Arteta y Edu, los arquitectos de un Arsenal encaminado al éxito
En 2020, después de una limpia institucional, Kroenke, dueño de la entidad, dejó el proyecto en manos de ambos y, tres años más tarde, han formado un equipo candidato a todo
El Arsenal ha oficializado este viernes la llegada de Jürrien Timber procedente del Ajax para así cerrar, de manera momentánea, el mercado de fichajes a la espera de alguna que otra salida. Y es que el técnico español, junto al brasileño, ha formado un tándem perfecto en los últimos años para cocinar a fuego lento una plantilla que, a día de hoy, es aspirante a cualquier título ya no solo en Inglaterra, sino a escala europea. Los ‘gunners’ están destinados a reencontrarse con el éxito después de años de sequía y mala gestión.
La Pandemia fue la excusa de Stan Kroenke para hacer limpia en la dirección del Arsenal, que después de la época dorada de Wenger, sufrió de los intereses de diversos agentes y personajes del mundo del fútbol que más que buscar el beneficio de los del Emirates Stadium, buscaban lucrarse de una entidad descabezada y con dinero ‘ilimitado’. Esto hizo que la reconstrucción post Wenger fuera un circo que constaba de rodear a estrellas de jugadores que nadie sabía por qué habían acabado ahí.
Entraban en escena nombres como el de Kia Joorabchian, un empresario británico de origen iraní con una no muy buena reputación en el mundo del fútbol, ni en las islas, cuya función era básicamente controlar la política de fichajes del Arsenal en torno a sus ‘gustos’, y actuando en calidad de ‘asesor’. No son pocos los jugadores que llegaron a Londres, porque también asesoraba al Chelsea, cuyas cifras de traspasos eran bastante llamativas.
De hecho, estuvo involucrado en movimientos que tuvieron lugar entre ambos clubes de la capital inglesa, por lo que se explicarían los traspasos de jugadores como David Luiz, Petr Cech o Willian entre una entidad y otra. Su nombre también figuraba en operaciones millonarias, como la llegada de Nicolás Pépé procedente del Lille a cambio de 80 millones de euros (un precio totalmente fuera de mercado), o en los traspasos de diferentes jugadores jóvenes que llegaron desde Brasil en aquella época a través de unas gestiones, calificadas por la prensa inglesa, como sospechosas.
Después de años de fracasos, y habiéndose dado cuenta de cómo funcionaba el club que tenía en propiedad, Kroenke arrancó la reconstrucción. La decisión del mandatario estadounidense fue darle las riendas del proyecto futbolístico de un Arsenal decadente a Mikel Arteta y Edu Gaspar. Dos nombres que marcaron época como ‘gunners’ y que, una vez retirados, estaban dispuestos a devolver al conjunto londinense a lo más alto del fútbol británico.
Pese a llegar al banquillo del Emirates en diciembre de 2019, el técnico español no pudo actuar, junto a Edu como ‘director deportivo’, hasta el verano de 2020. Arrancaría la temporada 2020/21 con el dúo hispanobrasileño a los mandos. Altas de dicha ventana de transferencia: Thomas Partey, Odegaard, Magalhaes, y la subida al primer equipo de Smith-Rowe y Saka, entre otras incorporaciones de segunda línea. Como bajas, comenzaban a ‘soltar lastre’: Guendouzi, Kolasinac, Özil (que había dado todo su fútbol ya), Mustafi, Torreira, Mkhitaryan… Los descartes iban saliendo, incluso se permitieron el lujo de prescindir de Emi Martínez.
Poco a poco todo iba tomando forma. Aubameyang, quien era el capitán, es invitado a salir por Arteta, sumándose más tarde a la venta de Lacazette, quien era el segundo capitán. Llegan los Ramsdale, los Ben White, salen los Willian, los David Luiz… Un lavado de cara que poco a poco ha dio la razón a Arteta y Edu. Y es que los principales fichajes de los últimos años, e incluso los más recientes como Gabriel Jesús o Zinchenko, son esenciales en el once del Arsenal a día de hoy. El único superviviente que queda de aquel Arsenal decadente es Rob Holding, que casualmente es de la confianza del propio entrenador español.
Una plantilla moldeada a medida y que este año es reforzada por Havertz, Timber y de manera inminente por Declan Rice. Acaba la travesía por el desierto de un Arsenal que al fin ve la luz al final del túnel. El amor por la entidad londinense, y por su historia, ha vencido a los intereses y fines oscuros de la cara B del fútbol para mirar hacia arriba y volver a codearse con los más grandes.