SELECCIÓN ESPAÑOLA | ALBA REDONDO
“Mis muñecas están en cajas”
Alba Redondo (Albacete, 1996) es una de las internacionales que debuta en un Mundial con España y lo hace a ritmo de goles y pensando siempre en ir a por todas en el campeonato.
Alba Redondo (Albacete, 1996) es una de las internacionales que debuta en un Mundial con España y lo hace a ritmo de goles. Tímida pero sonriente, la jugadora del Levante admite que está viviendo un sueño y que van a por todas en el torneo.
Alba Redondo está jugando un Mundial... ¿se lo cree?
-Hasta hace poco no me creía que estaba aquí. Se hizo realidad por fin con el debut. Estoy en una nube, pero con los pies en el suelo y trabajando a tope.
¿Le llega el calor de la afición desde España?
-Estoy en contacto directo con mis familiares, con amigos. Y admito que leo mucho en redes sociales, en Twiter. Siento que tenemos mucha repercusión en España.
¿Y cómo son esos mensajes?
Son mensajes de positividad, mensajes de apoyo, mensajes de ánimo, todo es positivo.
Tengo que preguntarle por las redes sociales, ¿cómo lo lleva?
A veces cuesta un poco, pero al final nos tenemos que quedar con las sensaciones propias de dentro del campo. No es que me quedé con lo que yo pienso solo. Me quedo con opiniones de gente que tengo a mi alrededor, que obviamente sabe de fútbol. Yo misma me puedo equivocar…
¿En qué momento está Alba Redondo de su carrera?
Hoy en día me siento muy bien, valorada. Me siento con muchísima confianza y con energía de seguir trabajando a tope. Preparada para lo que venga.
¿Cuál es esa opinión que tiene más en cuenta? Esa que más le afecta…
La gente de mi familia, por supuesto. Siempre su opinión es la que más me llena. También porque son muy, muy críticos conmigo. Eso es lo que les pido, que siempre me den una razón objetiva con lo que pasó en el campo. Como son tantos, podría decirle que mi hermano, mi pareja y bueno... es verdad que los padres a veces no son muy objetivos (risas).
¿Cómo está el equipo?
Yo veo a la Selección como nunca. El grupo está bien, con confianza.
Ahora a Alba le va todo rodado, pero habrá habido épocas en el pasado que no era tan bonito, o no llegaban los goles…
Claro. Por eso el trabajo psicológico es tan importante, para saber aguantar la presión. Me echaba encima la culpa y me decía ‘por qué no has tenido ocasiones si eres delantera…’. A raíz de trabajar esa presión y los goles, sé que tarde o temprano van a llegar.
Y llega a la Selección para compartir vestuario con otras pedazo de delanteras…
Nos damos muchos consejos entre nosotras porque al final somos esa parte específica del fútbol. En ese sentido nos retroalimentamos mucho.
Por ejemplo, con Esther, las dos nueves, ¿se dan consejillos?
Sí. Además, yo la considero como una amiga. Tuve un pasado con ella en el Levante. Me congenio muy bien dentro del campo, sus movimientos… Somos compañeras que estamos para apoyarnos y que cada una haga la mejor versión. No hay ninguna guerra de ninguna contra la otra. Si mete ella, genial, me alegro.
Ahora le pregunto por el Levante, con el que acaba de renovar…
El Levante es mi hogar, siempre lo será por lo que hizo por mí. Salí de Albacete y ellos me acogieron hasta llevarme a jugar la Champions. Es algo soñado… Me ha dado la oportunidad de mejorar como persona y también como futbolista.
¿Cómo fueron esos inicios?
Empecé jugando en el colegio. Era la niña que jugaba con los niños. Las chicas estaban a otras cosas. De ahí pasé a un club de barrio. Y al año siguiente tuve la opción de pasar al Albacete Balompié. Estuve hasta los 21 años que fiché por el Levante. Desde ese momento, ha ido todo lanzado…
¿Cómo era esa Alba niña? ¿Había alguien en la familia que le contagió ese amor por el fútbol?
No tengo muchos recuerdos de como empecé a darle patadas a un balón. Simplemente en mi casa, mi padre y mi hermano eran futboleros. Mi madre, pero menos, y ahora es la que más. Pero diría que fue por mi hermano. De ir a verlo jugar, de coger un balón en el entrenamiento, de pedirle permiso entrar para poder mientras ellos calentaban…
Las muñecas no eran su fuerte…
Cero muñecas, todas las muñecas que me regalaban se las daba a mi madre y algunas están en la caja intactas.
Hace unos días tuvo la suerte de compartir unos minutos con Iniesta.
Pude charlar con él unos minutillos. Fue muy natural, me dio muchos consejos que me voy a quedar para mí. No lo voy a poder olvidar nunca.
Ambos han hecho historia para vuestra tierra…
Me enorgullece mucho la verdad porque al final es mucho trabajo detrás. La familia también lo sufre, Por mi parte es un tremendo orgullo representar a mi ciudad, representar a mi Comunidad.
¿Cómo es Alba en la intimidad?
Es una chica bastante tímida. Es muy de ella, muy de su familia, muy risueña. Siempre me gusta estar sonriendo.
Ahora qué habla de sonreír, ¿quién hace sonreír a esta Selección?
Hay personas aquí que son mucho más graciosas que yo. Jenni, Esther, Rocío, Oihane, Claudia… hay bastantes. Hay cachondeo.
¿Tiene manías?
Para saltar al campo soy muy maniática, no pisar las líneas, ponerme primero la bota derecha. Si la coleta no está bien…Pues estoy como perdida.
¿Cómo es Vilda?
El míster siempre ha mostrado confianza en mí, aparte de transmitirme sus palabras aquí, yo he mantenido contacto con él durante toda la temporada. No me dijo ‘tienes mi confianza, no, así como tal’. Pero lo sé. Él ha visto mi evolución desde las categorías inferior hasta llegar a la absoluta. En este tiempo me ha ido dando consejos de cara a todo lo que venía.
¿Ha temido lesionarse justo antes de una cita como esta?
Es inevitable pensarlo, pero no hay que poner el foco en eso. Cuanto más se piense, peor.
Su mejor posición en el campo
Jugar por la izquierda es una opción para mí, pero soy delantera. O arriba o abierta por la izquierda está bien.