Curro Torres: “Al Valencia volvería sin discusión”

Curro Torres (Ahlen, Alemania, 1976) cuenta por victorias esta temporada sus partidos al frente del FCI Levadia Tallinn. Cinco de cinco en Liga y victoria también ayer en los cuartos de final de la copa de Estonia. Hasta allí emigró hace poco más de un año, con un contrato por dos temporadas y un proyecto por hacer. Curro Torres, internacional por España e integrante del mejor Valencia de la historia, un equipo que volvió a reunirse el pasado viernes en Mestalla para conmemorar su Triplete de 2004, un partido al que no pudo asistir el que fuera su lateral derecho titular por tener partido de liga en Estonia, relata en AS su experiencia en el club de Tallinn, la capital del país, su vida allí. Pero también confiesa su deseo futuro, que no es otro que volver a trabajar en el Valencia.

¿Qué se encontró en Estonia?

Gente con ganas de hacer las cosas bien. Cuando llegas todo es desconocido para ti. Yo decidí viajar antes de firmar, para ver un poco la ciudad, que es preciosa, y tener una sensación previa de lo que podía ser el club. Y lo que me encontré es mucha ayuda y muchas ganas de hacer crecer un proyecto de la mano conmigo.

Era un equipo nuevo, joven. Nos quedamos a dos puntos de ganar la liga, pero ese no era el objetivo. Ahora es diferente. Ahora sí tenemos como objetivo proclamarnos campeones. Tengo uno de los mejores equipos de Estonia y tenemos que demostrarlo. Este año no hay ninguna excusa.

¿Cómo llegó allí?

Un día recibí una llamada y me comentaron la opción. Al principio me quedé un poco extrañado. ¿Estonia? Mira que he viajado por sitios, pero nunca allí. Les comenté que no tenía problema en irme allí, aunque dependería del proyecto deportivo. La cosa se quedó ahí, en esa llamada. Lógicamente yo empecé a indagar un poco sobre el club, el fútbol del país… y a las dos semanas, cuando pensaba que ya se habían olvidado del interés, me llaman para decirme que la oferta es firme y que quieren reunirse conmigo.

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¿Pero la primera llamada la recibe directamente del club?

No. El primer contacto fue a través de intermediarios. Imagino que chequearían qué entrenadores estaban en ese momento en paro y les aparecí yo. Ellos estaban interesados en reclutar a un entrenador español y lo que sí sé porque los he visto es que tenían un informe sobre mí bastante exhaustivo. El presidente estaba muy al corriente de mi trayectoria y mi modelo.

Me decía antes que usted viajó a Estonia antes de firmar…

Sí. Pero la primera reunión con la gente del club fue por Zoom, ahí sentí que realmente me querían, que ellos tenían claro que yo era el entrenador elegido para su proyecto. Entonces ya planificamos un viaje a Estonia para conocernos en persona y ver la ciudad y las instalaciones. Allí lo primero que nos dicen es que quieren un contrato por dos años, que quieren apostar por un proyecto y no quieren firmar solo uno. Eso fue un gesto de confianza y todo lo que hablamos el primer día se ha ido poco a poco cumpliendo.

El carné de entrenador español tiene su peso.

Por supuesto, no solo en Estonia, en cualquier lugar. Nos ven como garantía de nivel, aunque luego tú lo tienes que demostrar en el día a día. En el fútbol, en cualquier lugar, tu nombre o tu currículum caduca a los dos días. Lo que cuadra o no son el trabajo y los resultados. Queda mucha temporada, pero por suerte ya me han comentado de seguir.

¿Y qué les ha dicho?

Ahora se trata de ser campeones. Pero estamos contentos nosotros, están contentos ellos… Soy del pensamiento que mientras uno trabaja está expuesto a más oportunidades y si sale algo interesante veríamos. Pero tengo la convicción de que aquí vamos a seguir creciendo, porque hay mucho margen de mejora y siento el apoyo del club. En Estonia estoy creciendo en lo personal y profesional, cogiendo experiencia y mejorando el inglés.

Entiendo que le gustaría volver a entrenar en España…

Sí, lógicamente. Pero quiero volver con un proyecto, donde haya confianza. Y si te digo la verdad, también me gustaría poder moverme por otros países, porque esta experiencia me ha servido para lanzarme fuera de la zona de confort que es España y para mejorar con el inglés. Pero ese momento si tiene que llegar, ya llegará. Ahora vamos a intentar hacer las cosas bien aquí para hacer crecer este proyecto y si eso sirve para que lleguen otras oportunidades, pues felices.

