Cristiano, a lágrima viva

Ha ocurrido una sola vez, pero no por ello dejar de ser una imagen fuera de lo común. Más en un animal competitivo como Cristiano Ronaldo, que a pesar de sus 40 años y 35 títulos a lo largo de su dilatada y brillante carrera futbolística, perder cualquier partido aún supone un golpe a la línea de flotación de su insaciable voracidad. En Yeda, en el partido que echaba el telón a la temporada en Arabia Saudí con el último título en juego, el portugués volvió a saborear el amargor de la derrota al caer en los penaltis (1-1 en el tiempo reglamentario; 5-4 en la tanda) ante Al Hilal, su kryptonita en el país asiático y al que no ha conseguido ganar esta temporada en los seis partidos en los que se han medido.

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Como en el pasado Mundial de Qatar, cuando Marruecos eliminó a Portugal y el portugués se fue llorando camino de los vestuarios, Bono fue la como bestia negra y el gran triunfador, deteniendo el penalti final y erigiéndose como un gigante durante los 120 minutos. El exguardameta del Sevilla se erigió como Rey de la King’s Cup, regalando un triplete histórico al conjunto dirigido por Jorge Jesus.

Todo alegría en el conjunto de Yeda, lo que contrastó con la profunda desolación del astro portugués, que rompió a llorar cuando su compañero Al Nemer falló el último penalti, acaparando los focos. Abatido en el césped y envuelto en lágrimas, sus compañeros, miembros del cuerpo técnico e incluso rivales trataron de animarle en una secuencia de prácticamente cinco minutos que acabó como en Qatar, con el portugués fundido en un baño de lágrimas camino del vestuario en otro año en blanco en Arabia Saudí.

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