¿Cuántos Mundiales jugó Pelé y cuántos ganó ‘O Rei’ con Brasil?
Pelé tenía 29 años en la Copa del Mundo de México y se convirtió en el primer y único jugador en ganar tres Mundiales.
Con 16 años, Pelé ya era un ídolo nacional. En 1957, el adolescente era titular en el Santos y fue pichichi del Campeonato Paulista. Récord de precocidad que se mantiene hasta hoy en día. En el Peixe jugó durante casi toda su carrera, hasta 1974, donde conquistó 20 títulos: diez estaduales, seis nacionales, dos continentales y dos mundiales.
Su debut con la camiseta alvinegra fue con 15 años, un mes después de llegar a la ciudad costera de São Paulo. Fue en el amistoso ante el Corinthians de Santo André que el Santos venció por 7-1. Pelé entró al campo en la segunda parte y marcó el sexto gol.
Mundial de Suecia (1958)
La leyenda de Pelé no nació hasta el Mundial de 1958. Y estuvo a punto de no ocurrir, en dos ocasiones. El camino de Pelé en 1958 no fue sencillo. Primero su presencia estuvo en duda por la edad. Y después, por una lesión que le impidió jugar los dos primeros partidos de la Canarinha en el Mundial. Pocos días antes del viaje para Suecia, en un amistoso de preparación contra el Corinthians, Pelé sufrió una entrada dura del central Ari Clemente y se lesionó. Saltaron las alarmas. La Lesión parecía grave. Casi era baja para viajar a Europa. Entonces es el terreno de las anécdotas. Nadie sabe muy bien por qué, el legendario seleccionador, Vicente Feola, le llevó al Mundial aunque lesionado. Pelé se recuperó, entró en el equipo en el tercer partido del Mundial, ante la URSS, y todo lo demás ya es parte de la historia. De la brillante historia de los Mundiales.
Con 17 años, el jugador más joven de los Mundiales marcó seis goles en cuatro partidos y dejó Suecia para convertirse en O Rei do Futebol.
El Mundial de Suecia en 1958 nos dejó una de las imágenes más emblemáticas de la historia del fútbol. Uno de los goles más icónicos de la Copa de mundo. Pelé controla la pelota con el pecho a la vez que se deshace de un defensa rival. Le hace un sombrero a otro contrario y remata de primeras, sin que la pelota toque el suelo, para marcar uno gol épico. El de la remontada de Brasil en la final ante la selección anfitriona (Suecia). El primero de los dos goles que aquel niño de tan sólo 17 años marcó aquella tarde en Estocolmo. Brasil ganaba su primer Mundial y Pelé salía levantado a hombros por sus compañeros. El planeta era presentado al Rei do Futebol.
Detrás de la arriesgada apuesta por un adolescente de 16 para 17 años estaba un genio de los banquillos. Un visionario llamado Vicente Feola. Feola había sido asistente técnico de Flávio Costa en el Mundial de 1950 y sufrió personalmente con el trauma del ‘Maracanazo’, cuando Brasil perdió la final ante Uruguay. Un palo que le hizo repensar la forma con la que el fútbol debería ser jugado. En un momento donde el mundo intentaba copiar la rigidez táctica de los equipos europeos, Feola implementó un sistema híbrido que sacaba provecho del talento de jugadores geniales como Zagallo, Garrincha, Didi, Nilton Santos y Pelé. Contra equipos que en aquel momento defendían con tres centrales, Feola presentó una propuesta innovadora de ocupación de espacios en la cancha, con dos jugadores, Zagalo y Pelé, que hacían de comodines. Eran excelentes en el juego ofensivo y ayudaban también en la recomposición defensiva, le permitían defender con un 4-3-3 y atacar con un 4-2-4, sorprendiendo a los sistemas con tres centrales.