¿Cree que le pondrían trabas para su salida del club?

El que ahora no ve motivos para tener que marcharme soy yo. ¿Por qué? Si estamos bien, nos apoyan, nos motiva el proyecto… Sé que el club no me va a impedir salir si me llegara alguna oferta, pero también saben desde el primer día que el único club con el que no habría ninguna discusión si me llamara para cualquier puesto en su organigrama es el Valencia. Aquí saben que el Valencia es mi casa y me iría sí o sí. Pero, insisto, aquí estamos muy bien, con mucha ilusión y si cumplimos objetivos y quieren, continuaremos.

¿Cuál es el proyecto?

El proyecto tiene dos direcciones. En lo deportivo, como te decía, ser campeones este año. Pero el proyecto de verdad es crecer como club: mejorar aspectos de la academia, funcionamiento… y ser competitivos cuando salimos a Europa, que es un problema que tienen todos los equipos estonios. Hay que subir el nivel de exigencia de la competición doméstica y la mentalidad de los equipos cuando salen a Europa.

¿En qué categoría del fútbol español competiría su equipo?

De inicio, creo que en Primera RFEF podríamos competir. Al menos nosotros.

¿Cómo es el fútbol en Estonia?

No es el deporte rey, eso seguro. No sé cuál lo será, aunque seguro que alguno de invierno. La climatología nos condiciona mucho. Uno de nuestros objetivos es fomentar más esa cercanía con el aficionado, atraer más público, pero no es fácil por el frío. Lo que yo creo, tras un año de experiencia, es que tienen que plantearse es mejorar las condiciones de la competición, de cómo funciona.

¿En qué sentido?

El formato, por ejemplo. Somos diez equipos y la liga consta de cuatro vueltas. Hay cuatro enfrentamientos contra cada uno, pero no hay un orden. Otro ejemplo, el último partido de la pasada temporada fueron los octavos de lo que vendría a ser la Copa del Rey y ahora en el inicio de esta temporada arrancamos en los cuartos de final. Es decir, si yo no hubiese continuado en el equipo, otro entrenador acabaría un torneo que yo empecé… y hay más factores que deberían replantearse.

¿Alguno en especial?

El límite de extranjeros. Entiendo que lo hacen para potenciar al futbolista local, pero creo que un buen nivel de extranjeros también te permitiría subir el nivel de exigencia del futbolista local. Ahora puedes tener en plantilla 8 extranjeros, aunque el año pasado solo podías alinear a cinco y tener uno en el banquillo. Así que se quedaban dos fuera de la convocatoria. Este año al menos ya puedes convocar a los ocho. Otro aspecto que me llama la atención es que en los filiales no hay límite de edad, es decir, si yo dejo de convocar a un jugador de 35 años, este puede jugar sin problemas ese fin de semana con el filial. Incluso los que están sancionados con el primer equipo pueden hacerlo.

¿Cómo es el futbolista estonio?

Su cultura es diferente, más fría, su personalidad es seria, son muy respetuosos, nunca crean ningún problema. Los primeros días era un choque cultura, porque llegábamos nosotros que somos de sangre caliente. Con el tiempo nos hemos adaptado unos y otros. Ahora sonríen todos los días y se divierten en las concentraciones.

¿Son profesionales o tienen otros trabajos?

Son profesionales, sí. Pero no tienen salarios altos.

¿Su mayor debe es el físico, el técnico o el táctico?

Tácticamente son disciplinados, pero tienen mucho potencial para mejorar y para jugar a mejor nivel. Les falta esos automatismos que en España se tienen desde la base.

¿Cuál es su mercado de fichajes?

Nosotros este año hemos conseguido traspasar a tres futbolistas y eso ya es un logro, porque no era lo habitual. Evidentemente es una liga donde no hay dinero para invertir, aunque yo tengo la suerte de estar en un club donde si se apuesta por crecer y en el que se trabaja por incorporar a los mejores jugadores estonios.

¿En la Academia también lleva usted las directrices?

