Brasil pone freno al derroche
La CBF pretende incluir un sistema de fair play financiero dentro de la liga nacional para regular la inversión de los clubes más fuertes del país.
El Brasileirão se encuentra en un período de transición a nivel económico. Recientemente, La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) reunió a representantes de todos los clubes nacionales y de 10 federaciones para iniciar las conversaciones de cara a la implementación de un sistema de Fair Play financiero en la competición.
Esta propuesta aún se encuentra en una etapa temprana de su desarrollo, ya que hasta ahora solo ha quedado en eso, conversaciones. Aunque ya se han comenzado a estudiar otros modelos establecidos en otras ligas alrededor del mundo, aún no existe ninguna propuesta firme por parte de la CBF. Según el diario O Globo, actualmente el debate se encuentra en si implantar un modelo de supervisión del balance financiero o una aplicación de límites de gasto.
El siguiente y definitivo paso en este proyecto financiero, tal y como indica el mismo diario brasileño, será en la próxima cumbre de la CBF prevista para el 26 de noviembre. En esa fecha se explicará el modelo planteado por la federación brasileña y pasará por una fase de prueba en la que se limarán, con la ayuda de los clubes, posibles asperezas.
Una situación límite
Esta medida llega en un momento de “doble cara” para el mercado del Brasileirão. La temporada 2024–25 batió récords financieros: los 20 clubes más grandes generaron unos 1,72 mil millones de euros en ingresos. No obstante, el crecimiento viene acompañado de un fuerte endeudamiento. Alcanzando los 1,89 mil millones de euros, cifra cercana al máximo registrado durante la pandemia.
Además de una situación general que apunta a una mala gestión de los clubes a largo plazo, las diferencias a nivel de inversión en jugadores se agrava cada vez más. Según apunta el portal Transfermarkt, solo dos clubes han gastado más de 20 millones de euros, casos de Botafogo (49 millones) y Flamengo (43 mill.). Por detrás de ellos solo se encuentra Palmeiras, con 18 millones de inversión, y siguiendo en la lista ninguno de los demás equipos supera los nueve millones, con once de ellos sin haber gastado ni un solo euro en fichajes.
Estas diferencias de capital destinado a activos, también se ve reflejada en la brecha que existe en el valor de mercado de todos los clubes que conforman la Serie A brasileña. En la que tan solo Flamengo y Palmeiras superan los 150 millones de euros, 220 en el caso del primero. Y a partir de la sexta posición, lugar que ocupa Atlético Mineiro, no alcanzan los 100.
Haciendo una comparación directa con clubes de la Liga Hypermotion (segunda división española), hasta seis clubes de la primera división brasileña se encuentran por debajo del UD Almería, que cuenta con un valor de 54 millones de euros. Un dato significativo que demuestra el desnivel económico existente en Brasil, y que pretende regular la CBF a base de leyes.
Grandes estrellas inundan el Brasileirão
Estas cifras de endeudamiento pese a los grandes ingresos recibidos en las dirigencias de los clubes se explican a costa de los jugadores de renombre, llegados principalmente desde Europa al campeonato brasileño. Jugadores como Neymar, Marcelo, Thiago Silva, Vitor Roque, Depay, o más recientemente Saúl Ñíguez o Samuel Lino, aterrizaron firmando unos grandes contratos a nivel salarial que, por ejemplo en el caso del holandés, copan aproximadamente el 15% de la masa salarial de la plantilla, sin incluir primas.
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Esta tendencia cada vez es más frecuentada, y Brasil ya no mira al viejo continente solo como un destino frecuente para sus jóvenes perlas, sino como un mercado en el que fijarse para incorporar jugadores con una gran trayectoria y aún mucho que demostrar. Samu Lino o Vítor Roque son casos cada vez menos excepcionales, por los que sus clubes de destino desembolsan una gran cantidad en traspasos y sueldos.
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