Álvarez se disfraza de Haaland

Demasiado temprano para hablar de rivales directos por el título, el duelo entre el City y el Newcastle sirvió para medir el momento y las fuerzas de dos clubes similares. Ambos han dejado atrás sus años oscuros con la inestimable ayuda de dos estados del golfo Pérsico. Unos, los mancunianos, ya llevan quince años siendo propiedad del Abu Dhabi United Group, mientras que los otros, los geordies están dando sus primeros pasos bajo la tutela del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí. Esa diferencia fue palpable el sábado por la noche sobre el césped del Etihad Stadium.

El City ganó los puntos con una actuación sólida, aunque quizá no tan autoritaria como hubiesen preferido los celestes. Tuvo sus momentos el Newcastle United, pero incluso con bajas importantes y un delantero con la pólvora mojada, los de Guardiola se impusieron para auparse al frente de la clasificación. Foden hizo de De Bruyne, lesionado en la primera jornada, mientras que Álvarez se disfrazó de Haaland. Ambos fueron protagonistas en una buena combinación en el área rival sobre la media hora de juego. El inglés realizó el pase de la muerte sin mirar y el argentino mandó la pelota a la escuadra.

Siguieron atacando los locales tras la reanudación bajo la batuta de Foden, que se hartó de asistir a sus compañeros. Principalmente a Haaland, que gozó de buenas ocasiones. Trabajó bien de espaldas a la portería, no tanto de cara a ella. A falta de veinte minutos, el Newcastle aumentó su intensidad. Estiró sus líneas y puso en apuros al City. Como cuando Almirón robó la posesión a Rodri e inicio un ataque favorable. Tres delanteros y solo un defensor, Gvardiol, que tapó cualquier opción de pase y deshizo el peligro. Ambos equipos acusaron la fatiga y el partido se rompió en los últimos minutos. Idas y venidas. Constantes. Como lo fueron los errores de unos y otros.