Pelé había jugado tan sólo dos veces con la selección, en 1957, antes de la convocación para Suecia. Feola peleó con el entonces presidente de la federación, João Havelange, para llevar al Mundial un chaval que no tenía ni el carnet de conducir todavía. Zagallo explica muy bien la sorpresa que los más veteranos del equipo tuvieron cuando llegaron a la concentración y vieron al chaval del Santos entre los convocados: “Yo, Nilton Santos, Garrincha, Vavá o Didi no le conocíamos, no tenía ni idea de quien era. Pero rápidamente él nos enseñó a todos por qué estaba ahí”.
Feola tenía claro que Pelé sería el titular. Daba igual la edad o las críticas de los dirigentes. Ante los problemas de tobillo de Pelé, Dida comenzó el Mundial de titular en la victoria fácil ante Austria (3-0) y el empate sin goles ante Inglaterra. Pelé debutó en el último partido de la fase de grupos, ante URSS, que Brasil ganó 2-0, con dos goles de Vavá.
La canarinha avanzó líder del grupo y se enfrentó a Gales, cuando Pelé enseñó por primera vez en el torneo por qué Feola apostó por él. El joven marcó el único gol del partido, el de la clasificación para la semifinal ante Francia. Los franceses llegaron con el mejor ataque (25 goles) y el pichichi del torneo, Just Fontaine, con 13 tantos.
Pero aquel día quien brilló fue Pelé, que marcó un hat-trick en la victoria por 5 a 2. Mismo marcador de la final ante los anfitriones suecos, cuando Pelé marcó un doblete y acabó como segundo goleador del Mundial (seis goles en cuatro partidos) que será para siempre recordado como el Mundial de Pelé.
Mundial de Chile 1962
Tras el éxito del Mundial de 1958, Vicente Feola iba a ser el seleccionador de Brasil en 1962, pero los distintos problemas de salud causados por su exceso de peso le obligaron a abandonar la selección. Le reemplazó Aymoré Moreira en búsqueda del bicampeonato Mundial, en Chile.
La pareja formada por Pelé y Garrincha era considerada la más espectacular del planeta y el joven delantero del Santos, entonces con 21 años, ya era llamado O Rei do Futebol por la prensa deportiva internacional.
Atleta extraordinario, Pelé sufrió poquísimas lesiones durante más sus más de dos décadas de carrera. Por mala suerte, la lesión más grave que tuvo fue en la ingle sufrida tras intentar un remate con la zurda ante Checoslovaquia, en el segundo partido de la fase de grupos del Mundial de 1962. Una lesión que “dolió en toda la nación”, dijo el narrador del partido en la radio, definiendo la angustia sentida en aquel momento por la hinchada verdeamarela.
Pero lo que nadie imaginaba era que su sustituto acabaría siendo una de las grandes estrellas del torneo. El Poseído era el apodo de Amarildo. El genial delantero del Botafogo entró en un once titular que ya tenía a cuatro compañeros suyos: Nilton Santos, Garrincha, Didi y Zagallo. Esta conexión botafoguense -entonces el mejor equipo de Brasil- fue el as en la manga de Aymoré Moreira, que vio a Garrincha vestirse de superhéroe y hacer el Mundial de su vida: fue el goleador del torneo y protagonista de una histórica portada del diario chileno El Mercurio que tituló la edición del día siguiente a la victoria en la final contra la misma Checoslovaquia por 3 a 1: “Garrincha, ¿de qué planeta vienes?”.
Mundial Inglaterra 1966
“Yo me prometí a mí mismo que no volvería a jugar otro Mundial”. La decisión que Pelé decía ser definitiva fue tomada tras la mayor debacle de la historia de la selección brasileña, la única vez que se quedó fuera de una Copa del Mundo. Fue en Inglaterra 1966 la primera vez que la canarinha quedó eliminada en la fase de grupos del torneo de selecciones más importante del planeta. Y eso que llegó al campeonato súper favorita, habiendo ganado las dos últimas ediciones, con la pareja Pelé y Garrincha en la delantera, jóvenes promesas como Gérson, Tostão y Jairzinho y el regreso del genio estratega de 1958, Vicente Feola, a los banquillos. ¿Qué podría salir mal?
