Un Mundial en la maleta

España sigue haciendo maletas. Una de las rutinas que tendrá que seguir viviendo la Selección en este emocionante Mundial de Australia y Nueva Zelanda es la de viajar. Este recorrido por tierras neozelandesas no ha llegado a su fin. Todavía quedan caminos por recorrer. Autobuses y aviones que coger. Fue el 19 de junio -ha llovido- cuando comenzó la preparación del equipo español para la cita mundialista. De Benidorm a Madrid. De Madrid a Asturias. De la capital a Dinamarca. Ya desde la ciudad danesa volaron a Oceanía.

Desde que aterrizaron el 8 de julio los traslados de las internacionales por el país no han parado. Una semana de aclimatación en Auckland para asentarse en lo que fue el campamento de La Roja: Palmerston North. Dicha localidad no era sede, por lo que España tuvo que desplazarse -esta vez por carretera- hasta Wellington para debutar ante Costa Rica. Ida y vuelta a la tranquila ‘Palmy’. Tres días asentadas y vuelta a viajar. Esta vez en avión a Auckland. Otros tres días y a repetir a Wellington. Tras el batacazo ante las japonesas tomaron como punto de inicio la capital de Nueva Zelanda. Pero fueron segundas de grupos -inesperadamente- y tocó de nuevo ir hasta Auckland. Se pasó y de regreso a Wellington. Los vuelos, siempre condicionados por el aire fuerte, son ya la tónica de este Mundial.

Por suerte, viajan con todo tipo de facilidades. La maleta grande va por carretera, en un camión de grandes dimensiones. Tres personas son las encargadas del material de toda la expedición, una odisea. Las jugadoras sólo llevan en el avión la maleta de mano, casi vacías. Siempre les proporcionan la ropa diaria, con lo que no tienen que preocuparse por eso ese factor. Sólo cuando tienen día libre van de calle. Para poder hacer turismo y pasar un poco desapercibidas. Aunque jugadoras como Alexia o Aitana ya son reconocidas allí por dónde pisan. Los cuartos, en ‘casa’. El siguiente encuentro de España se jugará en Wellington, la nueva ‘casa’ de La Roja. Serán cinco días sin tener que pensar en hacer la maleta. Sin aviones o trayectos por carreteras.