Qué fue de Suker, el delantero croata que triunfó en el Real Madrid y Sevilla
El croata fascinó al público español en el club hispalense primero y con los blancos después, donde se proclamó campeón de Europa.
Davor Suker fue uno de los delanteros más emblemáticos de la década de los 90, perteneciente a esa generación yugoslava de genios formada por Jarni, Boban, Prosinecki o Mijatovic. Todos fueron capaces de ganar un Mundial juvenil sin perder ni un solo partido, mostrando hace ya 30 años el potencial que anticipaba una posible selección yugoslava que el mundo del fútbol casi no pudo disfrutar a nivel absoluto.
El atacante dejó una huella imborrable en el fútbol, de esas que permanecen a día de hoy, consolidándose como un referente en el Real Madrid y Sevilla. Prueba de ello es que más de dos décadas después de su retiro, su nombre sigue resonando entre los aficionados al fútbol. Pero, ¿qué ha sido de este icono croata?
El ascenso al estrellato: de Osijek a Sevilla
El delantero empezó a dar patadas al balón en el NK Osijek, club de su ciudad natal y pronto se convirtió en uno de los jóvenes con más talento del país, formando parte del equipo juvenil yugoslavo que fue campeón del mundo en Chile en 1987. Su olfato de cara a portería le hicieron convertirse en uno de los delanteros más letales de La Liga, anotando 76 goles en 153 partidos. Con estos números, no era de extrañar que entrase en la órbita de los más grandes. En primera instancia recaló en el Dinamo de Zagreb, donde solo duró dos temporadas.
La razón no fue otra que la guerra de independencia de Croacia y la posterior extensión a Bosnia-Herzegovina, que le hizo tomar la decisión de dejar el país. Suker tenía varios pretendientes, pero se acabó decantando por el Sevilla.
En el club andaluz, su capacidad para definir de cara a portería, su habilidad técnica y su instinto goleador lo hicieron destacar en un equipo que buscaba consolidarse en la élite del fútbol español. En Sevilla fue todo un ídolo. No podía ser de otra manera cuando en su primer partido en el Sánchez Pizjuán anotó un doblete contra la Real Sociedad. Nervión le vería convertirse en uno de los mejores goleadores de las grandes ligas europeas.
En las dos primeras temporadas acumuló un bagaje más reducido, pero en la tercera se quedó a las puertas de un Pichichi que solo fue capaz de arrebatarle Romario con 30 goles. El croata se quedo a seis tantos, con 24 en 33 partidos. Tras cinco temporadas a orillas del Guadalquivir, donde compartió minutos con Diego Armando Maradona o Diego Pablo Simeone, el Real Madrid llamó a su puerta en 1996.
El éxito en el Real Madrid
En sus tres años en el Bernabéu, el delantero se ganó un lugar en el corazón de la afición blanca, especialmente tras su primera temporada en la capital, en la que anotó 24 goles en LaLiga, fundamentales para que el Real Madrid se coronara campeón. El croata se ubicó como el tercer máximo goleador de la competición española, solo por detrás de Ronaldo Nazario y Alfonso Pérez. Aunque en su segunda temporada su producción goleadora disminuyó a 10 tantos, Suker alcanzó el mayor éxito de su carrera al conquistar la Copa de Europa con los blancos. La Séptima, una de las más esperadas y celebradas por la afición madridista, la que puso fin a una sequía de más de treinta años sin títulos europeos.
Sin embargo, su importancia en la capital española empezó a decaer en la temporada 1998/1999. En esa campaña y tras realizar un gran Mundial en Francia, la participación de Suker en el Madrid bajó notablemente. Así, disputó sólo 26 partidos entre todas las competiciones en los que hizo cinco goles. Y como el Bernabéu no tiene memoria, sus pobres números le llevaron a marcharse a la Premier, aunque el Sevilla peleó porque regresará al Pizjuán.
El ocaso de su carrera y su retiro
El croata jugó durante dos años en la liga inglesa, pasando una temporada con el Arsenal y otra con el West Ham. Con los ‘gunners’ logró superar la marca de 10 goles y estuvo a punto de conquistar la Copa de la UEFA en el año 2000, que finalmente perdieron en penaltis contra el Galatasaray. Al finalizar la temporada, dejó el norte de Londres para trasladarse al este, al barrio de West Ham, que da nombre al club. Con los ‘hammers’ jugó solo 11 partidos antes de marcharse al 1860 Múnich al final de la temporada.
En el club alemán, Suker jugó dos temporadas, donde dejó sus últimos destellos de calidad, cuando tuvo minutos, claro. Ejemplo de ello es el doblete contra el Gladbach en el último encuentro de su primera temporada. Fue en Múnich donde marcó sus últimos goles y dio sus últimos pases, antes de decir adiós al fútbol profesional.
Leyenda de la selección croata
El croata formó parte del equipo juvenil yugoslavo que ganó el Mundial y representó a Yugoslavia en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, aunque la selección tuvo una actuación discreta, quedando eliminada en la fase de grupos tras haber conseguido el bronce en Los Ángeles 1984.
Con la disolución de Yugoslavia y la formación de Croacia como nuevo país, Suker debutó con la selección croata el 22 de diciembre de 1990. Con Croacia, tuvo actuaciones memorables, siendo fundamental en la clasificación para la Eurocopa de 1996, anotando 12 goles en 10 partidos durante la fase de clasificación. En ese torneo, anotó tres tantos en cuatro encuentros, incluyendo aquella vaselina sobre el portero danés Peter Schmeichel que quedó grabada en las retinas de los aficionados al fútbol. Lógico era que acabase siendo incluido en el equipo ideal del torneo, a pesar de la temprana eliminación croata en la primera fase.
Aunque ya había mostrado un buen nivel en la Eurocopa de Inglaterra, su momento culminante llegó en el Mundial de Francia en 1998, donde Croacia alcanzó un histórico tercer puesto. El mejor resultado de la nación balcánica en un Mundial hasta 2018. Suker ganó la Bota de Oro del torneo con seis goles en siete partidos y fue galardonado con el Balón de Plata, solo por detrás de Ronaldo Nazario.
Durante ese Mundial, el futbolista dejó una imagen icónica al tomarse el pulso antes de lanzar un penalti ante Rumanía que, por cierto, anotó, asegurando el pase a cuartos de final. Su sueño mundialista acabó, sin embargo, en semifinales contra Italia, cuando un doblete de Lilian Thuram acabó con la gesta de Suker y compañía.
El adiós del mito croata llegó tras el Mundial de Corea y Japón 2002, en el que apenas jugó una hora. Cerró su carrera internacional con 71 partidos, dos con Yugoslavia y 69 con Croacia, acumulando un bagage total de 45 goles, convirtiéndose en el máximo goleador histórico de los Vatreni.
La vida después del fútbol
Tras colgar las botas, el ariete no se alejó del mundo del fútbol. En 201 fue elegido presidente de la Federación Croata de Fútbol, cargo que ha ocupado desde entonces. También ha sido embajador del fútbol croata y europeo, participando en diversas iniciativas para promover el deporte entre los jóvenes.
Davor Suker es recordado no solo por sus goles y títulos, sino también por su dedicación al fútbol. Su influencia se extiende más allá de los terrenos de juego. Hoy, su nombre sigue siendo sinónimo de calidad y éxito, tanto en Croacia como en España, donde su legado continúa vivo en la memoria de los aficionados.