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INGLATERRA

Cultura laboral tóxica y un suicidio en el Chelsea

Problemas deportivos, una plantilla por confeccionar y también un ambiente de trabajo tóxico que llegó a cobrarse una víctima, parte de la herencia que ha recibido Todd Boehly en Stamford Bridge.

A general view of Stamford Bridge, home of Chelsea FC after the UK Government announced it has issued a licence that permits the sale of Chelsea to the Todd Boehly/Clearlake Consortium and is ânow satisfied that the full proceeds of the sale will not benefit Roman Abramovich.â. Picture date: Wednesday May 25, 2022. (Photo by Jonathan Brady/PA Images via Getty Images)
Jonathan Brady - PA ImagesGetty

Crece la incertidumbre. Viene haciéndolo a nivel mundial, especialmente desde 2020. La irrupción del COVID-19 y sus consiguientes olas, que llegaron una tras otra sin ofrecer respiro. Y también el conflicto entre Rusia y Ucrania, que terminó de estallar tras años de tensión. Ha habido que arreglárselas. Entre los distintos gobiernos, entre las distintas empresas. Esta consecución de sucesos afectó especialmente a los trabajadores del Chelsea. El gobierno británico empezó a sancionar a magnates como Roman Abramovich relaciones con el presidente ruso Vladimir Putin. Abramovich anunció la venta del club, ahondando en el desasosiego de sus empleados. ¿Mantendrían su puesto? ¿Cómo debían llevar a cabo ahora su trabajo? ¿Cobrarían por él al final del mes?

La compra de Todd Boehly, que pagó cerca de 5.000 millones de euros en mayo, debería haber calmado ligeramente la situación, pero los problemas venían de lejos. Durante este año, varios empleados del departamento de márquetin del club pidieron la baja durante semanas, algunos incluso hasta meses. Por lo menos diez trabajadores, dentro de un departamento de 50 personas, dejaron su puesto a la vez, según una investigación del New York Times.

Cuenta el periódico estadounidense que una docena de empleados explicó cómo el estrés, la presión y las humillaciones se sucedían en sus reuniones. Todos ellos hablan de una cultura laboral tóxica, en la que imperaba el miedo y la intimidación, especialmente por parte del máximo responsable de este equipo, Gary Twelvetree. Quienes optaron por abandonar sus puestos de trabajo explicaron la situación a recursos humanos e incluso contactaron con ejecutivos del club. No hubo cambios, ni siquiera después de que Richard Bignell, antiguo jefe de Chelsea TV, se suicidase el pasado mes de enero.

“Parecía enfermo, había perdido mucho peso”

El informe policial, al que el New York Times dice haber tenido acceso, relaciona la muerte de Bignell con la “desesperación fruto de la pérdida de su trabajo”. Varios de sus excompañeros, con quienes habló el diario neoyorquino, relataron que la ansiedad de Bignell era evidente. Un miembro querido y popular dentro del organigrama del club, así lo expresó el propio Chelsea cuando dio la noticia de su pérdida, que empezó a sufrir cuando el departamento de comunicación pasó a integrase dentro del de márquetin. La relación con su nuevo jefe, Twelvetree, era tensa. Como al resto, le costaba manejar y aceptar las críticas, que solían ir acompañadas de gritos y comentarios hirientes.

Casado y padre de dos niñas, Bignell terminó sucumbiendo y pedió la baja. “La última vez que lo vi estaba estropeado”, explicó anónimamente uno de los empleados del club. “Parecía enfermo, había perdido mucho peso”. En septiembre de 2021, Bignell volvió a su puesto de trabajo en el Chelsea, pero un día más tarde fue despedido. En enero de 2022 se suicidó. Durante el funeral, la sorpresa y la tristeza dio paso al enfado. Algo que volvió a ocurrir en marzo.

Ante la presión a la que estaba sometido el Chelsea tras el fallecimiento de su exempleado, el club anunció la contratación de una consultora externa para revisar la cultura laboral de su departamento de márquetin. Pocos empleados tuvieron confianza alguna en esta revisión que debía probar y acabar con el acoso de Twelvetree. No hubo mención ni intención de esclarecer lo sucedido con Bignell. Para colmo, la revisión la supervisaría el propio Twelvetree. No es de extrañar que después de estos acontecimientos, la ansiedad se haya mantenido en quienes han decidido seguir trabajando para el Chelsea. El éxodo, sin embargo, continúa.

En un comunicado emitido el miércoles, después de que el New York Times se haya puesto en contacto con el club, el nuevo grupo propietario del Chelsea explicó haberse puesto en contacto con la familia de Richard Bignell a través de su abogado. La nueva propiedad remplaza a la antigua, pero aún tienen deberes pendientes en muchos departamentos. Algunos de los altos cargos, conocedores de la situación en el departamento de márquetin después de ser alertados por los trabajadores, ya no forman parte del club. Es el caso de Guy Lawrence o Bruce Buck. Sigue la incertidumbre en las oficinas de Stamford Bridge.