El segundo equipo está Santi García, que es de Valencia. En la Academia está Álex Piace, que es de Santa Coloma. Ellos han venido por parte de la dirección de la Academia. No tienen nada que ver conmigo, aunque la base también es española. Nosotros tenemos que tratar de tener a lo mejor del fútbol base de Estonia. El problema es que en el segundo equipo hay chavales de 15 o 16 años, que además juegan con el filial, Sub-19, Sub-17… Juegan dos o tres partidos cada fin de semana porque faltan jugadores. Y así es difícil. Hay que tener un filial de 18 o 19 años para que puedan dar el salto al primer equipo. Hay que conseguir no depender de los ocho extranjeros y que estos sean los que realmente aporten el salto de calidad, porque si son menos se les puede pagar más. Pero eso no se consigue en un año. Eso es un proyecto que el club debe tener claro, esté yo u otro entrenador.

¿Y en lo personal? ¿Cómo es su día a día?

Este año mucho más tranquilo. El año pasado era todo nuevo. Jugadores nuevos, club nuevo, vida nueva… ahora está todo más controlado. La plantilla la teníamos cerrado en un 90%, controlas ya la vida de allí… Además, tengo la suerte de ser el único entrenador que ha podido disfrutar de una pretemporada fuera de Estonia (estuvo en Valencia), con lo que ello supone de convivencia e incluso de partidos amistosos contra rivales de España.

¿Vive solo?

Sí. Solo. Mi día en Estonia es trabajo y gimnasio. A mí me ha sorprendido la vida en Estonia para bien. Son dos ciudades en una: una en invierno y otra en verano. Hay mucho centro comercial y es una cultura super respetuosa. Aquí te puedes dejar tranquilamente el móvil en una mesa que nadie te lo va a quitar. No sé cómo estará el régimen de sanciones y cárcel, pero tú puedes pillar un Uber y conducirlo tú, porque las llaves están puestas para que lo cojas si no quieres conductor. Es una mentalidad completamente diferente.

¿Y el idioma?

Voy mejorando con el inglés. Cuando llegué me di cuenta que el problema lo tenía yo. En Estonia, salvo gente muy mayor, todos se manejan perfectamente en inglés. Todos mis jugadores hablan un inglés fluido.

Me decía que si le llamase el Valencia para cualquier cargo, no lo dudaba. Entiendo por lo tanto que es un club del que sigue su día a día. Desde la distancia, ¿cómo ve al Valencia?

Pues ahora mismo lo veo bien. Si piensas en las previsiones que había cuando comenzó la temporada, pues diría que lo veo francamente bien. Yo sinceramente veo a un equipo reconocido a lo que yo creo que es el Valencia. Luego pueden ganar o perder, pero es un equipo intenso, trabajador, que compite bien, defiende bien, es un equipo jodido para ganarle. No baja los brazos en los partidos. Es parecido al Valencia que hemos vivido todos. Pero claro, hay que cambiar la mentalidad en España, porque cuesta muchas veces creer en los jóvenes. El Pipo los ha puesto por necesidad, lógicamente, y les está sacando un gran rendimiento. Baraja fue valiente el año pasado, porque ahí sí que apostó por los jóvenes en lugar de varios veteranos que tenía.

A los integrantes de La Quinta del Pipo la conoces de su etapa en el Valencia…

Bueno, los de ahora eran muy jóvenes cuando yo estaba. Mi generación es Gayà, Lato, Rafa Mir… Si la necesidad hubiese llegado en ese momento, también habría habido una buena camada. Mira Nacho Vidal, que ha estado en Osasuna y ahora en Mallorca. Él ahora en el Valencia jugaría seguro, pero en su día se apostó por otros porque el club no tenía la necesidad de ahora y Marcelino tenía capacidad para fichar. Pero aquí hay una cosa clave, que es la cultura de la afición.

Explíquese.

Ahora estamos todos contentos, porque la cosa va bien. ¿Pero está la afición preparada para cuando no vaya tan bien? En Valencia se queman las Fallas en septiembre. En la Real Sociedad o en el Athletic no pasa. Saben que tienen esa cultura y hay temporadas buenas y peores. Pero se apuesta por los jóvenes siempre, no solo por necesidad. Evidentemente hay que hacer las cosas bien y durante mucho tiempo, pero tenemos una percepción de un Valencia que tiene que estar siempre cerca de Champions y eso no puede ser siempre así. Insisto, mira la Real Sociedad. Pero ese cambio cultural no es fácil que se produzca.

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