elogios, lo que le valió meses después para firmar un contrato con el Olympique de Marsella, club que ahora le cede al Panathinaikos (cesión con opción de compra de 11 millones) tras no haber podido asentarse en el sur de Francia.

“Me ha sorprendido gratamente el número 8, no recuerdo cuál es el nombre, lo siento. ¡¡¡Madre mía!!! ¿De dónde ha salido ese muchacho? Juega muy bien. Achraf y Ziyech son evidentes, a En-Nesyri lo conocemos bien, a Amrabat también lo conocemos... Pero este chico no ha parado de correr. Lo hemos hablado en el ‘staff’. Espectacular”, fueron las palabras proferidas por Luis Enrique, actual entrenador del PSG, una vez se consumó la eliminación de España en manos de Marruecos. Ounahi se convirtió en el epicentro de análisis los medios de comunicación, concitando el interés de grandes clubes europeos.

Fue el Olympique de Marsella, finalmente, el que acordó un traspaso con el Angers, que en aquel entonces era colista de la Ligue 1. La ascensión de Ounahi había sido fulgurante. Un año antes del Mundial, se encontraba en tercera división francesa, siendo un completo desconocido para el fútbol europeo. La explosión que protagonizó el mediocentro fue extraordinaria, derribando todas las barreras y realizando un Mundial, en Qatar, impecable.

El OM desembolsó 10 millones de euros para hacerse con sus servicios. Sus inicios fueron más que halagüeños, ya que en su debut, en Nantes, rubricó con un gol una jugada marca de la casa, driblando a dos rivales y definiendo a la perfección. Sin embargo, su irregularidad y sus continuas lesiones le privaron de ratificar, en uno de los equipos más importantes del fútbol francés, el excelente rendimiento que había atesorado meses atrás en Qatar.

Ni con Tudor, ni con Marcelino, ni con Gattuso, ni con Gasset, ni finalmente con De Zerbi, que le enseñó la puerta de salida nada más aterrizar en Marsella, Ounahi pudo imponerse. Algunos lo achacan a su falta de físico, otros a su ausencia de carácter y varios analistas estipulan que los entrenadores no han sabido adaptarse a su técnica y a su talento. En Qatar fue imparable, mientras que en el Marsella no se han visto casi atisbos de lo que prometía. Ahora, en el Panathinaikos, de la mano de Diego Alonso y con talentos como Pellistri, el exjugador del Angers buscará relanzar su carrera, en stand-by después del Mundial.

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