Cristiano, “salvavidas” para Infantino y Trump
El regreso de Cristiano Ronaldo a EE.UU. podría convertirse en la mejor carta de Infantino para reforzar el relato del Mundial 2026.

A nueve meses del inicio del Mundial, Estados Unidos afronta un debate incómodo: ¿es realmente un país seguro para albergar la gran cita del fútbol? Las cifras son demoledoras. Cada día más de 300 personas son tiroteadas en territorio estadounidense, con un promedio de 128 muertes diarias. No extraña, por tanto, que periodistas preguntaran recientemente a Gianni Infantino en Nairobi si la FIFA no teme por la seguridad de jugadores y aficionados. La respuesta del presidente fue tajante: todo es una “percepción equivocada”.
En este escenario de dudas y críticas, un nombre puede convertirse en bálsamo para la FIFA: Cristiano Ronaldo. El portugués lleva más de una década sin jugar en suelo norteamericano, su última aparición fue en 2014 con el Real Madrid, en parte por el ruido mediático que generó el juicio de un caso en Las Vegas que ya ha quedado archivado. Ahora, según informó Adam Crafton en The Athletic, Portugal negocia un amistoso frente a Estados Unidos en marzo, lo que supondría el regreso de CR7 a posiblemente, el mayor mercado de consumo deportivo del planeta.
El impacto sería enorme. Ronaldo no solo sigue marcando goles a los 40 años (46 goles en 52 encuentros en la temporada 24/25), sino que se mantiene como la persona más seguida del mundo en redes sociales, por encima de estrellas globales como Taylor Swift o Beyoncé. Su sola presencia atrae multitudes, activa contratos publicitarios (con Nike a la cabeza) y garantiza visibilidad masiva. Su figura encarna a la perfección lo que Infantino necesita: un símbolo global capaz de desviar la conversación de la violencia y la política hacia el espectáculo futbolístico y el negocio.
La coyuntura política añade más voltaje: el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y su sintonía con Infantino convierten al Mundial en un escaparate todavía más cargado de simbolismo. El presidente estadounidense siempre ha mostrado afinidad por las grandes estrellas globales y, en ese tablero, Cristiano encaja a la perfección: exitoso, mediático, venerado y con un carisma que trasciende al deporte. No sería descabellado pensar en un acercamiento entre ambos como parte del show que rodeará la cita.
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Para la FIFA, su regreso sería un golpe maestro: la narrativa pasaría de la inseguridad y las polémicas políticas al retorno del futbolista más famoso del planeta a un mercado que lleva años esperándolo. Cristiano, con su aura de imán comercial y deportivo, no solo podría convertirse en el gran oxígeno de Infantino, sino también en el rostro capaz de blindar la imagen del Mundial en uno de sus momentos más frágiles. Al final, su presencia sería mucho más que fútbol: la jugada con la que la FIFA espera sellar las grietas de un Mundial bajo la lupa.
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