Benzema se queda solo

Resulta complicado, casi imposible, encontrar en la historia del fútbol francés una generación con el talento que atesoró la del 87. En 2005 conquistó el Mundial sub17, en un equipo que contaba en sus filas con futbolistas de la talla de Karim Benzema, Samir Nasri, Hatem Ben Arfa y Jerémy Ménez, recién retirado, tras anunciarlo esta semana en las redes sociales después de casi 20 años como profesional.

Solo Karim Benzema, actualmente en el fútbol saudí, en el Al Ittihad, sigue en activo después de 19 años en los que ha saboreado la cima ininterrumpidamente. Muchos de aquellos integrantes de la Generación del 87 se perdieron por el camino, no cumplieron las expectativas depositadas en ellos o no alcanzaron la regularidad deseada. El exjugador del Real Madrid, en cambio, fue el líder de los blancos durante muchos años, logrando cinco Champions y recibiendo la distinción de mejor futbolista del mundo, el Balón de Oro, en 2022.

Pero Benzema no era, según los expertos, el mayor talento de la Generación del 87. Era Ben Arfa, un jugador único, un talento diferencial, capaz de driblar a cinco rivales en una misma jugada y de llevar el balón pegado al pie como si tuviera pegamento en las botas. El canterano del Lyon fue, incluso, por la opinión pública, considerado el mayor talento de la historia de la selección francesa, pero en ningún momento supo asentarse por culpa de su irregularidad y de su temperamento.

Ben Arfa, actualmente retirado, pasó por el Lyon, por el Marsella, también por el PSG, y acumuló 15 internacionalidades (dos goles). Su zurda, mágica, deleitó a un sinfín de equipos. Sin embargo, en el fútbol el talento no lo es todo y no terminó de conseguir dar el salto definitivo para liderar a una generación que pudo hacer historia en el fútbol francés. Tuvo una efímera estancia en el fútbol español, en 2020 con el Valladolid, antes de retirarse tras un paso aciago en 2022 con el Lille.

Samir Nasri fue, como Ben Arfa, un talento incomprendido. Sin embargo, su carrera tuvo más recorrido, después de brillar tanto en el Manchester City como en el Arsenal tras, antes, haber despuntado en el Olympique de Marsella. Su carácter, férreo, fue uno de los detonantes que le impidieron, como casi todos sus compañeros de la Generación del 87, a excepción de Benzema, brillar con la selección francesa. Acumuló 41 internacionalidades y marcó cinco goles. Pasó por el Sevilla, en la temporada 2016/2017, mostrando un gran nivel con Sampaoli, antes de un breve paso por el fútbol turco, el West Ham y finalmente el Anderlecht, su último equipo como profesional. Actualmente, es analista de la Champions League en Canal + Francia.

Mientras que Benzema, a pesar de haber sido apartado por la selección por el “sextape” con Valbuena, para después ser reintegrado en 2021 y acabar su periplo con Les Bleus en 2022, en el Mundial de Qatar, que no jugó por una lesión, se erigía como el líder del Real Madrid, Ménez intentó de todas las formas posibles alcanzar el potencial que se le atribuyó en 2005. El canterano del Sochaux fue uno de los primeros fichajes importantes de Qatar en el PSG, en 2011, disputando 108 encuentros con los parisinos en los que apenas acumuló 18 goles.

PSG, Milan, Girondins de Burdeos, Antalyaspor, Club América, Paris F.C, Reggina y finalmente el Bari, con el que se desvinculo en verano, fueron los equipos de un Ménez al que siempre le achacaron su parsimonia y su poco carácter en los momentos importantes. 24 internacionalidades, de 2010 a 2013, fueron un pobre bagaje para un delantero que, en las inferiores de Francia, sobre todo en sus inicios, era un avión. Su retirada, esperada desde hace meses, deja huérfana a la Generación del 87, que ya solo tiene a Benzema como la resistencia, como el último reducto de una época gloriosa para el fútbol galo.

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