El parte médico más temido

Un total de 19 futbolistas de equipos de la Primera División Femenina se han roto el ligamento cruzado anterior (LCA) de la rodilla o la plastia (injerto para su reparación en quirófano) en este 2022. Barcelona y Levante, con tres jugadoras, son los más castigados por una afección cuya mayor incidencia en mujeres, según indican los expertos, se debe a factores biomecánicos y hormonales. “Ellas sufren la lesión una de cada 100, mientras que en hombres es uno de cada 300″, explica el doctor José González, exjefe de los servicios médicos del Atlético con 45 años de experiencia en la profesión. No obstante, el porcentaje asciende hasta un alarmante 5% de incidencia en la máxima categoría femenina de fútbol. Este es el ‘Informe Negro’ de la Liga F.

Fuera de él se quedan Real Madrid, Real Sociedad, Betis y Levante Las Planas, cuyas plantillas no se han visto afectadas este año por esta plaga del fútbol femenino cada vez menos silenciosa. En el lado opuesto están el Barcelona, con las roturas de LCA de Alexia Putellas, sufrida con la Selección en julio, Jana Fernández y Cata Coll; y el Levante, con las de Lucía Gómez, ahora recuperándose de su recaída en el Villarreal, Andreea Paraluta y María Valenzuela, que también recayó.

“El principal factor de riesgo de sufrir una rotura del cruzado es que ya hayas tenido una”, explica Mario García, especialista en fisioterapia deportiva, acerca de estas roturas de la plastia de Gómez y Valenzuela. También fueron recaídas los casos de Stephannie Blanco (Sporting Huelva) y Nazareth Martín (Sevilla). “No se habla de esto, en Estados Unidos no se permite que vuelvan a jugar hasta pasado el año y así debería ser”, defiende González.

El que fuera jefe de los servicios médicos del Atlético se encarga también de detallar cuáles son esos factores biomecánicos que pueden provocar que las lesiones de LCA sean más comunes entre jugadoras que entre jugadores: “Las mujeres tienen una pelvis más ancha y las rodillas tienden a juntarse más durante la carrera; la escotadura intercondílea es más estrecha, por lo que hay más posibilidades de rotura; el Ángulo Q es mayor que en hombres y la rodilla sufre más”.

Además, González descarta la influencia del césped artificial (”los antiguos eran ‘machacarrodillas’, pero los de hoy son maravillosos”) y apunta al hormonal como un factor “considerable”: “Los estrógenos influyen en los niveles de colágeno y estos a su vez pueden alterar la biomecánica de la rodilla en determinadas fases de la menstruación”.

El fisioterapeuta Mario García le secunda y explica cómo en la fase de recuperación de estas roturas de ligamento cruzado anterior se puede trabajar en función del ciclo menstrual: “La fase folicular, en la que se segregan más estrógenos, es un buen momento para trabajar la fuerza muscular y la movilidad de la rodilla. Mientras, en la lútea, con la progesterona, está bien centrarse más en la propiocepción”.

Ambos expertos coinciden también en destacar que la mayoría de lesiones de LCA en mujeres se producen sin traumatismo. “Todas las estadísticas que manejamos tienen la misma tendencia: un 70% se producen sin contacto con la contraria”, señala González. De cara al futuro, el hoy director del Centro Médico Deyre concluye: “Por muchos sistemas de prevención que pongamos, las roturas de LCA seguirán produciéndose porque las lesiones son inherentes al deporte y a mayor actividad deportiva y mayor intensidad del deporte, mayor número y gravedad de las lesiones”.

Cinco ‘Tops’ afectadas

Nadie escapa de la temida rotura del ligamento cruzado anterior. La dos veces Balón de Oro Alexia Putellas está en pleno proceso de recuperación de esta lesión, igual que otras que la acompañaron en el Top-20 de mejores futbolistas del mundo publicado por France Football. Miedema (Arsenal), la número 11, fue la última en caer. Antes también sufrieron dicha lesión en este 2022 su compañera de equipo Beth Mead (2ª), la estadounidense del Lyon Macario (9ª) o la delantera francesa del PSG Katoto (17ª).