R. Moelwyn Hughes, que dirigió la investigación parlamentaria, sugirió ya entonces que las entradas de los hinchas a los estadios deberían estar controladas por sistemas mecánicos a fin de saber con seguridad cuántos entran, impedir la venta de papel por encima de la capacidad de los campos y garantizar el orden en el acceso a los mismos. Eso dio lugar a los tornos que hoy vemos en los campos, y que fueron instalando algunos clubes poco a poco, pero que tardaron mucho en ser obligatorios. La tragedia de Burnden Park se repitió, desgraciadamente, en Hillsborough, que fue casi un calco, más de cuarenta años después. Solo entonces adaptaría el fútbol inglés medidas decisivas para evitar que esto se repitiera: tornos obligatorios y estadios sin localidades de pie.