Suiza, ‘cerocerismo’ como filosofía
Solamente ha ganado un partido en este 2023 y han empatado a nada tres de sus últimos cuatro encuentros.
Cerocerismo. Si hubiera que definir a la selección Suiza, vigésima en el ranking FIFA, con una palabra, sería esa. Las helvéticas han empatado a nada tres de sus últimos cuatro partidos, dos de ellos durante este Mundial, en el que apenas suman dos goles a favor y, eso sí, ninguno en contra. Con cinco puntos sumados en tres jornadas, Suiza ha sido la líder de grupo con menos puntuación de las ocho clasificadas como primeras para octavos. Pero con eso ha sido suficiente para igualar su mejor resultado de la historia, obtenido en su primera, y hasta ahora única, participación mundial, en la edición de 2015.
Por posición, los nombres más valorados de las helvéticas están en ataque, que lideran la barcelonista Ana-Maria Crnogorcevic y la delantera del PSG Ramona Bachmann. Mientras, en defensa tienen el nombre propio de Noelle Maritz, futbolista del Arsenal, al igual que una Lia Wälti, que lleva el timón en el centro del campo.
Inka Grings, mítica futbolista que marcó 64 en 96 partidos disputados con la selección alemana, cogió las riendas de Suiza a principios de este año, tomando el relevo de un Nils Nielsen que logró el segundo billete de la historia del país para un Mundial femenino. Aunque su sistema más habitual era el 1-4-4-2, durante el torneo en tierras oceánicas se ha decidido por un 1-4-3-3 que está funcionando.
No obstante, era fácil superar los resultados de un 2023 en el que, antes de la Copa del Mundo, las helvéticas habían disputado seis partidos con un balance de cinco empates y una derrota. El primer triunfo de Grings en el banquillo fue, precisamente, en el debut oceánico ante Filipinas. Bachmann, de penalti, y Piubel hicieron los dos goles con los que Suiza logró sus primeros tres puntos en el único encuentro en el que ganaron la posesión a un rival muy inferior.
Ante selecciones mejores, como Nueva Zelanda o Noruega, las centroeuropeas no han tenido problema en entregar la posesión de balón y esperar pescar en río revuelto en los contrataques o jugadas a balón parado. Ahí es donde tendrá que llevar especial cuidado una Selección española, a priori, superior a una Suiza cuyo plan de partido pasará por cerrarse bien, no encajar rápido y desesperar a su rival de cara a portería. Bajo palos estará una Thalmann que jugó en el Betis las dos últimas temporadas y colgará los guantes al acabar el Mundial...