Pues... ¡todo! Tras una nefasta preparación para el torneo, que llegó a contar con 47 convocados y un tour por cinco ciudades del interior brasileño y ningún amistoso, la selección canarinha llegó a Inglaterra irreconocible, confusa. La victoria del debut ante Bulgaria (2-0) fue la última vez que la entonces llamada ‘Pareja de los Sueños’ actuó junta con la camiseta amarilla. En la derrota ante Hungría (3-1), Pelé no jugó, lesionado. Y en la eliminación ante la Portugal de Eusebio (3-1), Feola dejó a un envejecido Garrincha en el banquillo y vio a Pelé ser cazado sin piedad por los defensas portugueses, que pararon al Rey a palos ante la connivencia del árbitro y la apatía de los brasileños. Morais, portugués, le liquidó. La patada fue tal que Eusebio le regañó. Otra imagen de los Mundiales.
Pelé volvió a casa hundido. Y la canarinha pasó los tres años siguientes desprestigiada, sin el apoyo de la población, que perdió el interés en el fútbol ante los primeros años de una dictadura militar cruel que pasó a gobernar el país tras el Golpe de 1964. Fue cuando, el 4 de febrero de 1969, la federación decidió tomar una actitud radical e invitó al prestigioso y carismático periodista João Saldanha, exentrenador de su equipo de toda la vida, el Botafogo, para asumir el mando de la selección. En su presentación, alineó su once titular antes de dar su primera lista o hacer su primer entrenamiento. Aquel momento nacieron Las Fieras de Saldanha con Pelé, Carlos Alberto Torres, Gérson, Jairzinho, Tostão, Rivellino y compañía, que poco más de un año después entraría a la historia como el mejor equipo de fútbol que la humanidad vio jamás.
Mundial de México 1970
La Brasil de Saldanha ganó los seis partidos de la clasificación para México 1970, con una media de casi cuatro goles por partido (marcó 23 tantos) y encajó tan sólo dos. Un equipo que encantaba y que devolvió la ilusión a Pelé. “La lección que aprendí es que uno nunca debe tener miedo de cambiar de idea”, comentó O Rei sobre la decisión de disputar el Mundial de 1970.
Pero dos meses antes del Mundial, Saldanha dejó la selección bajo mucha polémica. Militante declarado del Partido Comunista y crítico feroz del régimen militar, el periodista fue destituido y en su lugar entró Zagallo. A Saldanha tampoco le ayudó la decisión de dejar como suplente a Pelé en algún partido porque no le encajaba. Campeón Mundial en 1958 y 1962 como futbolista y excompañero de la gran mayoría de los internacionales que formaban aquella plantilla, la misión de Zagallo era meterse lo mínimo posible y dejar que Las Fieras salieran a la caza. Y fue lo que pasó: Brasil se paseó en México y se consagró como el primer tricampeón Mundial, marcando 19 goles en seis partidos. Y jugadas que vivirán para siempre en el recuerdo de todos.
Pelé tenía 29 años y se convirtió en el primer y único jugador en ganar tres Mundiales. De sus pies, en México, salieron algunas de las jugadas más bonitas de la historia. Que van mucho más allá de los cuatro goles que marcó en el torneo. Sea por el tiro que vino de detrás del centro del campo ante Checoslovaquia y que no entró por dos milímetros. O por el cabezazo que nos regaló una de las paradas más espectaculares jamás vistas, por Gordon Banks, en el partido ante Inglaterra. O el regate al portero uruguayo Mazurkiewicz, que terminó en un remate precioso que no entró por un verdadero milagro. O el pase sin mirar, el último, para el cuarto gol brasileño en la final ante Italia, de Carlos Alberto. Pelé fue la cara, el cuerpo y el alma del equipo más amado y admirado de la historia de nuestro deporte.
Pelé hizo grande a los Mundiales y los Mundiales convirtieron a Pelé en O Rei.