Colapso en ‘Tierra Santa’
Drama para el Castilla en el 94′, tras un remate de Bazunu, portero local, que acabó marcando Okunola. Thiago hizo el gol blanco. Dominio aplastante de los de Arbeloa, sin el premio merecido.


Colapso en Tierra Santa. Después de un monólogo. De un partido tiránico y titánico. Después de un zapatazo de Thiago Pitarch que se erigía héroe en el St. Mary’s. Cuando Southampton parecía conquistado. Cuando Arbeloa y sus chicos celebraban la quinta victoria consecutiva. La segunda en la Premier International Cup. Entonces, a la desesperada, apareció Bazunu. Un portero que decidió en las dos áreas. Lo paró (casi) todo en la suya. Y voló sobre todos en la otra. Su remate lo repelió Mestre y lo remachó Okunola. Tras un Castilla sobresaliente, drama en el 94′.
Porque lo que mal empieza, mal acaba. Y el Castilla arrancó lamentando la lesión de Fortea. A los cinco minutos, un mal giro de tobillo y adiós. Una oportunidad de oro para comenzar su reconquista del carril del dos, que acabó en pesadilla. Unos instantes, hasta que entró Manu Serrano (¡y Aguado al lateral derecho!), que desconcertaron a un Castilla que salió mandón y presionante. Que aprovechó el Southampton para ilusionar a las más de 10.000 almas del St. Mary’s. Fue Dobson-Ventura, pero su testarazo acabó en las nubes. Y buscó varias veces las cosquillas a la espalda de la zaga de Arbeloa. Mucha transición, pero sin llegar a morder. Y eso lo utilizó el Castilla para despertar.
A lomos de un Yáñez que comenzó a ser un martillo pilón. Y que pidió un penalti de manera vehemente en uno de sus escorzos. Hubo contacto, pero Ross Martin verbalizó el ‘sigan, sigan’. Y lo hizo un Castilla que crecía con mucha triangulación en sala de máquinas. Ganando presencia Bruno Iglesias, el héroe del Molineux, y la gran noticia del once: Dani Mesonero. Un futbolista que estuvo más de 400 días de baja por una rotura de cruzado. Un futbolista con una zurda y talento diferencial. No tardó en coger el timón. Y no lo soltó.
Tampoco un Castilla de posesión eterna. De ocasiones constantes y sustos esporádicos (Mestre tuvo que hacerse enorme en un contragolpe). Castrelo avisó al filo de la media hora, pero dudó cuando el contexto invitaba a fusilar. Exactamente lo que hizo Mario Rivas, todo empeine desde 35 metros. El ‘uy’ se escuchó en la costa de Southampton. Ídem cuando, con el descanso asomando, Yáñez, como una isla en el área, mandó fuera un chut que Arbeloa ya celebraba. Pero enfiló vestuarios lamentando.
Monólogo y artillería
Y si el primer tiempo fue de dominio, el segundo de tiranía. Mesonero hizo una jugada de museo, que se estrelló en la muralla Saint. Después, Bruno Iglesias disparó desviado. Manu Serrano también probó suerte. Yáñez, por partida cuádruple. A cada cual más clara. Y más Meso, otras dos. La última, con un recorte de postín y un zapatazo que Bazunu repelió con una mano milagrosa. Como tantas. Ocasiones, todas. Goles, ninguno.
Por eso Arbeloa tiró de artillería. Manuel Ángel, Thiago Pitarch y Palacios. Para tratar de encontrar fisuras en una muralla. Y lo hicieron los dos últimos. Poco más de cinco minutos necesitaron. Jugada de pizarra, y apareció la magia. La de César, de dulce, y la de Thiago. El primero tiró un tacón al primer toque en la frontal, el segundo lo cazó y, con el interior, lo enjauló. Un centrocampista sacó el cañón necesario para derribar la fortificación. Para derruir a un Southampton encastillado.
Y de repente...
El gol no cambió el guion. El Castilla quiso el balón. Defender atacando. Los locales, aguantar el chaparrón y buscar el mordisco a campo abierto. Y, con ningún merecimiento, casi lo consiguen. Se plantó Dipepa en el área, prácticamente en la primera ocasión que los Saints salían de la guarida. Recortó, miró y ejecutó. Raso, envenenado, pero ahí estuvo Mestre. Un paradón. En mayúsculas. Los porteros también ganan partidos. O empates...
Porque cuando el reloj tintineaba, llegó un jarro de injusticia. En la última, en el descuento, instantes después de la anterior, córner. Al cielo de Southampton se elevó Bazunu. Sí, el meta rival. El meta de primer equipo. El meta por el que los Saints pagaron 14 millones de euros al City. El meta que voló más que nadie y remató. Mestre paró, pero el rechace lo empaló Okunola. En el área pequeña y en plancha. Un tanto a repartir con Bazunu. Suyo es el botín. Por sus paradas, muchas, y por su testarazo. Con todo a favor, el Castilla colapsó en Tierra Santa. Son dos partidos y cuatro puntos. En el horizonte, Everton y Manchester City. No complica el pase a cuartos, pero lo tenía en la mano. Y así, duele.
Clasificación

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